miércoles, 30 de diciembre de 2009

martes, 29 de diciembre de 2009

Máiquez le pega un cosqui a Wesley

Uno de los blogs que leo con más gusto es el de Wesley Jackson. Tiene un tono delicioso, un subtítulo insuperable, un personaje encantador y mucha gracia. Me gusta tanto que me voy a permitir darle un cosqui, que se lo merece (en los dos sentidos).

Cuenta que en vez de ir al preestreno de Paranormal Activity fue a la presentación de un libro de José Jiménez Lozano. Hizo bien.

Describe a JJL., y lo hace muy suelto, pero bien.

La reseña de la presentación del libro no está nada mal. Los que somos de provincias y no podemos asistir a esos eventos capitalinos se lo agradecemos.

El cosqui viene a continuación. Resulta que W.J. ha ido en un par de ocasiones (así, en stylo casual) a visitar al maestro Jiménez Lozano a su casa de campo de Valladolid mientras que reconoce que no le ha leído gran cosa: una novela, alguna poesía suelta y dos o tres cuentos. ¡Vaya con Wesley!

Sobre todo, no sabe lo que se pierde, como Jesús Beades el caritativo le señala muy suavemente en comentarios. Pero además, ¿qué concepción tiene de la literatura, eh? En el fondo, hasta los más listos y sensibles (y W.J. lo es) se piensan que los escritores son gente aburridísima a la que viene bien que visitemos un rato, como a los enfermos, en plan obra de misericordia. ¿Se imagina alguien a un forofo del Barça dejándose caer (en un par de ocasiones) por la casa de Messi? Y un forofo, aún. Sé de alguien que lee, colecciona y relee todo lo de JJL, incluso sus artículos del Diario Palentino, y que luego, porque todo le sabe a poco, le rinde alguna visita de homenaje a Petit Port-Royal, y eso entonces está justificado. Pero, volviendo al símil futbolístico, ¿qué pensaríamos si, en vez de un forofo de Messi, el que llama a su puerta es uno que vio dos goles una vez en un telediario y, oye, no le parecieron mal y, en fin, más que nada, no sé, va para contarlo, y por el chorizo argentino que saca de aperitivo, y por lo decorativos que quedan esos balones viejos que guarda de recuerdo el crack por los rincones?

Moraleja: no invitar a comer así como así, ni a un afable café.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Libros perdidos y hallados justo a tiempo

Ayer di un lento paseo de convaleciente hasta la playa del brazo de Leonor. Dicho así y leído desde lejos puede sonar hasta romántico, pero la realidad no se la deseo a nadie. El día 23 tomé una ostra envenenada y he pasado unos días digamos que tambaleantes. Por eso no he contestado --perdonadme-- los correos electrónicos, los sms ni los comentarios felicitatorios en el blogg y encima me he quedado rezagado en mi curso de lectoescritura griega. Ayer bajamos a ver las olazas del mar, que está salvaje, revuelto, con mala cara, de un color gris barro, que no me extraña nada porque dentro guarda miles y millones de ostras, el pobre viejo. Entonces, en un contador de electricidad destripado vi tres libros que con las lluvias torrenciales estaban calados hasta los cuernos. Los miré y eran ¡de poesía! y ¡en catalán! (comprendan mi sorpresa: estamos en el Puerto de Santa María). Buenos títulos, además:
-Llibre de merevelles, de Vicent Andrés Estellés
- La canço de d'amor i de mort del corneta Christoph Rilke, traduïda per Carles Riba, de Rainer Maria Rilke
y - Llibre d'Amic e Amat, de Ramon Llull
Como en el horizonte asomaban nuevas nubes negras, que los terminarían de destrozar, me los he traído a casa. Lo cuento aquí por si quien los perdió lee mi blogg, que se los devolvería inmediatamente y bien secos ya, y para celebrar, en caso contrario, este regalo adelantado de los Reyes Magos.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Feliz Navidad

(Dibujo de Nicolás García-Máiquez Mateos y décima de un servidor.)

......ACCIÓN DE GRACIAS

Saltó san Juan de alegría

en el vientre de Isabel

al oír el cascabel

del saludo de María.

Pero yo no cambiaría

ni por la Visitación

estos saltos de ilusión

que mi niña da en el vientre

de su madre, en misa, entre

el gloria y la comunión.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Corrigiendo exámenes

EN los exámenes tipo test de mis alumnos, entre las posibles respuestas, suelo deslizar una o dos con palabras atractivas, misteriosas, rimbombantes o semitécnicas que no significan nada de nada. "Las coyunturas consiguientes de las sinergias estructurales y las tolerancias paralelas a la paz", por ejemplo, como una de las contestaciones a "¿Cuáles son las estrategias de negociación?". Las primeras veces, algunos incautos marcan esas respuestas peripuestas sin dudarlo ni un segundo, abducidos por un vocabulario arcano que les suena de maravilla, como una fórmula mágica. Luego, cuando corregimos el ejercicio en clase, les explico que deben desconfiar de todo aquello que no entiendan bien. Casi siempre se encontrarán ante el truco de un prestidigitador palabrero.

Pocas veces me siento tan útil. Acostumbrarlos a confiar en su sentido común y a pedir explicaciones cuando no lo vean claro es desactivar la carga explosiva de buena parte de la publicidad, de mala parte de las imposturas literarias y, sobre todo, de un tanto por ciento elevadísimo de los discursos políticos. Los poderosos, en el ámbito que sea, se enfundan enseguida el famoso traje del Emperador, o sea, que ellos andan cómodamente desnudos, pero despertando a la vez y gracias a la verborrea de los sastres que les enhebran sus discursos, la admiración atónita de todo el boquiabierto respetable. Oh.
[Estos dos párrafos son los que sirven de tormenta de ideas, el resto del artículo son rayos y truenos sobre ZP en Copenhage y, por tanto, el periódico es su sitio.]

lunes, 21 de diciembre de 2009

Domingo

Por la mañana, nada más levantarme, escribí un poema, un poema estupendo. El insólito acontecimiento me puso de magnífico humor. Aproveché el impulso para escribir por fin dos cartas que tenía traspapeladas. Luego, sin solución de continuidad, me enfrenté en la cocina a una calabaza muy dura de pelar. Fui a un funeral. Por la tarde, decidimos ir al cine. No quedaban entradas y tuvimos que esperar a la próxima sesión durante dos horas en un centro comercial atestado. No perdí mi excelente humor, aunque resulte inverosímil, y eso que escrutamos detenidamente innumerables tiendas de ropa. (También de ropa de bebé, todo hay que decirlo.) La película, bueno, pero yo seguí inalterable. La homilía de la misa tampoco hundió mi optimismo. Ni preparar la cena de la noche del domingo, con lo que son las noches de domingo. Antes de acostarme, pude volver a echarle un vistazo a los versos, y qué decepción. ¿No eran estupendos por la mañana y no había yo estado alentando sobre ellos todo el día? "Qué (auto)engaño", suspiré, mientras los tiraba a la papelera. En el ruido seco del papel arrugándose en mi puño me pareció oír un murmullo satisfecho: "Misión cumplida", decía.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Buenos días y buena suerte

Se habla mucho de que con la prohibición catalanista de los toros no se quiere otra cosa que laminar allí todo lo que suena España. Y está claro. Pero, además, ¿no creen ustedes que les tiene que quemar la sangre que los taurinos, en vez de desearse "mucha mierda", como en el teatro, se digan "Que Dios reparta suerte"?

sábado, 19 de diciembre de 2009

Cara o cruz

Para hacerse perdonar que pasara por el Puerto sobre ascuas, Carlos RM me envío una invitación a Spotify. Yo me había quejado de no ser capaz darme de alta solo. Ahora que lo he conseguido, qué buena música, en efecto. Pero a los diez minutos, ya estaba buscando a Mario Quintana y a Dante

No tengo remedio. Del viaje a Sicilia me traje dos euros con el perfil de Dante, viva moneda que nunca se volverá a repetir, me recitaba. Lo guardé en mi cartera y cada vez que pagaba perdía mis buenos segundos en identificar la moneda italiana y apartarla con cuidado. Era un homenaje continuo. Un día, sin embargo, se me perdió. ¿Pagué algo con ella? Para mayor mosqueo tuvo que ser confundiéndola con una moneda de un euro porque cuando había que soltar dos yo ponía los dos ojos. Luego, en un aparcamiento subterráneo de Jerez, yendo al ginecólogo por primera vez, la máquina me devolvió el perfil de Dante, que por lo visto se volvía a repetir.

Ahora las colecciono: tengo cuatro. Tuve cinco, y, ay, ay, volví a perder otra. Siempre llevo en la cartera la última adquisición, para no dejar de rendirle ese segundo de peligroso homenaje, y cuando me entra un Dante nuevo, lo celebro mucho, relevo al antiguo (que debe de suspirar aliviado) y lo meto en una cajita. Mi meta es llegar a cien, como los cantos de la Divina Commedia. Y así vamos pasando el rato.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Sois judíos

En una de mis pocas fotografías a la que tengo cariño aparezco con mi hermano Jaime. De viaje por Europa vimos una pintada —no sabíamos si en una casa particular o en una sinagoga— con una esvástica y una acusación: “Sois judíos”. Tapando con nuestras caras sonrientes la idiota cruz gamada, posamos orgullosos bajo ese título nobiliario: éramos judíos.

Del hecho en sí no tenemos certeza. Pero habíamos sido educados en el amor absoluto por los judíos Jesús, María y José, entre muchos otros. Luego, la pasión por la literatura hizo el resto. Cuántos escritores extraordinarios son judíos. No es casual: su lectura de las Escrituras les prepara de una forma extraordinaria.

En todo caso, es bien probable que tengamos sangre judía, gracias a Dios. La historia de España deja poco lugar a dudas. En mi familia, además, hay narices que encajan en el perfil. Y mi padre una vez me explicó muy serio que Abrahán negoció mal la salvación de Sodoma, porque al no haber esos diez justos con los que Yahvé ya le había concedido el perdón de la ciudad, dejó de regatear. Mi padre, con todos los respetos para el padre Abrahán, hubiese seguido terciando hasta un no tajante, lo que indica una decantación de la raza. Con estos antecedentes, ya pueden ustedes imaginar la alegría con la que recibí la noticia de las investigaciones de las universidades de Leicester y Pompeu Fabra. Según sus estudios, los andaluces occidentales tienen un 18% de ADN sefardita. Malo sería que a mí, tan del Puerto de Santa María, no me tocase en suerte por lo menos un décimo, ¿no?

A esta llamada de la sangre, le ha dado una explicación el teólogo judío Michael Wyschogrod. El compromiso de Dios con Abrahán y su familia es una prueba de su amor por los individuos concretos. Él no ama en abstracto al género humano como un socialista, sino a las personas a la sombra de su árbol genealógico y de sus relaciones concretas. Mi admiración por los judíos es, por tanto, una expresión más de mi firme vocación de amado de Dios.

jueves, 17 de diciembre de 2009

A vueltas con la verdad

1) Veo en Statcounter lo que andan buscando en Google para llegar a Rayos y truenos. Todo me parece muy bien o me hace gracia. Sólo una búsqueda me inquieta y desazona de verdad: la de los que preguntan al oráculo por “Enrique García-Máiquez”. ¿Qué encontrarán?

2) Tenía preparada una entrada [véase en comentarios] sobre las sesiones de evaluación. Pero ahora, metido hasta el cuello en ellas, no soy capaz de ponerla aquí arriba, a la vista de todos. No es por prudencia ni por pudor ni tan siquiera, creo, por la impotencia que en algún caso —y no hablo de aprobar o suspender— siento. No la pongo, qué raro, por demasiado verdadera.

3) Aprovechando la lluvia en los cristales, leo a Machado. Cuando dice lo de “Y volver a sentir en nuestra mano/ aquel latido de la mano buena...” pensé que hablaba de su Leonor y me quedé tan campante, pero el poeta precisa: “aquel latido de la mano buena/ de nuestra madre”. Ah, ahí está el maravilloso Veritatis Splendor, que justo en el poema que sigue Machado describe humildemente como “la ola humilde […] de unas pocas palabras verdaderas”. En la mano de la amada, umm, se siente la piel, la piel y el alma. El latido sólo en la mano de la madre, lo recuerdo perfectamente. Qué honda la verdad, qué misteriosa.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Cinco

Estos días mi libro de bolsillo es Troppo Vero. Entre los alumnos, su volumen suele causar una honda impresión. Con los de Frío y Calor causó también una animada tertulia.
Jesús Jiménez Lobo: "¡Qué bestiaaa! Yo no creo que en mi vida me meta, ni juntándolas todas, ese montón de páginas".
Francisco Hidalgo de la Cruz: "¿De qué va?"
Yo: "Un escritor y poeta, que cuenta su vida, lo que le va pasando..."
Javier Ibáñez: "Ah, pues eso me parece a mí que es el método más sencillo para hacer un libro. Yo podría hacerlo".
Yo: "La realidad te dictaría el argumento, sí, pero hay que tener el oído muy fino, porque la vida habla en voz muy baja, como si estuviese copiando en un examen. Luego hace falta muy buena mano, que ya sabéis que los dictados se complican..."
Jesús Jiménez Lobo: "Sería fácil de escribir. Lo difícil es que interese a alguien después".
Javier Ibáñez: "A él [por mí] le interesa esto [por Troppo Vero]
Yo [queriendo demostrar que no soy tan único ni tan friki]: "A mí y dicen que a cinco mil, si no a más, lectores".
Javier Ibáñez [con admiración]: "¡Cinco mil! Con que me leyesen cinco que no fuesen de mi familia..."
***
Cuánta razón tiene Ibáñez. Qué maravilla que te lean cinco. Y entonces me acordé de vosotros, que sin ser astronómicos, sois incluso más de cinco, y me dije, con una emoción auténtica: "Tengo que darles las gracias". Y luego pensé poner aquí la frase de Javier Ibáñez Estrade, porque es verdad, y para que le lean más de cinco, que se lo merece.

martes, 15 de diciembre de 2009

Su primer libro

Siempre me pareció especialmente idiota el anuncio aquel de "su primera colonia", pero viendo la ilusión que me ha hecho su primer libro, y teniendo en cuenta que el personal suele valorar más un perfume que un volumen, me retracto públicamente. Ayer, cuando fui a Correos, con lo último que esperaba encontrarme era con un regalo para nuestra niña. Ni con esta carta:

Queridos Leonor y Enrique;
Quería manifestaros toda mi alegría por ese nuevo miembro en la familia. Como la amiga librera que soy a mí me toca ayudar con la biblioteca de la pequeña.
Yo no os profetizo que leáis menos [o sea, que encima ¡me lee!], pero quizás cambiaréis el tipo de lecturas. Para empezar os envío el libro de poesías que más me marcó en mi infancia. He intentado buscar la edición antigua, pero no ha habido manera. Ésta, aunque cambiando las cubiertas, es calcada de la original. Es una traducción, pero increíble lo bien que está. Me encanta, por ejemplo, el poema 40.
Bueno, el caso es que un libro que adoro y con el que quiero contribuir al inicio de la que supongo será una pequeña lectora.

"Espero que os guste...", seguía. Y ha sido mucho más que un gusto. Qué emoción inaugurar su biblioteca, y con un libro de poemas, y con un regalo de S. De S., y de San Juan de la Cruz, que todos los años el día de su santo me trae algo, y este, cuando ya parecía que se había olvidado de mí, se ha superado a sí mismo. Para que no cupiera duda, miren su firma, "oscura noche hermosa", en el primer poema que leí, a la puerta de Correos, a la luz titubeante de un farol que brillaba con un no sé qué que queda parpadeando. El libro es El libro de los monicacos de Michael Ende. Y el poema 40, "Para susurrar mientras concilias el sueño" hubiese sido, además, perfecto para Leonor anoche:

Suave, leve, blando arrullo,
pausado, quedo murmullo.
En el cercano aposento
suena el viejo reloj lento.

Blanda, suave, leve almohada,
fiel quietud, mano posada.
Padre, madre: cercanía;
cerca están: confía, fía.

Confía fía, reposa;
tras la oscura noche hermosa,
se abrirá la luz temprana:
¡qué bello día mañana!

Suave, leve, blando arrullo,
susurreo, bisbiseo, murmullo,
ola lisa, balanceo,
columpio, barco, trineo.

Trineo, columpio, barco,
para mis sueños me embarco.

Duermevela

Insomne, como una daga veneciana, ella —limpiamente— entra y sale, sale y entra —¿cuántas veces?— de la cama.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Gloria en Re Mayor

Concierto del Coro y Orquesta de la Ciudad de Cádiz en la iglesia de San Francisco. Y allí estábamos nosotros, con muchos compañeros del IES, para oír a nuestro secretario Wigberto Morales, que canta en el coro. Le oímos a él y mucho más. A pesar de que me cuesta arrancar y de lo que cuesta aparcar en Cádiz, mereció la pena y más y más y más, hasta el borde máximo de la alegría, sobre todo, por la sinestesia. Hubo un momento, cuando el coro atacó el Propter Magnam Gloriam del Gloria en Re Mayor Rv 589 de Vivaldi, que vi cómo el retablo barroco del altar mayor de la iglesia se disolvía en música. No en la música de Vivaldi, sino en la música que el retablo era. Sus volutas subían como sostenidos, sus dorados sonaban agudos, sus hornacinas, sus santos y sus ángeles, todo era una música sacra. Cuando terminó el concierto miré al altar con cierta aprensión. ¿Se habría volatizado? Pero no, allí seguía, sólido, pero sonando, sonando ya para mí para siempre.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Jugar con fuego

Del campo semántico del calentamiento se me quedaron fuera de la columna:
-fuegos fatuos.
-dar la brasa
-la aliteración Al Gore/ hoguera
y -soflamas encendidas
Pero no se trataba de demostrar mi chispa. Sólo de dar la razón a los climatólogos en lo que sí la tienen: somos antiabortistas. Y de enviarles también, ya que estamos, un caluroso abrazo.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Cotta

Propuse una terna de reseñas a Poesía Digital (la Szymborska, Leopoldo Panero y Jesús Cotta) y me escogieron dos tercios: se quedó fuera Cotta. Una pena, porque A merced de los pájaros se lo pone a huevo al reseñista. Tiene algunos fallos evidentes, tanto, que el crítico no arriesga al señalarlos y puede componer con toda facilidad un desplante torero, que el respetable eso lo agradece siempre mucho. Pero encima, luego, esos defectos importan poco, porque la poesía se abre paso a través de ellos (paso o, mejor dicho, vuelo) con absoluta soltura. Son de esos defectillos que a JRJ le gustaba encontrar y no corregir. El libro tiene aciertos asombrosos y, más asombroso aún, todo él es un acierto, con una unidad muy grande que le da su obsesión por las estrellas y las flores (lo que recuerda la extrema belleza de Simone Weil (y qué importa entonces que rime "estrellas" con "centellas" continuamente)), con su tratamiento perfectamente poético de la divinidad (un milagro) y con una paradójica y saludable potencia expresiva para una visión naïf. El conjunto es magnético y yo me lo he leído lo menos siete u ocho veces.

Hay versos y poemas mucho mejores, pero anoche me quedé colgado de dos medios versos del soneto "Ulises". El bardo ciego Demódoco narra la historia del héroe y éste descubre esos "cantos que llegaron (...)/ antes que yo a mi patria". La maldición del poeta moderno es que tiene que ser Ulises juntamente y Demódoco, y su bendición es cuando sus cantos llegan, efectivamente, antes que él a su patria: o sea, cuando le enseñan el camino, no cuando cuentan su historia, sino cuando se la crean. Después de esos versos, me puse a soñar, aunque todavía tardé un rato en quedarme dormido. Me acuné con el final del soneto:
¡Cuanto daño
para los náufragos que desesperan
si los aedos ciegos no existieran!

jueves, 10 de diciembre de 2009

El arbitrario Barbero en el Vidario

-Manuel Borrás
-Miguel Delibes
-José Jiménez Lozano:
* Un hombre de letras tiene la irresistible tendencia a sacar punta a las cosas, primero porque sin alguna clase de punta no hay escritura.
* Todo va como un caleidoscopio en estas páginas.
* … un arañazo retórico, algo tan normal en el oficio y sociedad literaria que no podrá darle mayor importancia el lector inteligente.
-Carlos Pujol:
* Todo diario es un rescate.
* Escribir siempre desde el yo —tan traicionero— y contar el día a día sin poder inventar nada… salvo la manera de contarlo. Tal vez literatura en estado puro, sin más imaginación ni fantasía que la que se pone en las palabras.
-José Carlos Mainer, que recomienda Seuils (1987) de Gérard Genette, sobre los paratextos.
-Miguel García-Posada
-Darío Jaramillo Agudelo
-Eloy Sánchez Rosillo:
* [De estos los diarios bien se podría] agavillar un libro de poemas en prosa.
-José Luis García Martín, cuya nostalgia por el suplemento literario Citas no tiene límites
-José Muñoz Millanes
-Pedro García Montalvo:

* Cervantes y Dickens están también detrás del personaje que Trapiello ha creado a partir de sí mismo

* Muchos libros que pueden leerse por separado.
* Las obras verdaderas se escriben solas


Abelardo Linares:
* …lo más sorprendente [de AT en los diarios] es lo que no nos cuenta.

-Javier Goñi
-José Carlos Cataño:
* …bebe en Cervantes, después de haber rozado la desafectación barojiana.

-Antonio Pau
-Juan Manuel Bonet
-Pedro Zarraluki:
* No hay nada más misterioso que un amigo
-Antonio Soler
-Félix Ovejero:
* Cita a Goethe, citado por Trapiello: Cada paso ha de ser en sí mismo una meta, sin dejar de ser paso.
-Fernando Sanmartín
-Margarita Valencia:
-Felipe Benítez Reyes:
* cada vez más voluminosos, cada vez más parecidos a sí mismos y cada vez distintos, más portentosamente hechos de un apenas.
* En sus diarios, Trapiello hace lo que suele hacer cualquiera: se enfada, se venga, se entristece, se regocija, se aburre, se exalta, se chuflea, divaga, se lamenta, se encrespa, se justifica, se echa las manos a la cabeza o se pone la mano en la cintura si toca desplante, teoriza, se abruma, pasa revista, celebra, conjetura, dictamina, se sacude la mosca que tiene detrás de la oreja o bien opta por dejar la mosca allí y hablarnos de la mosca, se arrepiente, se crece en el castigo, se emociona, se obceca, se sosiega, se derrumba, aplaude o abuchea…
* Y un diario, además, no es un cuento de hadas.
*Y es que los libros proponen un diálogo, y ese diálogo no está obligado a ser complaciente por ninguna de las dos partes.
* Miriam, siempre juiciosa, y sus hijos, siempre hijos
* Y todo eso contado con una prosa envolvente y de fluir magnífico, de modulación tan inconfundible, de entonación tan precisa, tan viva.
* Salón de Pasos Perdidos […] un salón que va camino de ascender ya a laberinto.

-Carlos Marzal:
* ... no hay manera de escamotearnos. Escribir es comparecer.

-Amalia Bautista
-Esperanza López Parada
-José Manuel Benítez Ariza:
* …si el autor se molestara en escribir las transiciones necesarias para esa obra inabarcable, igualmente podrían integrarse en ella sus novelas y libros de ensayos propiamente dichos.
* [Trapiello concibe la literatura emancipada de inoportunas motivaciones colectivas o gélidos principios de laboratorio estético] Lo que no significa que el resultado no sea un acabadísimo testimonio de su tiempo y un experimento literario felizmente logrado.
* Gracias a él, el hecho de escribir la palabra “yo” (…) se nos antoja un poco menos gratuito y mejor fundado que hace veinte años. Lo menos que podemos hacer es reconocérselo.
-José Mateos
-Vicente Gallego
-Antonio Moreno:
* El diario vendría a ser un baluarte para guarecer al hombre interior.
* [Frente al menos es más, AT recuerda que] más nunca es lo bastante, puesto que fatalmente las páginas de un diario, por muchas que sean, son una expresión demasiado parca de la vida.
* estos diarios […] huyen del ensimismamiento del yo como de la peste.
-Jordi Gracia:
* Y por eso AT acaba siendo la mejor y más perfecta versión imaginable de su propio autor.
* Eso es lo que hizo Josep Pla […] romper el corsé de la novela que había roto Proust.
* inocencia fingida como todas las inocencias adultas.

-Alfonso Meléndez
-Juan Bonilla:
* Como toda obra verdaderamente mayor, inventa su propio género.
-Enrique García-Máiquez
-Julián Rodríguez Marcos
-Javier Rodríguez Marcos:
* Cita de Trapiello: El secreto del diario íntimo está en hablar con intimidad de todo menos de uno mismo.
*Cita de Junger: Lo que la novela tiene de cristalización, lo tiene de mosaico el diario.
* Cita de Trapiello: Decimos sinsabores, y son bien amargos.
* Cita de Thomas Mann [sobre György Lukács]: Mientras hablaba tenía razón.
* Cita de Trapiello: No se puede escribir sin escepticismo por la misma razón que no se puede leer sin entusiasmo.
-Malcolm Otero Barral.
-Martín López-Vega:
* …el fragmento […], como los fósiles, para funcionar debe guardar al menos una secuencia intacta de ADN, debe permitir, llegado el caso, reconstruir el mundo a partir de la información contenida en él.
-Julio José Ordovás:
* Esa dificílisima mezcla de humor y melancolía es la que prolonga las vidas de los libros y renueva la emoción de sus lectores, como cualquier asiduo del Quijote sabe.
* En provocar una risa culpable Trapiello también se parece a Cervantes.
* …el mejor Trapiello es el Trapiello diarista, y es el mejor, sencillamente, porque en él concurren tanto el novelista como el ensayista y como el poeta.
-Javier Alonso
-Raúl Espadas:
* Cita de Benjamin: El genio es laboriosidad.
* … la nostalgia, en manos del melancólico, se convierte en resorte intensificador de la conciencia: conciencia de sí y conciencia del tiempo.
* un charlot ciclotímico
-Juan Marqués
* La revolución es vivir tranquilos
* M. […] es uno de los grandes caracteres femeninos de la reciente narrativa española.

* Cita de Cervantes: —¿Y está acabado? —preguntó don Quijote.
—¿Cómo puede estar acabado —respondió él—, si aún no está acabada mi vida?
-Elena Medel
-Miriam Moreno:
* Me inquietaba la idea de que M. pudiera llegar a suplantarme.
* Y es que M. está escrita y no puede escribirse. En cambio, yo sí. Y, claro, ella tampoco puede leerse
* …hacen paradójico su título [Salón de pasos perdidos], pues su vocación es la de apostar por un sentido.
* Andrés Trapiello reserva un espacio para poner a salvo las capas más profundas de su intimidad.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

martes, 8 de diciembre de 2009

Un lector

Los veraneantes dan mucho juego en este blogg, casi tanto como si yo fuese un sirvepeces. Aprovechando el puente de la Inmaculada algunos valientes se han atrevido a desafiar la humedad gaditana. Uno de los héroes es amigo mío de antiguo. Corrimos a saludarnos en cuanto nos vimos. "Leo tu blog", fue lo primero que me dijo. Yo, como siempre en esos casos, le agradecí el favor que me hacía, sincera, humildemente. Luego la conversación siguió su curso. Cuando llegó mi turno, informé de nuestro embarazo. Se sorprendieron y alegraron todos mucho, naturalmente, incluido mi lector. Al verle, se me puso cierta cara de asombro. (Quizá pensaron [porque notarla me la notaron] que me sorprendía que se sorprendieran por el embarazo, como si esto nos pasara todos los meses.)

lunes, 7 de diciembre de 2009

Ignífuga

Hace dos años estrenábamos casa. Enseguida invitamos a los Feu y a los Mateos, porque una casa no lo es del todo hasta que no recibe a los amigos. Aquel día, los niños treparon por la leña y, mientras las niñas Feu construían una casita con los troncos, Emilio, el hijo de José Mateos, descubrió uno grande que hacía una horquilla y que parecía, dijo, un pantalón vaquero. Lo colocó bien sobre una piedra y lo era. Tenía las dos piernas y hasta la cremallera marcada de un hachazo y por detrás la curvita justa. Estaba encantado con su objet trouvé.

Estos dos años he ido salvando cuidadosamente ese tronco de la quema, pero ayer no me quedaban más troncos gordos, y lo eché al fuego. Me dio mucha melancolía, como si ardiese la infancia del hijo de mi amigo. Sólo conseguí superarme (o disimular) quemando las hojas de los periódicos, según las iba leyendo. Leía por encima, hacía una pelota, y adentro, y a ver arder y volar como una pavesa ese barullo de malas noticias. El tronco ardía con mucha más lentitud y majestad. Los periódicos sueltan una llama azul, irónica y exuberante mientras que la leña prefiere las clásicas llamas rojas y humildes. El fuego, como el tiempo, parece que no camina siempre al mismo paso, por suerte.

Y además nos queda la memoria, que, cuando es buena, es ignífuga.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Chiste e imagen

La primera frase del artículo de hoy era otra, y me hacía gracia. En el último momento, por suerte, renuncié a ella: creaba obvias interferencias con el tema principal de la columna. Pero, ay, desprenderse de lo que sobra, cuánto cuesta, uf. Abandonar un chistecillo, y más cuando era también una imagen, no deja de ser una manera literaria y menor de vivir la virtud de la pobreza. Y como esa virtud no es mi fuerte, de compensación me traigo la frase aquí, en plan Gollum ("mi tesoooro") confiando en que vosotros me la perdonaréis. Decía:
Aunque a menudo le he puesto los cuernos con Mafalda, Olafo es mi tira cómica por antonomasia.

sábado, 5 de diciembre de 2009

El anonadamiento

Entre las muchas alegrías que me ha dado el discurso de Benedicto XVI a los artistas está que haya citado a Simone Weil. La filósofa judeo-francesa —que refugiada en Inglaterra murió de hambre en 1943 por solidarizarse con el régimen de comidas de los campos de concentración nazi— es una lectura mía de antiguo. No siempre estoy de acuerdo, pero me acuerdo siempre de sus ideas.

En la primera página de Pensamientos desordenados, publicados por Trotta, dejó sentado un principio suyo básico: “Basta no mentirse para saber que no hay nada en este mundo por lo que se pueda vivir”. En cambio, Chesterton, en la Autobiografía aplaudía con admiración a un tío abuelo que era tan partidario de la vida que, aun si se condenaba, daría gracias por haber existido. Como entre sus siluetas, mayor contraste entre el gordo inglés y la escuálida francesa no se encuentra.

Qué bien que dentro del pensamiento de inspiración cristiana quepan puntos de vista tan diversos. Salta a la vista que yo tiendo más a Chesterton, pero en el justo medio está la virtud, y si bien la vida es un regalo que nunca exaltaremos bastante, hay ciertos casos extremos en los que hubiese sido preferible no haber nacido, como advirtió el mismo Jesucristo.

Weil insiste en la insuficiencia del mundo, y eso, a los vitalistas a ultranza nos levanta la vista. Ella, que quiso compartir la suerte primero de los jornaleros del campo, después de los obreros de la Renault y, finalmente, de los presos de los nazis, entendió muy bien el anonadamiento que conllevan ciertos trabajos. Sólo el espíritu religioso puede redimirlos. “El trabajo manual es o bien una servidumbre degradante para el alma o bien un sacrificio”.

Chestertoniano, yo trato de disfrutar de cada día, incluyendo los laborables. Sin embargo, no deja de ser necesario que nos recuerden la dimensión sacrificial de cualquier trabajo, sobre todo cuando a veces se hacen pesadísimos, insoportables. Entonces, contra la insidiosa pereza (que no para), hay un pensamiento incisivo de Weil que es la cita con que inauguro mi agenda todos los años: “El deber se nos da para que matemos el yo; y yo dejo que tan precioso instrumento se me oxide”.

viernes, 4 de diciembre de 2009

AP-4 Sevilla-Cádiz

La luna llena
lleva puestas las largas;
yo le doy luces.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Un pan bajo el brazo

Con una simpatía arrolladora la gente me prepara con todo lujo de detalles para la mala vida que me va a dar la niña. “Ya se te acabó leer", profetizan. “Duerme ahora, porque, uf, pobre, las noches que te dará”. “…Y enseguida llegará la turbulenta preadolescencia, y será aún peor”. “Ah, de eso de escribir, olvídate”. “Despídete del cine”. “Y de los cafés tranquilos, valga la paradoja”. “Ya verás”. “Ya verás”, repiten. Lo que veo por lo pronto es que estas Navidades, gracias a la niña, no viajamos… ¡Nos quedamos en el Puerto! O sea, que en vez de cargar maletas por ahí, estaré en el sofá, junto a la chimenea, leyendo. Dios se lo pague a la chiquitina. Y no sólo leyendo, sino oyendo, mientras, música clásica. Leonor se me desconcentra si lee con música y había impuesto en casa la ley del silencio. Leo lee: psch. Pero ahora hemos oído campanas sobre que escuchar a Mozart fomenta la inteligencia de la criatura. Y aquí estoy yo, leyendo con el Allegro de la Sinfonía nº 27 a toda pastilla. Oh, oh, oh. Por ahora, qué quieren que les diga, estoy viviendo, y se lo debo a la niña, como un marqués.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Hoy lo vi

Antes de un artículo, el discurso de B16 a los artistas me ha dado mucho que pensar. Leyéndolo, no pude menos que recordar a Bécquer, ese clásico, y su rima XVII, que ni en la encendida adolescencia fue de mis favoritas. Gracias al Santo Padre leí de nuevo el último verso y cambié el acento del “hoy” al “creo” y, sobre todo, a “Dios”.
Hoy la tierra y los cielos me sonríen;
hoy llega al fondo de mi alma el sol;
hoy la he visto.., la he visto y me ha mirado...,
¡hoy creo en Dios!
Qué claro lo había visto Gustavo Adolfo. Con visión estereoscópica, encima, porque a la via pulchritudinis de la belleza (“la he visto…, la he visto”, balbucea, impresionado) une la via caritatis (“y me ha mirado”), más asombrosa aún, si cabe. Es para que la tierra y los cielos le sonrían, verdaderamente.