sábado, 30 de julio de 2011

Tres de Leíto

Dice que está gordísima, que qué horror... y yo la miro y me espanto: "¡Y entonces yo, ¿qué?, eh! Un poco de caridad, por favor…"
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Hoy cumple 37 años, y aunque es temprano, puede haber dicho ya 37 veces que qué vieja, uf, qué tragedia. Y yo, atónito, musito la misma dolorida exclamación (supra).
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Para que no se casquen en el lavaplatos, compra vasos de vidrios cada vez más gordos. Anoche, con agujetas en el brazo de levantarlos para beber un poco de agua como el que levanta una pesa, me atreví a comentar: "Hay que ver: con lo fina qué eres y los vasos tan bastos que te gustan..." "Por eso me casé contigo, cariño", dijo, cortante. Y eso que anoche todavía tenía 36 años.

viernes, 29 de julio de 2011

A perro flaco...


¿Quién nos iba a decir que el acta de defunción —que eso es esto— del 15-M no lo iba a firmar un filósofo o un líder de opinión, sino justamente el perroflauta llamado "El Chirlas"?

jueves, 28 de julio de 2011

Aviso a snobs

El que mató al dragón fue San Jorge, no Sir Jorge. 

miércoles, 27 de julio de 2011

La rima es sexy


En la playa me resguardo bajo la sombrilla y me parapeto tras un libro. Sí, pero todo apunta a lo mismo: la rima también es sexy. Lo deja caer Chesterton en Tipos diversos: "Las rimas se responden mutuamente igual que los sexos en las flores y en los seres humanos".  Y podría ser una feliz casualidad, el primer ejemplo –en qué estaría pensando– que se le ocurrió a ese genio aturullado, pero tres páginas más atrás, remacha: "y pertenece aún más decididamente a la cuestión que estamos tratando, pues se trata de una comedia en verso en la que todos los personajes hablan poéticamente de un modo tan natural como cantan los pájaros en la época de apareamiento". Yo estoy de acuerdo, faltaría más. 

sábado, 23 de julio de 2011

Caza minúscula

Oigo misa desde muy atrás de la pradera, donde penamos los padres con niños gritones. Un niño muy bueno también está con nosotros. Se dedica, como Jünger --le explico-- a la caza minúscula, y él me dice que sólo está buscando bichitos. Bien. Le deseo suerte. Lo veo con el rabillo de un ojo (el otro está tras Carmen) andar a cuatro patas y dar saltos por el seto del fondo. Vuelve al rato muy orgulloso a decirme que ha cogido un saltamontes. Muestro mucho interés y admiración y abre las manos para enseñármelo. Me asomo por entre sus dedillos. "Ah, es un grillo", le digo, "precioso, eso sí, negro acharolado". Y él, poniendo una compungida cara de disculpas supira: "Es que yo soy de Madrid"... Para que luego hablen de la vanidad y la presunción de los capitalinos. Hoy, qué casualidad, tocaba día de antinacionalismos.

viernes, 22 de julio de 2011

Bien pensado

Estreno etiqueta: "El amor es ciego", porque está visto que los padres siempre acertamos con el mejor perfil. Carmen nos llama indistintamente a su madre y a mí: "¡mamá!". Podía tomarse como una victoria del Ministerio de Igualdad, por supuesto, pero yo he optado por pensar que mi hija celebra así la unidad conyugal, la una sola carne nuestra, de la que celebramos, hoy justamente, festividad de santa Magdalena, el undécimo aniversario.
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También tiene la cosa una lectura rosaliana, habida cuenta de la frecuencia con que nos llama a voz en grito a todas horas. Escribió el poeta:
Bien pensando
responder cuando nos llaman
es un milagro.
Carmen se ha dado cuenta de que le respondemos ipso facto y repite el milagro, lo repite, asombrada y divertidísima. 

jueves, 21 de julio de 2011

Acción de gracias

Te doy gracias, Señor, por la sensualidad
que se lleva mis ojos cogidos de la mano
hasta los cuerpos lentos del líquido verano
o tras las minifaldas que cruzan la ciudad.
Inesperadamente la voluptuosidad
ha llegado y me llama. Viene a hacerme de hermano
pródigo con quien vuelvo de un país muy lejano
sin haberme marchado jamás de la heredad.
Su visita me azuza porque a mí, perezoso,
me toca recibirla y su pasión me echa
una mano de fuego para encender la vida,
me pone a amar el mundo, que es ancho y peligroso,
me dicta este soneto y se va —al fin deshecha
de tanto hacer— dejándome el alma estremecida.

miércoles, 20 de julio de 2011

Disculpas

Con qué alivio he comprobado que a los diez años o así se pasa una etapa de agudo  humor negro. Los hechos son los siguientes. Entretenido por los andares (de la manita) de Carmen, he pisado a la hija de unos cinco años o así de una conocida. Siendo uno chestertónico, la niña no le ha visto la gracia y ha lanzado un alarido terrible e inconsolable. Nosotros salíamos de la piscina y ellos también: me ha dado tiempo para oírla llorar. La madre, educadísima, me aseguraba que lloraba porque llevaba muy tonta toda la mañana con un dolor de cuello. Ya en la puerta, seguía llorando, aunque a mí se me habían acabado las disculpas y a su madre las excusas. Una señora que entraba ha preguntado qué le pasa, qué, tan terrible a esta poobre criatura afónica. Tanto la madre como yo hemos visto una oportunidad para recomenzar. Dice ella: “Le duele mucho el cuello”. Digo yo: “No, es que la he pisado yo, yo, sin darme cuenta”. Y dice el niño de la que entraba: “¡¡En el cuello!!”, mirándome con cara de guasisusto. Nos hemos reído todos, menos la niña llorosa y la madre del niño, que ha entrado disculpándose, avergonzada. Y así vamos echando el verano.

sábado, 16 de julio de 2011

Saltar sin red

Ayer se cayó la Red, de modo que no pude colgar la buena pipa del día. Eso trajo otra buena pipa: os imaginaba (no a muchos, a unos pocos) lamentando mi día terrible o sosísimo y esa conmiseración de dos o tres amigos me supo muy dulce. Gracias.

Otra consecuencia de las nuevas reglas es que sólo puedo colgar una pipa al día, de modo que parezco un polifemo, con un ojo nada más. Bueno. Ayer pasó, entre otras cosas, que a media misa entró una mujer con una evidente deficiencia mental y se sentó, después de una amplia señal de la cruz y una tambaleante genuflexión, en la primera fila, como siempre vacía. A los cinco minutos apareció su padre buscándola. Ella debe de tener querencia a las iglesias porque el padre venía a tiro hecho: sabía que la iba a encontrar allí. Cuando la vio dijo: "¡Ahí está!" y se fue a por ella. No quería irse y forcejearon un poco, pero al final obedeció muy resignada. El cura paró la celebración y dijo: "Déjela aquí, señor, que no molesta", y había algo en esa frase, además de ser un endecasílabo, profundamente emocionante: el cura estaba suplicando, reconociendo que su presencia era valiosísima, más valiosa que la nuestra, y todos asentíamos con ese ruego. El padre, impertérrito, se la llevó.

Y hoy llevo yo a mi hijo a bautizar. Don Álvaro d'Ors me recordaría que hoy será el día más feliz de su vida. Tanto como para eclipsar del todo mi buena pipa de hoy. Y Kierkegaard que eso sí que es un salto sin red.

jueves, 14 de julio de 2011

Don Pedro Manuel de Urrea

La entrada de anoche me predispuso para la sorpresa de esta mañana, y el aniversario redondo e ignorado de hoy para saborear más a gusto aún esta prosa de Mario Quintana, al que ando traduciendo para no hacer mudanza en mi costumbre.
Hubo un poeta español, don Pedro Manuel de Urrea, que, habiendo florecido en el momento de la invención de la imprenta, palidecía de pensar que sus versos corrían el riesgo de ser leídos “incluso en las bodegas y en las cocinas...." Me divirtió tanto cuando lo leí que hasta lo anoté, como salta a la vista.
Pero, ¿tendré derecho a reírme? Mi formación democrática no hace exclusión de clases, es cierto, pero hace exclusiones en todas las clases. Y si mi recelo no se especifica, como el de don Pedro Manuel, es, sin embargo, general y ecuménico
Aunque la culpa no es mía... Pues sólo puedo contar, en todas las clases, con las excepciones, esto es, con aquellos que, en cada generación, son los muy pocos a los que les gusta leer poesía y que transmiten su fervor a las generaciones futuras. Como la luz de una candela contra el viento...


Un número redondo

Cuando anoche escribía la vergonzosa entrada de mi mala memoria, no sabía que hoy me despertaría con este alegre recordatorio, que es un regalo de santo con un día de retraso. Y una llamada a la responsabilidad, previo examen de conciencia: ¡catorce años ya dedicado públicamente o, al menos, publicadamente, a esto! Y catorce, no es sólo un número redondo –para un sonetista, se entiende– sino un buen puñado de tiempo. 
Que ha pasado volando. 

miércoles, 13 de julio de 2011

No me cuentes mi vida

La gente suele contarme mi vida. Como tengo mala memoria, escucho con el corazón en un puño, sin saber qué hice o dije. Generalmente consigo caerme gordo o sentir vergüenza ajena (es propia, pero sentir, sentir, la siento extraña). Hoy no fue distinto, pero ha sido un regalo de santo a la vez. Por lo visto, siendo yo muy niño, mi madre –que significativamente no me lo contó nunca después– me llevó a una merienda de amigas para que jugara con los hijos de las otras y fuésemos haciendo buenos amigos y todo eso. Comentaban ellas la noticia del asesinato de una muchacha joven, buena chica, que trabajaba de interna en alguna casa de la zona. Yo levanté la cabeza y perpetré: "Una muchacha... ¡Con lo mal que está el servicio!" Me lo celebraban hoy como una precocidad premonitoria de humor negro e ironía. Yo lo veo lamentable, pero me ha venido muy bien para saber que lo que estamos pasando ahora con el servicio (Amparo nos desamparó y así seguimos) no es una maldición, sino un castigo. Más que merecido. Y eso, de alguna manera, me da fuerzas para arrostrarlo. Esta noche (y bastantes más) rezaré por aquella lejana chica.

martes, 12 de julio de 2011

De estética

Qué bonitas serían las tórtolas turcas si fuesen muchísimas menos. 

Protesta en voz baja

Esa firmeza de los curas párrocos en "no hacer excepciones con nadie", y la sensación que uno tiene de que Dios no hace más que excepciones con todos. 

lunes, 11 de julio de 2011

Una falta que no falte

Que estuviese justamente en la fachada de la Concejalía de Urbanismo me predispuso quizá para verle cierta gracia y hasta la elegancia a esta pintada: 
No me negarán que es un detalle quitarle la hache al "hijos" para que quede claro que la cosa no va con la santa madre de los aludidos, sino con su idiosincrasia. Y "perros", a pesar de su rancio abolengo, no es un insulto excesivo para mí: mucho peor sería "gatos", y hablando del abolengo del insulto, más apropiado...
[Lo que me será difícil es explicarme ante mi amigo Luis Martel, que entraba en la susodicha concejalía muy bien vestido de trabajo y muy acompañado, y que me pilló in fraganti haciendo la susopuesta foto, y en bañador, y hubo de saludarme delante de todos muy serio, con cara de póker.]

domingo, 10 de julio de 2011

Echando aire

Los domingos ya no los santifico, los sacrifico. Sin ayuda y dos niños, hay que echar el resto a todas horas. Los lunes han adquirido un nuevo y muy irresistible atractivo. Pero mientras llegan, que se hacen esperar, algo hay que hacer. Fui a la gasolinera a llenar de aire una piscinita hinchable de Carmen. Cuando llegué, le tocaba a un chico culturista con una novia y un coche tuneados. Me dijo: “Pase usted, no me importa esperar”. Traté de llenar la dichosa piscina pero no me aclaraba con el pitorro y el aire. El muchacho se bajó del coche y me ayudó haciendo fuerza en la válvula y la íbamos llenando. En esto, llegó en una motito un señor de Madrid, que conozco bien de vista, porque conocí mucho a su hija, y todavía la saludo en la playa todos los veranos. Es marqués, por cierto. Y traía estrés, eso es seguro. Nos metió prisa con la piscina. Luego desesperanza: “Eso no lo llenáis”. Pero gracias al culturista la llenamos. Fui a devolver el pitorro especial artilugios de playa a la caja, y cuando volví comprobé que el de la moto se le había colado a mi amigo el de los músculos. Le pregunté: “¿Se te ha colao?”, señalando ostentosamente. “, pero bueno, son sólo dos ruedas más”. Se me subió la sangre jacobina a la cabeza. “Oiga, usted, con lo fácil que es ser un señor y guardar cola y viene aquí colándose como un pilluelo.  Qué difícil nos ponéis ser snobs, eh”. Eso dije. Luego pensé que a lo peor no fui tan quijotesco como pensé entonces: el culturista me había dejado pasar y tendría yo mi mala conciencia; y, por otro lado, cabe que mi subconsciente se calentase con la idea de que el Sr. marqués madrileño creyera que tenía derecho a colarse sobre un indígena. Y entonces mi indignación era sólo defensa propia. Lo único indiscutible es que el gran señor de hoy fue el chico de la novia y el coche tuneados. Y aquí le dejo mi reverencia.

sábado, 9 de julio de 2011

Subiendo de la playa...

En la escalerilla de la playa, a la 1 de la tarde, una conocida que baja me ofrece estas refrescantes palabras: “Qué imagen tuya tan bonita el otro día”. Pensé inmediatamente en alguno de mis artículos en el Diario de Cádiz, y me encantó el piropo con esa terminología tan técnica: “imagen”, pues las ideas no son tan mías. Pero se explicó más: “Os vi paseando, cada uno empujando un carrito, ya sin manos ni para saludar”. Ah, bueno, vale, vaya…. Y qué raro —seguí pensando escalerilla arriba— que prefiramos que alaben lo que hacemos que lo que somos. Y, de un salto, me pregunto si alguien habrá usado esa curiosidad psicológica para explicar por qué a Dios le gusta tanto que nos guste tanto la Virgen María, y no se pone celoso nunca de su culto. Lo que podría explicar también por qué le interesa mucho más la poesía, aunque hable del campo en primavera, o precisamente por eso, que la teología, sin ánimos de faltar a nadie.

viernes, 8 de julio de 2011

Te llevarán a donde tú no quieras

El narcisimo te obliga a estar muy pendiente de las mínimas turbulencias en el agua del río donde uno se mira, que son las miradas de los demás. Por eso me di cuenta que lo que más o lo único que impresionó de verdad a nuestra ilustre visitante fue la pila de inéditos (todos muy bien impresos y anillados) y éditos que me habían mandado los amigos, conocidos y saludados y que esperan en un impaciente rincón a ser leídos y, sobre todo, contestados. Por lo demás pasó imperturbable, pero ahí se estremeció de compasión por mí. En realidad, no es tan malo como parece, ni mucho menos. Algunos de esos libros no los habría leído jamás de no mediar el amable envío. Mi tío Francisco Torres Oliver ha traducido para Alianza Editorial Relatos de fantasmas de Edith Wharton, y yo que leo pocos relatos, que paso de fantasmas y que no me sentía especialmente atraído por Wharton, estoy ahora literalmente deslumbrado, pasmado.  "Karfol" es inmejorable. Gracias mil. 

jueves, 7 de julio de 2011

Borges por quintanares

Es un poema menor de Mario Quintana y por eso lo recogió en un libro de aforismos, De la pereza como método de trabajo (1987), y no en un poemario. Pero es bien bonito, y más en el seco verano:

...............VIEJO TEMA

Llueve.
Cada gota es una rima pobre.
¿Sabes?... Siempre que llueve, hace tanto tiempo de todo…
Y cualquier poema que uno escriba
viene fechado en 1899.


La primera vez que lo leí no le dí más importancia, pero hoy he caído en la conexión borgiana: el poema de Quintana hace referencia a uno de los grandes sonetos de Borges, como detectó El Cabrero:



En comparación, lo de Quintana no deja de ser una glosa menor, sí, pero en las distancias cortas es donde un poeta se la juega. Del soneto del argentino, el brasileño se centra en su hallazgo poético, prescindiendo de todo sentimentalismo: "La lluvia es una cosa/ que sin duda sucede en el pasado". Pero no se limita a plagiar la imagen: se permite dos guiños geniales. Por un lado, la referencia a la rima pobre, que parece una ironía hacia las que Borges gasta en su soneto, una ironía... y una justificación admirable. Y después está la fecha que cierra el poema, que es la del nacimiento de Borges, justamente, para que nadie le acuse de disimular su fuente (o su lluvia). Firma el homenaje con la fecha. Por supuesto, la fecha  funciona poéticamente con independencia de Borges además: le da a la lluvia un levísimo toque (por un año sólo) decimonónico.

miércoles, 6 de julio de 2011

De buena mañana

Madrugo para seguir con el papeleo de la baja por maternidad de Leonor. Me cruzo con un viejo amigo del colegio, Miguel Ángel Benjumeda, que también aprovecha la fresca para llevar papeles a otra oficina. Le comento que el otro día conocí a su hija y que es muy guapa. Sonríe y me responde con pleno convencimiento: "De tal palo tal astilla". Recuerdo (aunque creo que entonces no me di cuenta) el aura de felicidad y de facilidad que siempre le rodeaba, su elasticidad deportiva, su capacidad de ir sacando los cursos sin despeinarse, su completa impermeabilidad para los agobios y los complejos, y siento de un golpe la gracia y la veracidad de su frase, y por tanto (véase Santa Teresa) su humildad chispeante, y me contagio de lo que tiene de pura alegría. Y me voy pensando en qué puñetas voy a decir yo cuando me digan, que ya me lo dicen, que Carmen es muy guapa, o Enrique.

martes, 5 de julio de 2011

Otra metapipa

En Diario de la felicidad de Nicolae Steinhardt, p. 505:

Nos falta totalmente el sentido del misterio. En este siglo XX el número de los aficionados a las novelas policiacas —a cuya cabeza yo me encuentro—es enorme. Nos gustan Edgar Poe, Conan-Doyle y Edgar Wallace, nos apasionan las aventuras del impecable lord Peter Wimsey, del bigotudo Hércules Poirot, del emperifollado Philo Vance, de los comisarios Ellery Queen, padre e hijo, del cínico Sam Spade, del discreto Mr. Fortune, del banal Maigret o de los complicados héroes de John Le Carré —¡y no percibimos el misterio que nos rodea a cada paso!— [A estas alturas, ya lamentaba yo la ausencia de Father Brown, cuando enseguida la explicación.] El padre Brown, el cura-detective de Chesterton (tan poco insólito como el cura-trabajador de la fábrica), llama nuestra atención sobre la omnipresencia del misterio, que reaparece en cda una de las novelas metafísico-policiacas protagonizadas por este Father Brown
El catecismo de los obispos católicos holandeses detecta el misterio en los sitios más insospechados. Los esposos, dice el catecismo, ni siquiera saben de qué profundos misterios están rodeados y qué insondables secretos expresan cuando, al volver del trabajo, él le dice a ella: "¡Qué guapa estás esta noche!", o ella le dice a él: "Te estaba esperando, amor mío; has llegado tarde". 

Metapipa

Este poema de Cecilia Meireles empieza muy bien, aunque luego se le fue de las manos. Se nos cayó a nosotros de la antología, en fatal consecuencia, porque no podemos ir extrayendo fragmentos, versos, o aforismos. Mientras que el lector de a pie puede decir: "Todo me vale si vale", el antólogo ha de resignarse a un extremoso "Todo o nada". Pero sus dos primeras estrofas, traducidas por Marie Christine del Castillo-Valero, son un extraordinario lema de "El cuento de la buena pipa", y un bloguero tiene carta blanca: 
¿De qué están hecho los días?
—De pequeños deseos,
inconcretas nostalgias,
silenciosos recuerdos.

Entre penas sombrías,
momentáneos destellos:
vagas felicidades,
pasadas esperanzas.

[…]

domingo, 3 de julio de 2011

Un sueño

“Dormir es un sueño” escribí en Twitter hace unos días a las cinco de la mañana buscando un rinconcito donde llorar. Hoy, en cambio, he podido soñar un rato en la siesta. Un sueño —eso sí— angustioso: la mesa de cristal de mi despacho me había caído encima, aprisionándome, y sobre ella estaba la lámpara, en precario equilibrio. No sé por qué a eso de la lámpara le daba tanta importancia, quizá porque intentaba que al menos algo no se cayese, quizá por un simbolismo que se me escapa. Yo me retorcía y gritaba pidiendo ayuda: “¡Leonor, Leonor, Leonor…!”, fuerte, débil, dolorido, quejumbroso, enfadado... Pero todo era para nada. A lo lejos se oía a Leonor afanada en atender a Enrique, y a Carmen, sus risas y sus llantos —todo exige atención—. Y nada más. Me he despertado contento. Y no tanto por no tener encima el grueso cristal aplastante, sino por descubrir que al menos estoy por encima de mi subconsciente, egoísta, agobiado, llorón y celoso.  Ha sido una inyección de moral para mi súper-yo.  Un sueño reparador, que se dice.

sábado, 2 de julio de 2011

Una buena noticia

Busco algo en mi diario del año pasado y me asombra la condición de sucesos remotos, casi míticos, que tienen para mí la mayoría de los allí consignados. Qué sensación extraña, pues sucedieron hace pocos meses... Me inquieto un poco hasta que, de pronto, descubro que lo que nos distancia de nuestra vida no es el tiemp,o sino sólo el olvido. Y me alegro muchísimo (y me hago el firme propósito de tomar más fósforo).

viernes, 1 de julio de 2011

En el calor de estas noches

Diréis de mí que soy un tanto animal si confieso que acuno a mi hija con Loquillo; pero en el fondo soy un sentimental. La canción la descubrió ella por casualidad mientras yo trataba de pescar en la Red algo del nuevo disco de Loquillo Alberto de Cuenca. Y le encantó. Al principio me resigné. Luego pensé que sus alaridos (no le gusta acostarse mucho) iban bien con el concierto de rock, como de fan histérica, pero a fuerza de oírla (a la canción) he descubierto en la letra detalles muy apropiados para una correcta educación en valores desde la más tierna infancia. Nunca me gustaron los que pretenden hacerse amigos de sus hijos (no vine aquí para hacer amigos), pero me parece estupendo que le quede claro (a voz en grito y con estribillo) que siempre puede contar conmigo, que su familia —estando como están las normas— no somos gente normal, que somos de otra época y corte moral, que para qué discutir si puedes desdeñar y, sobre todo, que estaré, en el calor de estas noches y a plena luz de cualquier día, siempre dispuesto para alegrarle el día. Y que una sonrisa suya basta para detener el tiempo.

¡Qué nana, ¿no?, si hasta dice "¡Vive Dios!" y todo!