[Esta vez las doce campanadas me han cogido desprevenido. ¿Ya se ha acabado el año? ¡Si acababa de empezar...! En vez de darla con las uvas de otro autor, como otros años, he revisado algunos aforismos que he escrito en los márgenes del año. Que el 2019 sea más lento, más feraz en aforismos y tan feliz y tan campante, campana sobre campana, como éste]
Días muy largos hacen semanas muy cortas y años instantáneos.
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No estar atento al presente es como el niño mimado que recibe regalos y ni les
quita el papel.
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Era tan partidario de la existencia, que hasta la cruda realidad le parecía
un steak tartar.
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Cara
de asco
El asco será por algo, sí,
pero mucho cuidado porque la cara es la tuya.
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El Purgatorio es igual que
el escritor que sigue corrigiéndose en galeradas y aún en ferros.
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Leo que «Laetitia» que
viene de «latus», ancho. Y debe de ser, porque los tristes resultan siempre tan
estrechos…
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El culmen de la libertad es
entregarla.
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Lo malo que tiene el ascetismo: visto desde fuera y juzgando por los
resultados, siempre se queda corto.
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La belleza, además,
defrauda a Hacienda.
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LEER
Con pasión sin compasión.
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¿Se notará tanto mi vanidad
como la de los demás?
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El dolor explica el tiempo
y la alegría, la eternidad.