domingo, 28 de enero de 2007

El Barbero en Châlons-du-Main

Leo lento; y así he ido avanzando (un animal por día) por las Histoires naturelles de Jules Renard, al que tanto admiro por su extraordiario Diario. Como la cultura es descubrir mediterráneos, me he asombrado de lo que le deben Platero y yo y las mejores estampas de Gabriel Miró a este librito. Curiosamente, a mitad de lecturas, los bloggs amigos se llenaron de vacas y otros animales: yo disfrutaba con el paralelismo y recordando la frase de Levi-Strauss, citada en el prólogo: "Los animales son buenos para pensar". Y buenos, sin más.

El Barbero, con su navaja fría, ha recortado estos trocillos:

[Describiendo unas palpitantes y vergonzantes escenas de caza de la perdiz] ... y sobre los ojos, dice Homero, desciende la sombra de la muerte.

*

[Gallo] Su cola parece la esquina de una capa que una espada levanta.

*

[Pato] Cojea de las dos patas.

*

[Pavo real] Tan seguro de su belleza que es incapaz de sentir rencor.

*

El vuelo rápido de los tordos y los mirlos roza el corazón.

*

Tus zapatos aplastan las blandas chabolas de los topos.

*

Es un día pobre, gris y corto, como roído por sus dos extremos.

*

El agua del río es tan transparente que hiere: si uno sumergiera en ella los dedos, cortaría como un cristal roto.

10 comentarios:

Adaldrida dijo...

Me gusta sobre todo la última y la del día gris. Supongo que tú no has ido a la presentación del libro de Ale Martín, por lo cual quedas exculpado de mi rencor general contra todos los poetillas que no me han dicho ni mu. ¡Serán...!

Anónimo dijo...

¿Escribe algo Renard sobre las vacas? Es pura fijación... Rocío, si lees esto, y aunque no sé de qué va tu polémica, te digo mu con mucho gusto: muuuuuu.

E. G-Máiquez dijo...

Yo también me he perdido la presentación de AMN, ay. Pero lo importante, Llir entre cards, es su libro y ése lo tenemos.

Renard tenía, por supuesto, su vaca: se llamaba Negrita y le dedica dos o tres capitulillos muy emocionados.

Jesús Beades dijo...

La última cita barberil me recuerda a El Gran Divorcio, de C.S. Lewis; en el Paraíso (o en su antesala), para las almas aún no salvadas, aún irreales, todo el paisaje es demasiado duro, demasiado cortante y doloroso, demasiado real.

La del pavo real es muy buena, recuerda lo que hace poco citaste -de Gómez Dávila- de que la vanidad no es una afirmación sino una pregunta. Es la belleza más apabullante, la que no entra en comparación, sino que sólo es. Splendor Veritatis.

¿Lo estás leyendo en francés? ¿Hay versión en español?

E. G-Máiquez dijo...

Ojalá en francés, pero no me da, ay. La edición es de Círculo de Lectores, con CD de la adapatación musical que hiciera Ravel (prescindible) e ilustraciones de Toulouse-Lautrec (imprescindibles). Manuel Rivas escribe el prólogo (prescindible) y Joan Riaboau (más o menos) la traducción que me gusta mucho(y es imprescinidble para mí, que ojalá en francés, pero...)

Ángel Ruiz dijo...

El primero es en realidad de Homero; el único mérito que tiene Renard es citarlo; en todo caso (no sé) lo de relacionarlo con las perdices.
Yo cogí de la biblioteca de la Universidad: Diario, 1887-1910 / Jules Renard ; selección y edición de Josep Massot e Ignacio Vidal-Folch, Mondadori, 1998.
No sé, por ahora, medio-medio.

Coni Danegger dijo...

Enrique, supongo que estamos hablando del mismo Levi-Strauss... y no dejo de asombrarme: en psicologia social no se decian esas cosas! Tampoco dejo de agradecerte que la hayas copiado.

E. G-Máiquez dijo...

Es el mismo L-S y es el mismo Homero; la gracia del último está en aplicar esa grandeza épica a un episodio de caza menor, con lo que el cazador queda ridiculizado y la pieza encumbrada. La culpa de que esto no se vea, es del barbero que nos lo ha sacado de contexto. Como castigo, trabajará un poco el extraordiario Diario y ya verás, Arp.

Anónimo dijo...

La última pieza, la del río, es de esas cosas que uno mataría por firmar.

Anónimo dijo...

La ultima me encanta, que sonoridad y que imagen. Genial, me ha alegrado el fin de semana!!!