domingo, 31 de diciembre de 2006

Las uvas con Eloy

Y cómo pasa el tiempo, que es lo que hoy toca decir. Y sentir. Ayer no más me entusiasmaba repetirme cada 31 de diciembre aquel soneto de Jon Juaristi.
SAN SILVESTRE, 1985

Otra vez me han plantado. Ya me veo
enfangado en el güisqui solitario.
A mi edad, sin embargo, es necesario
vigilarse el riñón. Me acuesto y leo.

Las nocheviejas me deprimen. Creo
que las voy a borrar del calendario.
Para el muermo no habrá otro aniversario
ni ganará a mi costa el jubileo.

Vuelvo, hasta que me pesa la cabeza,
a una lectura amena y provechosa:
La Regenta (edición de Juan Oleza).

Y me duermo seguro de una cosa:
tampoco ganaré el año que empieza,
el concurso de tangos de Tolosa.
Aunque ya lo de los tangos de Tolosa me parecía excesivo, el endecasílabo "enfangado en el güisqui solitario" me entusiasmaba. Cómo pasa el tiempo. Ahora este soneto ha bajado bastante en mi estimación. Sin embargo, hay otro Jon Juaristi, el pequeño Juan, el solitario, el de un puñado de poemas estremecidos, que valoro incluso más que entonces.

De él hablaremos otro día, porque este mes lo estoy pasando acordándome sólo de Eloy Sánchez Rosillo y de su "Diciembre":

Se acaba el año y casi nada hiciste
de lo que en este tiempo, vagamente,
te proponías hacer. Pero has escrito
unos cuantos poemas.

-____---------------------(Sé sincero
y di que lo demás no te importaba.)


Y estos versos me consuelan mucho, a pesar de que no me los puedo aplicar del todo. Por dos motivos, uno triste y el otro alegre. El primero es que apenas he escrito poesía, tan distraído con los artículos y el blogg. Y el segundo, por el que me alegro, es que lo demás, cómo pasan los años, lo demás sí que me importa. Y mucho.

sábado, 30 de diciembre de 2006

O no

Ayer dudaba entre varios temas para traer hoy aquí, y sin saberlo qué felicidad. Esta mañana, estos dos golpes terroristas, que disipan mis dudas y mi felicidad. Lo de esta mañana se comenta, espero, solo.

O no.

O no.

O no.

O no.

O no.

O no.

O no.

Lo del aborto tendremos que comentarlo nosotros, ustedes y yo me refiero. O no.

viernes, 29 de diciembre de 2006

Mia Sarah

Creyendo que era una película argentina, fui a ver Mia Sarah. Creo que no estropearé el final a nadie si cuento que en un momento dado el protagonista (no revelaré si nostálgico o eufórico) confiesa que el único día feliz de su vida fue aquel en el que cenó con la protagonista. Yo, entonces, sentí la necesidad imperiosa de susurrarle en la penumbra de la sala lo mismo a mi acompañante, que contestó: “Magnífico, pero ¿cuál de ellos?”

Restando cenas de empresa y algún viaje de trabajo, y sin contar el noviazgo, mi mujer y yo hemos cenado juntos unos trescientos cincuenta días al año durante seis años. O sea, una infinidad de cenas, en las que ha habido de todo, desde tortillas francesas a soufflé de pato con salsa de hongos. Está visto: una frase hecha, aunque redonda, no tiene por qué acoplarse bien a uno y su circunstancia.

Con el tiempo lo cómodo es echar cierta costra de cinismo y asumir que la emoción del enamoramiento se evapora como un frasco de perfume. Pero el cinismo es la defensa del que abandona la defensa. Así que mientras la película seguía con su historia (bastante divertida, por cierto), yo pensaba también un poco en mi propio dilema.

La emoción auténtica sólo puede mantenerse con realismo y sentido común. A estas alturas de la película (de la nuestra), en vez de la frase ésa del día único, por muy chula que me parezca, yo tengo que decir: “Los días más únicos de mi vida son los muchos que cenamos juntos”. O mejor aún: “La vida más única de mi vida la cenaré contigo”. Con algo de inventiva y de ingenuidad y hasta de películas dulces, que inspiren, el romanticismo no muere, se transforma.
[Publicado en Alba]

jueves, 28 de diciembre de 2006

Gracias, gracias

Acabo de recibir el premio BlogCompostela al mejor blog 2006. Y estoy que estallo de entusiasmo. No es para tanto, me recordará algún anónimo de los que llevo en mi blogg como los generales romanos en la cuadriga al esclavo que les susurraba al oído: "recuerda que eres mortal". Bien sé, y eso ha sido una de las mejores cosas del 2006, que Arp es mi maestro y mi amigo (véase mi lista de enlaces/ensalces), pero eso, para mí, lejos de quitarle mérito al premio, se lo da. Hay quien únicamente valora los aplausos de los contrincantes (véase el PP). Cierto, cualquier aplauso está bien, pero a mí la admiración antagónica me escama bastante. Una cosa son sus tibios elogios, que dicta la hipocresía social y que siempre son bienvenidos y correspondidos; y otra, el énfasis, que ya mosquea: ¿qué estaré haciendo mal?, me pregunto entonces. En cambio, cuando es amigo quien te aprecia, uno tiene la seguridad de que lo hace según una escala de valores valiosa o al menos valorada, valga la re[quete]dundancia.

Releo lo escrito y veo que el famoso usuario anónimo podría saltarme ahora a la yugular y espetarme: "Bueno, pues lo mismo pasó con A. Gamoneda y Z. Presidente; y bien que te dejaste caer..." Claro, pero eso nos llevaría a la indispensable distinción estre la potestad (que es lo que tiene ZP: poder) y la autoridad (que es lo que tiene Arp, autor del protoblog). Si mi amigo Enrique Lobatón de la Guardia, i. g. (ingeniero agrónomo), considerase mi blogg como el mejor de la galaxia, vale, bien; pero si pensase que sé cuidar del jardincillo del adosado, ¡vaya, sería ascender muchísimo en mi propia consideración como jardinero! Pues lo mismo: muchas gracias, Compostela.

miércoles, 27 de diciembre de 2006

martes, 26 de diciembre de 2006

El tipógrafo virtuoso

En la primera página de A decir verdad, José Luis García Martín se pone byronic. Pero en el primer párrafo le salta esta errata: "Ningún pescado me sería ajeno, ni tampoco ninguna virtud". Trato de ser (por la cuenta que me trae) muy indulgente con las erratas en los libros de otros, y ésta no me parece mal, sino todo lo contrario. Imagino que mientras picaban (je, je, picaban) el texto, el subconsciente de alguien rechazó la parte licenciosa de la frase. O puede que todos los pecados que le hubiese gustado saborear a García Martín en su ensoñada vida de Lord inglés fuesen los de la gula en su versión piscívora. O puede que maquetaran la página un viernes de Cuaresma.

lunes, 25 de diciembre de 2006

Villancico aunque de barro



Aprovechando que internet es instantáneo, os mando mi felicitación de Navidad en la misma Nochebuena. ¡Feliz Navidad!

El retrato es del pequeño Nicolás, mi sobrino, y el villancico es mío. Se trata de una figurita para el belén poético que año a año quisiera ir montando. Ahí va:

EL PASTOR FIGURÓN

Era un pastor importante
al que trataban de don;
cabalgaba en una mula
de un negocio a otro mejor.

En el pueblo le decían:
"Buenas tardes tenga usted",
y él sólo se codeaba
con los de Jerusalem.

Pero una noche de invierno
un ángel le señaló
el camino de la estrella,
y le entró la vocación.

"Ya llamadme pastorcillo
y plantadme en el belén
que aunque de barro no corra
miraré siempre hacia Él".

domingo, 24 de diciembre de 2006

Brindis del superviviente

He sobrevivido a la primera comida con la familia política (que tiene su mérito porque si la ministra de Sanidad llega a ver esas fuentes repletas le da un ataque de histeria), he sobrevivido a los laberintos y a los jardines de las Hespérides de las múltiples librerías (dejándome eso sí, media tarjeta de crédito en el envite), he sobrevivido incluso a una película española (más aún, he salido encantado de Mia Sarah) y parece que voy a sobrevivir al frío.

Tiritando, he caído en la cuenta de que el frío no es otra cosa que la ausencia de calor, y he vuelto a admirar a Dante que, viendo clara la analogía con el mal, puso el centro de su infierno a muchos grados bajo cero en contra de la iconografía clásica. Y he vuelto a adorar al Niño Jesús, que eligió estas fechas, cuando el día crece, para traernos algo de calor del bueno. Celebrémoslo, ahora que nuestra cintura está más chestertoniana que nunca, con el villancico-brindis de Beades.

sábado, 23 de diciembre de 2006

Aterido aPLAuso madrileño

Cuando el día crece, el frío nace.
Lo dijo Pla y yo se lo aplaudo tiritando por las calles de Madrid.

Y como me dirijo a las múltiples librerías también me recito a Ausonio, esperando que no me abandone. Qué sensato su aviso ahorrador a Filomuso, mi alter ego romano:
Porque tu biblioteca está llena de libros comprados,
te consideras, Filomuso, sabio y gramático.
De igual manera puedes guardar cuerdas, liras y laúdes:
mañana compras todo eso y ya eres un citaredo.

viernes, 22 de diciembre de 2006

Luz, más luz...

Hoy comienzan a crecer los días, y se me ocurre celebrarlo con una entrada metapoética. Porque resulta que, según me informaban ayer, el deslumbrante refrán dice así:

Santa Lucía,
que acorta las noches y alarga los días.
Lo cual nos plantea el problema—fundamental para cualquier poeta— de los muy frágiles y sinuosos límites del ripio, que tantos vates han traspasado de forma, en nuestra opinión, bastante lamentable. Teniendo en cuenta que santa Lucía se celebra el día 13 de diciembre, bien podríamos maliciarse alguno que la han traído al refrán para que ejerza de “palabra o frase inútil o superflua que se emplea viciosamente con el solo objeto de completar el verso, o de darle la consonancia o asonancia requerida”. Además, siendo hoy san Floro, se comete con el pobre hombre una injusticia de las gordas. ¿No habría que decir:
Con san Floro aflora
la luz y gana horas.
Pero no, eso no funciona en absoluto. Corriendo un tupido velo de sombras sobre mis carencias líricas, lo de Floro no fructifica porque es un prodigioso acierto poético que sea Lucía, santa patrona de los ojos y de la vista, la que se adelante [el subrayado es mío] a regalarnos, día a día, con una delicadeza muy femenina, más segundos de luz.

Encima, sabemos por la Divina Comedia y por la devoción popular que la santa es intercesora poderosa, capaz del milagro de la luz creciente, entre otros. Seguro que san Floro le cedió caballerosamente esa flor a la luminosa doncellita, virgen y mártir.

En conclusión, cuando existen razones poéticas poderosas, se tiene un margen de nueve o diez días para moverse por el santoral sin incurrir en rima forzada o ripio. Mutatis mutandis, esto se puede aplicar al resto de los supuestos, pidiendo, eso sí, a Santa Lucía que nos conserve la vista.
***
PROPINAS.- Como era natural en tiempos sin OPAS eléctricas y hasta sin luz de gas, el fenómeno o/y milagro de la luz creciente, fascinaba al pueblo, que le dedicó, según me siguieron informando ayer, más gotas o chispas de sabiduría. También se dice o se decía:
Por Reyes,
lo notan los bueyes.
Yo esto lo considero muy inferior a lo de santa Lucía, y no por afición al santoral, no seáis mal pensados, ni por falta de sensibilidad con las bestias, que conste, no vaya a embestirme la Narbona, sino porque me plantea la duda de si el hipotálamo del buey (como aventuraba J. M. G.) es más sensible a la luz o si es, mmmm, un ripio bovino.

Y otro dicho más, que tampoco es perfecto, a pesar de su carácter profundamente devoto, casi teológico:
Con el Niño alargando
y con San Juan menguando.
El paralelismo entre los dos primos —al segundo le convenía, ¿recordáis?, menguar para que el Otro crezca— es precioso y exacto. ¿Por qué no me gusta tanto, sin embargo? Quizá porque la rima en gerundio es una facilidad demasiado grande que el oído puntilloso que tenemos a pares no perdona. ¡Qué de matices!, como los de la luz, que crecen...

jueves, 21 de diciembre de 2006

Esto no es un villancico

Desde luego que no. Se trata del primero de los Sonetos de la muerte que escribiera Jean de Sponde (1557-1595), que tradujo Mario Míguez (Signos, Madrid, 1988) y que yo he leído (ahora). No se trata, lo aviso, de un villancico, aunque en el fondo y al final…
Mortales, de mortales recibisteis la vida,
una vida que muere en la tumba del cuerpo,
y guardáis como vuestros tesoros de otros hombres,
aquellos cuya vida fue presa de la muerte;

vosotros que observáis que la muerte es constante
y vivís en las casas que fueron de los muertos,
no sentís sin embargo preocupación por ella:
¿cómo es que al recordar olvidáis su recuerdo?

¿Acaso vuestra vida, que adora los placeres,
rechaza los horribles pensamientos mortuorios
sin poder reparar en lo que le es contrario?

Mortales, se os acusa. Yo perdono el error
que forja vuestro olvido: olvidar vuestra muerte
os muestra en sí el recuerdo de vuestra vida eterna.

De este soneto me impresiona, amén de imágenes tremendas como ésa de que vivimos en casas que fueron de los muertos, su sorprendente final, que trae al recuerdo aquella impagable lección de Basho a su primer discípulo, Kikaku. Éste compuso un haiku que mostró, ilusionado, a su maestro:
Una libélula:
si le arranco las alas,
un clavo de pimienta.
Basho contestó: —No. Así has matado a la libélula. Di más bien:
Un clavo de pimienta:
si le pongo dos alas,
una libélula.
Seguro que Jean de Sponde no conocía la historia, pero no le hizo falta. Basho le hubiese aplaudido el soneto. En vez de acusar a los mortales y de recrearse en lo tétrico, supo ponerle a la muerte y a su olvido dos alas de piedad e inteligencia, de transparente verdad. Y entonces, inesperadamente, en el último verso, la muerte salió volando:
Vous montre un souvenir d’une éternelle vie.

miércoles, 20 de diciembre de 2006

Entre comida y comida...

Si siguen así las cosas, vamos a tener que aggiornar la letra del villancico y que la Virgen aparezca peinándose con su peine de plata fina entre comida y comida de Navidad. Lo que no hace falta cambiar, por lo que vemos, es eso de "beben y beben los peces en el río, beben y beben..."

Por suerte, entre festejo y festejo, seguimos recibiendo villancicos. O sin recibirlos, pero visitándolos gracias a las nuevas tecnologías. Tal vez Baltanás haya sido el primero en escribir un villancico virtual hasta con enlaces.

Al buzón, como toda la vida, me ha llegado el de José Mateos, ilustrado por su hijo Emilio. Es emocionante. Leyéndole me ha entrado un calorcillo muy bueno en este día gélido.
VILLANCICO DIALOGADO

--María, dime, ¿qué anuncian
en la noche esas fogatas,
esos cantos y esa estrella
que brilla como la escarcha.
Dime, ¿qué anuncian mis sueños,
María? ¿Y esas campanas
que prometen una vida
eterna como mi infancia?

--Que el amor quiere ser hombre,
José, con dudas y lágrimas;
que en un cuerpo enfermo y débil
quiere encarnar la palabra,
y que Dios quiere ser niño
que berrea y hace caca.

--¿Te has vuelto loca, María?
¡Si esos son cuentos y fábulas!

(Y María se sonríe,
se acaricia el vientre. Y calla.)

Para remate de la dicha, he recibido también el Christmas de la Fundación Caballero Bonald. Y en él, qué gran sorpresa, un poema de Pilar Paz Pasamar, titulado "Maitines", en el que palpita un verdadero sentido navideño. Lo valiente no quita lo cortés, y yo me quito el sombrero sin una pizca de ironía ante la inesperada infracción. ¡Albricias! El poema (con la excepción del primer verso de cada estrofa y los dos finales) no me entusiasma demasiado, por algo redicho, pero, bueno, es Navidad, y además yo también tendré que colgar mi villancico y me interesa dejar claro que en estas fechas misericordiosas la intención es lo que cuenta.

MAITINES
(Monasterio de la Oliva
Carcastillo)

Un solo pájaro despierta el universo.
Un solo trino desenvuelve la enroscada madeja
y en la nave interior, en posturas fetales,
caracolean salmos primerizos,
gira la noria tempranera
y del profundo pozo hasta el brocal del labio
el agua de los salmos adviene como un chorro.

Por Ti madruga el aire,
la semilla se yergue desde el terrón materno;
pugnan por asomar los tréboles,
las ramas desperezan su postura nocturna,
siente hambre de fiera,
miedo o felicidad el hombre que ha soñado,
madrugan y anticipan su sed los deseosos
pendientes de que Tú descorras las cortinas
y nos des la ración de pan, de alpiste y agua.

martes, 19 de diciembre de 2006

Escrito a principios de septiembre

Ante la perspectiva de empezar mañana las clases, me veo deseando que lleguen pronto las navidades. Pero si pudiera, ¿anularía estos tres meses de más trabajo que se avecinan? Yo creo que si pudiera, que si de verdad pudiera... sí.

Y tengo que acordarme de este día para repasar luego, a finales de diciembre, a cuántas cosas hubiese renunciado voluntariamente: encuentros, lecturas, escritos, angustias vencidas, arrepentimientos, alegrías inesperadas y las otras, esperadas y cumplidas, siempre mejores...

lunes, 18 de diciembre de 2006

Christmas brasileiro

Las felicitaciones de Navidad de los poetas bajoandaluces se (como quiere el tópico) retrasan. Mario Quintana, que no era andaluz (qué más quisiera la realiá nasioná) pero sí un poeta como la copa de un pino, me manda, a través del tiempo, del océano y de las lenguas, esta felicitación navideña:

POSTAL

Ahora, como decía el celebrado
archisofista Valerio:
“El Universo es una mancha
en la perfección del No-Ser”…
Recuerdo esto al intentar mandarte
—ante la pureza intocada
de esta página—
una felicitación
de Navidad. “Pero
—me dice
la página, “esa felicitación
fue mandada hace mucho (pregunta
a los tres Reyes Magos
si no).”
¡Ah, sí, ellos tenían la Estrella!
¿Dónde está ahora?
La gente por aquí sólo encontró después
estrellas pirotécnicas,
estrellitas de mar
y estrellas de generales.
Lo mejor es no hablar y
—en lugar de escribir
cualquier palabra que mancharía
la pobre página, aún desnuda
como la verdad—
dibujar apenas
cosas
sin ningún concepto
que atrapar…
Hoy,
día de Navidad,
yo dibujaría,
pues,
—toscamente—
en esta página
a la Virgen, al Niño y al borrico.
—Imagina
el bien que eso nos haría a los dos…
Porque entonces
yo no estaría
mandándote una idea
apenas…
¡Te mandaría una visión!

domingo, 17 de diciembre de 2006

Fama

Como somos de pueblo nos plantamos en aquel restaurante sin reserva. Cuando nos íbamos con la música (y el hambre) a otra parte, la propietaria, lectora compulsiva de poesía y visitante ocasional de mi blog, me reconoció. Removió el lugar y por arte de magia apareció un rincón para nosotros.

Jamás comí mejor: la cena no sólo fue espléndida, encima estaba sazonada con una pizca de vanidad y regada con abundante satisfacción. Pero no teman por la salud de mi estómago ni por la de mi alma. Estas cosas ocurren —si ocurren— una vez en la vida. Sí que sirvió, además de para que mis amigos le descubriesen un encanto a la poesía, para hacerme una jugosa reflexión.

Para criticar, primero hay que entender; y yo, que no me lo podía explicar, hoy comprendo mejor a quienes se rebajan en televisión, en política o en literatura con tal de conseguir migajas de fama. Ella devuelve, como un espejo de cuento de hadas, una imagen fantástica.

El problema —pensé mientras pedía la cuenta— es el precio. Si tienes que hacer el ridículo y adular al público o al poderoso o a ambos, tu fama, aunque mucha, será mala y, si atrae, es que engaña y te engaña: un espejismo más que un espejo. Yo, que con el episodio del restaurante ya gasté los cinco minutos de gloria que corresponden a cada hombre, seguiré haciendo mis poemas para pocos, entre los que no habrá —por índice de probabilidades— otra propietaria de nada. Mejor que perseguir un premio importante con imposturas es hacer con tiempo la reserva, como todo quisqui.
[En el semanario Alba]

sábado, 16 de diciembre de 2006

Cecília Meireles

ACEPTACIÓN

Es más fácil posar el oído en las nubes
y sentir pasar las estrellas,
que prenderlo a la tierra y alcanzar el rumor de tus pasos.

Es más fácil, también, hundir los ojos en el océano
y asistir —allá al fondo— al nacimiento mudo de las formas,
que desear que aparezcas, creando con un gesto
un signo de esperanza.

No me interesan ya ni las estrellas, ni las formas del mar,
ni tú.

Desenrollé de dentro del tiempo mi canción:
no tengo envidia a las cigarras: también voy a morir cantando.

viernes, 15 de diciembre de 2006

Tres citas

La primera cita, para que nadie se queje de que no mereció la pena el click, es de Pla. Y más claro, agua:
La gracia, en literatura, es la verdad.
José Mateos no se quedó corto ayer, en Jerez, en un acto doble, donde se presentaban un cuadro para la colección del Consejo Regulador del Brandy y un libro de artículos de Jesús Rodríguez. La presentación siamesa habría dado para afilados aforismos de ser yo Carlos Rodríguez Morales. Y no quiero ni pensar para qué de ser Andrés Trapiello, porque el cuadro y la alcaldesa y eso... Pero Dios me libre de reavivar el debate sobre los diarios de Trapiello. A lo que íbamos, pues, que es la cita de Mateos:
La prueba definitiva de la inteligencia es saber mirarse a uno mismo por encima del hombro.
Y por último, una que no es propiamente mía. Es clásica, como sabrán ustedes, pero yo en estos días la repito durante toda la mañana por los pasillos del IES como un mantra:
No te suspendo, hijo: es que tú no apruebas.

jueves, 14 de diciembre de 2006

Felicidades

Felicidades a todos, amigos poetas. Hoy es San Juan de la Cruz, nuestro patrón —de unos más que de otros, pero de todos, porque, como es santo, también se apiada de los malos poetas (que no es, espero, nuestro caso), y como es tan buen poeta, entusiasma incluso a los más anónimos, quiero decir, agnósticos (que sí es el caso de más de un usuario, pero no importa).

miércoles, 13 de diciembre de 2006

Ande, ande, ande...

Aquilino Duque ha sido el primero en enviar su villancico. Se trata de una buena tradición que los poetas andaluces tratamos de mantener: cada Navidad nos felicitamos con un poema de nuestra cosecha.

El Christmas de Viñamarina trae, además, una ilustración de Sally, la gran duquesa. Tan buenos ambos, pintura y poema, que no me resisto a compartirlos. Tal vez así algún perezoso (sea o no bajoandaluz) se anime a sumarse (ande, ande, ande) a este feliz intercambio navideño. Yo haré lo que pueda, y esperaré con una ilusión casi de noche de Reyes las felicitaciones de Fernando Ortíz, de Cabanillas, de Carmelo Guillén Acosta, de Feu, del gran Mateos...

Este año Aquilino nos ha puesto el listón (el son) por las nubes:
Navidad no es Navidad
si no se oyen campanas
y al filo de media noche
un gallo en misa no canta.

Vamos a adorar al Niño
que se abriga entre la paja,
entre la mula y el buey,
bajo el lucero del alba.

Sólo así tendrán sentido
el árbol y las guirnaldas
y los regalos que cuelgan
de sus ramas.

La marimorena

Entre todos este año estamos montando un belén. Ande, ande, la marimorena. El manifiesto del PSOE “Constitución, laicidad y educación para la ciudadanía” ha servido para que empiece el frío. Quieren reinterpretar la Constitución y que donde dijo “digo” diga Diego López Garrido lo que le parezca. Fundamentalmente que la religión es malísima. Luego, un proetarra de ésos con los que se va a llegar a un acuerdo de paz y después gloria (para ellos) ha escrito en Gara un artículo insultando a la Virgen. Gallardón se apunta al cirio y felicita no sabe qué con una foto del Manzanares y este mensaje de Paz, Octavio: “En mi peregrinación en busca de la modernidad me perdí y me encontré muchas veces. Volví a mi origen y descubrí que la modernidad no estaba fuera sino adentro de nosotros”. Ande, ande, ande. Tocando la zambomba, de coro, están esos colegios en los que el claustro ha decidido que los alumnos no celebren fiesta de Navidad.

Como ven, un belén con sus múltiples figuritas. Y es que en todo nacimiento que se precie tiene que haber posaderos dando con sus puertas en las narices a san José, y mucha indiferencia en el común de los paisanos que calientan su olla, y un Herodes ocupado en que no lo meneen de la silla, y los mercenarios que maldicen, y en una esquina un pesebre pobrísimo para el niño Jesús.

Como nuestro paisaje navideño recuerda tanto al de Judea de hace poco más de dos milenios, Arcadi Espada, que es un laicista combativo y despierto como una liebre, ha saltado en defensa de la celebración social y unánime de la Navidad, que él considera una fiesta desacralizada. Pero no, es sagrada y estos curiosos movimientos antinavideños no hacen sino proclamar sensu contrario —y eso es lo que disgusta al sagaz Arcadi— su sentido cristiano.

La gente, por su parte, ama la Navidad tal y como es, y no está dispuesta a que se la conviertan en una extraña Novidad. Los padres de los niños a los que se quiere dejar sin villancicos protestan; varios socialistas me han confesado su inquietud ante la deriva anticristiana del partido; los votantes del PP releen atónitos la felicitación de Gallardón buscándole un algo festivo fuera o dentro de sí misma, la clase de religión será defendida por quienes libremente la escogen... Toda esta marimorena, ande, ande, servirá —está sirviendo— para que nos enteremos de una vez que el cristianismo somos nosotros, nuestra cultura, nuestras costumbres. Y que Occidente, sin una fe viva en Cristo, se oscurece. Frente a la ofensiva laicista hay ojos que se vuelven a la Iglesia. Lo explica el refrán: a río revuelto, ganancia de pescadores (de hombres).
[Hoy en Grupo Joly]

domingo, 10 de diciembre de 2006

Ortega en los jesuitas

Cómo habría disfrutado ayer en la iglesia de los jesuitas don José Ortega y Gasset. No es que esté trayendo al sabio a mi molino, que conste. Es que él hubiese visto irrefutablemente confirmada su teoría del marco como realce indispensable de la obra de arte. En la iglesia, llamada de San Francisco (supongo que Javier), hay varias lápidas, que los feligreses pisan con indiferencia. Ayer, sin embargo, pusieron una barrera con cuatro postes como de aeropuerto y una cinta protegiendo la tumba de Sánchez Mancheño, de Arcos de la Frontera. Automáticamente, gran éxito de público y crítica: se paraba todo el mundo a extasiarse con el labrado de aquel mármol que ayer no más pisaban sin compasión. Yo estaba sentado justo al lado de otra lápida, más pálida, imagino que por el agravio comparativo. Los fieles la seguían pisoteando en su camino al asiento, a la fila de comulgar o hacia la tumba enmarcada. La humilde, la mía, rezaba: "Este cañón, asiento y arrimo es de D. Gerónimo Oneto y de su muger, Catalina Josepha Cueto y Figueroa y de sus hijos, herederos y descendencia. A. D. 1667"

sábado, 9 de diciembre de 2006

Aleluya:

ESTA OPERACIÓN
NO TIENE COMISIÓN
***
GLOSA.- Para que luego digan que las entidades bancarias no tienen su lírica. Y supongo que a mí el cajero me hace sólo una aleluya por el tamañín de mi cuenta. A otra más boyante le hará un camafeo de octavas reales que no se salte un inspector de Hacienda. Tengo que ahorrar más: sería bonito que apareciese, brillando verde en la pantalla, una sextina.

viernes, 8 de diciembre de 2006

Graffiti barrocos

Oh nuestro Siglo de Oro. En Sevilla, el teólogo Marina y los dominicos del convento Regina tenían sus reparos lógicos para lo de la Inmaculada Concepción. El pueblo contestó con esta pintada por los muros de la ciudad:

Aunque lo niegue Marina
y los frailes del Regina
y el prior y el provincial,
la Virgen fue concebida
sin pecado original.

jueves, 7 de diciembre de 2006

Puño en ojo

Creía yo que mi artículo del miércoles sobre la (poca) libertad de expresión, titulado "Punto en boca", era pesimista. Ahora, cuando me entero de lo que le ha pasado a Nadie, nuestro colega, amigo y contertulio de blog, veo que era realista, que es peor.

Cecília Meireles

Mi traducción de Mario Quintana ya cogió caminito para la imprenta. Y como me ha quedado la buena costumbre de la poesía brasileña, me he lanzado a los brazos de su admirada Cecília Meireles. Traducir te permite hacer íntima una poesía ajena, y esa apropiación es lógicamente muy enriquecedora. Para facilitarme más la tarea, Cecília escribió este poema, no sé por qué, en masculino.

MOTIVO

Canto porque el instante existe,
porque mi vida está completa.
No soy alegre ni estoy triste:
soy poeta.

Hermano de volaterías,
no siento gozo ni tormento.
Cruzo las noches y los días
en el viento.

Si permanezco o no y me voy,
si me deshago o me construyo,
no sé, no sé. No sé si estoy
o huyo.

Canto y en el cantar me escudo:
su sangre no para jamás.
Y sé que un día estaré mudo
—nada más.

Para no atribuirme méritos que no son míos (qué hospitalario es el portugués), y por si me ha traicionado algún falso amigo y alguno de vosotros, buenos amigos, lo detecta, transcribo la versión original del poema, recogido en Viagem (1939), su primer libro.

MOTIVO

Eu canto porque o instante existe
e a minha vida está completa.
Nâo sou alegre nem sou triste:
sou poeta.

Irmâo das coisas fugidias,
nâo sinto gozo nem tormento.
Atravesso noites e dias
no vento.

Se desmorono ou se edifico,
se permaneço ou me desfaço
—nâo sei, nâo sei. Nâo sei se fico
ou passo.

Sei que canto. E a cançâo é tudo.
Tem sangue eterno e asa ritmada.
E um dia sei que estarei mudo:
—mais nada.

miércoles, 6 de diciembre de 2006

Metacolumnismo

Soy tan antiguo que en materia de ingeniería naval los compartimentos estancos todavían no han llegado a mi alma. Lo malo —seamos sinceros— del artículo de hoy es que resulta llorón. Estaba triste por razones estrictamente privadas, y se me contagió a la columna, que pasaba por allí. Y es una pena —valga la redundancia— porque en literatura el que llora no mama. Los tics sociales que trato de denunciar se lo merecen, por supuesto, pero la denuncia está desactivada por la falta de unas gotas de lo que Víctor Botas llamaba "coña beatífica", que en mi caso al menos es beatífica (o tiene que serlo) en todos sus sentidos.

martes, 5 de diciembre de 2006

Autocensura

En el artículo de mañana, que escribí ayer, opino que celebrar la Constitución en su día es una redundancia: por la mañana, en sus camas, hasta los nacionalistas más cerriles van a estar encantados con el orden constitucional. Aleluya. Y añadía: “algo similar pasará dentro de dos días: incluso los laicistas más recalcitrantes sentirán una gran devoción y gratitud hacia el dogma de la Inmaculada Concepción”. Pero haciendo uso de la mejor de las censuras, que es, como sabía el marqués de Valdegamas, la autocensura, he borrado esa frase. Más que nada porque es verdad. Dejemos que la piedad mariana fluya naturalmente en nuestros festivos y perezosos corazones y, sobre todo, que no caiga en la cuenta Zapatero… Que él es muy capaz de volarnos el puente.

lunes, 4 de diciembre de 2006

El blog es un deporte en equipo

Uno es individualista, o sea, un poco chupón, y cuando empezó en esto del blogg, pensaba que lo suyo era correr por la banda (no hace falta decir cuál), sortear a los contrarios y chutar a portería, por si entraba. Lo mío era la jugada personal (o jugarreta, según qué afición).

Pero fijándome en los grandes, me he dado cuenta de que aquí se compite en equipo. A veces, casi siempre, hay que parar el balón y levantar la vista y hacer un pase en profundidad. Una de las estrellas del campo, Compostela, lo hace con una precisión que ya quisiera Beckham.

Yo, hoy, antes de llegar al banderín del corner, miraré con el rabillo del ojo y buscaré a un compañero que remate a gol. Veo desmarcada a Llir con dos haikus inmejorables. Mi centro ahí va.

domingo, 3 de diciembre de 2006

Premio Cervantes

El premio en almoneda
Caballero venal perdió en el duelo.
Lo ganó Gamoneda.
Tanto uno como otro —me consuelo—
son lo mismo. Aunque un mérito les queda
que justifica el premio —y el libelo—:
la gracia que a ninguno le dio el cielo.

sábado, 2 de diciembre de 2006

Manifestación

A la de hace justo una semana no pude ir por causa de fuerza mayor; y, aunque no soy nada forofo de las manifestaciones, sentí muchísimo no estar con las víctimas del terrorismo, que es lo fundamental. En las anteriores participé, y a mucha honra, pero haciendo un esfuerzo, venciéndome. Mi ideal de compromiso cívico es el que ahora ejerzo: en casa, oyendo el Requiem de Brahms, delante del ordenador, defendiendo mis ideas con las palabras y mi firma.

En las manifestaciones, en cambio, apenas me sale la voz para corear los eslóganes, meneo torpemente la bandera y, cuando se entona un “bote, bote,/ Zapatero el que no bote”, la fuerza de la gravedad atornilla mis vergonzosos talones al asfalto.

A otros muchos les pasa igual. Nuestra reticencia interior tiene un fundamento. Los marxismos, torrefactos o descafeínados, son partidarios de la masa por encima del individuo y es lógico que en las grandes aglomeraciones se sientan como pez en el agua. Nosotros creemos en el ser humano y en la dignidad insuperable de la persona, y nos resulta incómodo si parece que la suma total importa más que cada uno. Contra eso nos previno Søren Kierkegaard.

Y, sin embargo, hay que ir a estas manifestaciones multitudinarias de apoyo a las víctimas, de repulsa a la rendición, de defensa de España, de rebelión cívica, manifestaciones que hasta el solitario filósofo danés aprobaría. Puesto que Zapatero y sus socios ni atienden ni entienden las razones de la lógica y de la justicia, a ver si en su propio lenguaje y repitiéndolo muy alto…
[En Alba]