sábado, 31 de marzo de 2018

Uno doble de gratitud


Recibo las liquidaciones de una editorial, y los resultados son tan humillantes que incluso yo, que me doy por muerto, me sonrojo. Estoy a punto de clamar al cielo con el puño cerrado y la tierra roja de Tara contra la falta de delicadeza de la editorial que me envía números como bofetadas, cuando recuerdo que a veces he lamentado, Nemoroso, que otras editoriales no me hayan echado nunca ninguna cuenta.

Y entonces me decido por la felicidad. Me niego a quejarme por una cosa y su contrario, como si fuese un posmoderno.

A las que jamás me rinden cuentas, mi gratitud hasta las lágrimas por su delicadeza; a la que las rinde, gratitud sonriente por su profesionalidad, que, me permite un último ejercicio cuaresmal y, además, el desbordamiento de la gratitud por partida doble.

Ea.


viernes, 30 de marzo de 2018

Petra picta


Treinta años después, justos, echo de menos no haber estudiado mucho más Derecho Romano. Gran conflicto en casa. Enrique encontró una piedra muy chula en la playa y se la trajo a casa. Carmen la encontró en un cajón y la pintó estupendamente. Ahora discuten la propiedad, si el dueño de la piedra, si la autora del dibujo indisolublemente unido a la piedra. La respuesta del derecho barbárico (tirar la piedra a la basura) está vedada por un mínimo de sensibilidad artística. Y tengo la sospecha de que el Derecho Romano tenía una solución para este caso. 

Mis hijos esperan la sentencia.


miércoles, 28 de marzo de 2018

Aparcar


Mi primo Fernando me tiene al día de las curiosidades del Puerto, que él vive a pie de obra. Me dice hoy por la calle: "Mira, éste es el nuevo coche de la policía secreta". Quedo la mar de sorprendido. Es un renault normal, tirando a feo, marrón y beige. "No será tan secreta, ¿no? ¿Tú cómo lo sabes, eh?" Se encoge de hombros y me dice: "Porque aparcan, fíjate, en este sitio reservado a la policía".

Me fijo, y sí. 

Realmente, en el Puerto, lo del aparcamiento está fatal. Se les comprende a los de la secreta.




domingo, 25 de marzo de 2018

Más grande aún que mi vanidad


Vi por encima la carta que envía a Nuestro Tiempo la filósofa (y poeta) Marcela Duque. Me encontré mi nombre en negritas y exulté. Además, por la compañía, Alejandro Llano y Jaime Nubiola, ea, y por el motivo, dando sentido a tantas críticas de poesía y comentarios míos. Qué maravilla.

Pensé precipitarme y echarle una foto a mi párrafo y fardar en twitter.

Esperé a leer el artículo entero, domando mi hybris, y qué maravilla de texto en su aparente narratividad: cuánta distancia de los tiempos, cuánto justo activismo social, cuánto amor a la filosofía, cuánto a la poesía, qué hondura. Pero no me escuchen. Lean. Lean.



sábado, 24 de marzo de 2018

Entrevista recuperada


Descubro que no traje aquí la entrevista que me hizo Gonzalo Altozano. Y ahora la releo y me gusta mucho. No la traje porque Altozano me dejó agotado. Se la había preparado tan bien que, en vez de preguntarme cosas más o menos generalistas, me examinaba sobre lo que escribí hacía siete u ocho años. Si respondía algo distinto, afeaba mi incoherencia. Acabé como el que ha pasado unas oposiciones, exhausto de rebuscar por mi memoria las viejas ocurrencias.

Sin embargo, mereció la pena. Y en ningún sitio se dice que los entrevistadores tengan que hacer la vida agradable a los entrevistados.


viernes, 23 de marzo de 2018

Rayos y truenos saqueado



Si hay algo por lo que tengo que defender Rayos y truenos es porque lo necesita mucho. Hace ya años que saqué de aquí los comentarios de actualidad, porque en el periódico me los pagan. No fue una gran pérdida, aunque sí de periodicidad y constancia. Ahora, el mismísimo barbero del rey de Suecia se ha mudado a Nueva Revista. Me estoy quedando aquí sólo, a la intemperie, apenas con un puñado de vosotros, lectores inaccesibles al desaliento, con mis hijos y con Leonor. Razón de más para defender el blogg, porque sois las tres cosas que yo más quiero.


jueves, 22 de marzo de 2018

Cernícalos enamorados


Se me pasó volando la primera golondrina. La vi estos días de tormenta y la imaginé sorprendida, como esos veraneantes que no se esperan que aquí no siempre brille el sol. Y ahora el cielo azul esmaltado por el agua está lleno de ellas, de aviones y de vencejos. Si la primera golondrina no se recoge, se nos va volando.

Para que no me pase lo mismo, los dos cernícalos que se hacían la corte, fiebre primaveral, con vuelos circulares, veloces, vertiginosos picados, airosos ascensos... Recordé a Dante y el canto V del Infierno, y comprendí que el sabor a gloria lo da la verticalidad. Allí giran como estorninos en redondo, no van arriba y abajo y arriba, que es la gracia. Eran una imagen del amor, de la alegría.

Parecían primeras golondrinas.


viernes, 16 de marzo de 2018

Flatito


En el almuerzo se me escapó un flatito, como a un niño. Nada grave, diría yo. Pero con el rabillo del ojo vi que Leonor se había ruborizado, qué digo ruborizado, se había puesto roja como un tomate, ¿cómo un tomate?, qué disparate, roja como una cereza, con brillo. Me dio lástima por ella. Y por mí. Y, por otro lado, qué mona estaba, qué conyugalmente adolescente. Ya estuve ponderando hasta los postres si tenía que arrepentirme o solozarme.


jueves, 15 de marzo de 2018

Hoy


"Mira esa nube,

papá", oye mi hijo...

Y recuerda este día.



miércoles, 14 de marzo de 2018

Catecismo


Carmen estudia su catecismo de memoria, como corresponde. Nosotros le tomamos la lección haciéndole las preguntas.

"A ver, Carmen: ¿Qué es el cielo?"

Enrique pasa por allí y, mientras Carmen toma aire para responder de corrido, responde:

"El cielo es el otro barrio".

Nos parece una respuesta ortodoxa, con la gracia que esperamos en esa circunstancia y también la distancia necesaria. Sobresaliente en doctrina.


domingo, 11 de marzo de 2018

La máscara


Ayer, con la lluvia, pusimos La máscara  a los niños. Luego me entraron ciertas dudas de que fuese una película infantil del todo, pero, por lo visto, mis cargos de conciencia son muy lentos, porque cuando llegué, ya estaban por el final de la película, que vi con ellos. Estaban en la escena en que el chica y el chico van a desprenderse de la máscara y él tiene ciertas dudas porque, le dice a ella, a partir de ahora sólo quedaré yo. Ella sonríe, le quita la máscara y la tira al río. Ea.

Quizá si hubiese visto la película entera estaría menos simbólico y mucho menos romántico, pero vi claro que el amor es eso: desenmascarse, quedar sólo uno, pero no solo.

sábado, 10 de marzo de 2018

Complejo de Quijote


Ayer, nada más mandar mi artículo de hoy, me entró complejo de Quijote. ¿Y si ahora, en vez de ayudar a Davinia y a Alberto, les echan una bronca por exceso de celo en sus devoluciones? Los veo como a esos a los que don Quijote creía ayudar, como el pastorcillo aquel, y les complica más la vida.

En quince días voy a volver por la tienda para certificar que todo haya acabado bien.


viernes, 9 de marzo de 2018

Ser poeta es un poema


La hija de un amigo [el de la vespa] tiene que hacer un trabajo escolar sobre poesía y le pide a mi hermano Jaime que le mande una grabación recitando. Esto es lo que ocurre:




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* * y un largo etcétera * *

sábado, 3 de marzo de 2018

Corazón de Quique





Enrique me ha regalado, sin porqué, este corazón. Está el dibujo de Leonor con Carmen en brazos y de mí con él en brazos que parece rupestre. Luego está el texto, que es aun mejor. Resume perfectamente lo principal de la historia de nuestra familia:


LA BODA 
Cuando mi madre y mi padre se casaron les regalaron muchas cosas y después, o sea, 9 años, nació mi hermana. Un año después, o sea, nací ¡yo!

Lo de los regalos no es que el chiquillo sea muy materialista, sino que en casa, a menudo, de cualquier cosa, les decimos: "Mirad, éste fue un regalo de bodas de Fulanito o de Menganito, qué chulo, eh". O sea, que todo perfecto.

viernes, 2 de marzo de 2018

Compensación


Tuve una mañana amarga, pero el IES, zalamero, no iba a dejarme ir sin una dulce compensación. A última hora, cuando me dirigía a jefatura a recoger, como don Quijote de vuelta a su aldea, me di cuenta de que había varios alumnos esperando a sus novios o a sus novias en el pasillo. Ellos habrían salido antes del timbre (ejem) y habían rechazado la tentación de irse a la calle a galope tendido y allí estaban esperando, con una mansedumbre muy sanadora, tranquilos, ilusionados, como en los años 50, a que, nunca después del timbre, hiciese su apoteósica aparición el ser amado.

Recordé a Luis Rosales:

¿EN QUÉ CONSISTE LA PLENITUD? 

Si llega tarde a la cita, 
la espera forma parte 
de la alegría.

Aunque su versión para mi IES más bien sería:


Llegaré antes que tú, 
porque, como llegue en punto,
me quedo sin plenitud.  

El día, a fin de cuentas, no había sido tan amargo.


jueves, 1 de marzo de 2018

Queja e imagen


Yo tendría que ser mucho más ordenado, pero mi desorden no me deja. Quería pagar inmediatamente una factura, pero, cuando fui hacerlo, había perdido la factura. Tuve que llamar (sin éxito) a la empresa, escribirles un correo electrónico, esperar y pagarles después. Eso paso hace tres días. Ayer, abro un libro que quiero leer todos los días un poco, y allí, de marcapáginas y recordatorio estaba la factura. No había podido leer el libro, entre otras cosas, por el ajetreo de la factura perdida.

Al menos he ganado una imagen de lo que, si no, parecería un juego de palabras: el desorden me impide ser ordenado, definitivamente.