viernes, 29 de febrero de 2008

Bagatela del año bisiesto

Esta tarde aún podrías escribir el poema
que querías hacer antes de que acabase
febrero. Para ti, hoy comenzaba marzo.
Mas te sorprende el año bisiesto con un día
de regalo
, con un día que no esperabas
y que descubres por azar entre otras fechas
del almanaque.
............................Bien. Pues no pierdas el tiempo.
Pon manos a la obra. Y agradece este día
de más, en el que acaso puedas hacer —si viene
la inspiración a dártelo— un poema que hable
de ti mismo, de la luz tan dulce y distinta
de esta tarde de invierno, y de otras cosas. En
fin, de lo que tú quieras, de lo que se te ocurra,
de algo que te interese y sea verdad. Es lo mismo.
Pero no te descuides. Trabaja.
............................................................Ya declina

la tarde. Y veo que sigues mirando al techo, y no
comienzas tu poema. No te decides. Piensas
sólo en las musarañas, igual que siempre. Pronto

caerá la noche. Y mucho, mucho me temo que
se morirá este día que no te has merecido
sin que en él nada alcances.
.....................................................No te lamentes luego.


[Eloy Sánchez Rosillo, Las cosas como fueron, La Veleta, p. 190. Negritas mías]

jueves, 28 de febrero de 2008

Jo, Juno

Justo ayer me buscaban unos áridos alumnos de Soldadura para decirme entusiasmados que habían ido a ver la película que les recomendé. Estaban radiantes. Chulísima, chulísima, repetían. Sus novias estaban asombradas --añadían orgullosos-- de lo guay que es nuestro profesor y los sabios consejos que da; no como los suyos... Tanto entusiasmo, de pronto, empezó a parecerme un poco sospechoso. Y pregunté más. Mis entusiastas cinéfilos resulta que habían ido a ver Jumper. No, no, era Juno: J-U-N-O, Oscar al mejor guión original, que es el Oscar más literario de todos, hombre. Ah. El ambiente se puso mustio. Ellos estaban fastidiados de haberse equivocado y yo de que, para una vez que se me emocionan, fuese sobre un malentendido. Pero, bueno, como era ayer, que llevaba toda una viga en el ojo, preferí consolarlos en vez de lamentarme: “No os precupéis, que estas cosas grosso modo pasan en las mejores familias”. Lo malo es que con el consuelo se vinieron arriba. Este fin de semana van a ir a ver la auténtica Juno, y se apuntaron el nombre. No sé qué van a decir sus novias, uff.
Qué poco dura el prestigio en la casa del profe.

miércoles, 27 de febrero de 2008

La cultura y la derecha

Inesperadamente, la beligerante PAZ (Plataforma de Apoyo a Zapatero) está sirviendo de algo. Ha propiciado un debate sobre las relaciones entre cultura y derecha, quizá menos decisivo y esclarecedor que el del lunes, pero más trascendente a largo plazo. Hace unos días Carlos Colón lo trajo a estas páginas, y hay que agradecérselo.

Juan Manuel de Prada opina que el artista se inclina a la izquierda porque ésta le ofrece a la vez un cobijo (reconociéndole y apoyándole) y una causa (dándole la ilusión de que lucha contra el poder o los valores establecidos). Lo expresó mucho mejor el astuto Picasso, cuando rogó a Josep Pla: “Dígales a mis amigos de Barcelona que la suerte no me abandona [...] Soy multimillonario y me han hecho del Partido Comunista. No creo que un artista pueda pedir más”.

Dejando a un lado la picaresca, que se explica sola, saltemos a la otra senda española, el quijotismo, que han de transitar los creadores que grosso modo llamaremos de derechas. Resulta sintomático que Prada y Colón los ignoren. Cuando alguien informado como Carlos Colón afirma que “en España la unión de derecha y cultura ha sido tan rara como la de pensamiento y navarro, según la famosa broma de Unamuno”, algo muy grave ocurre, con independencia de que la famosa broma sea de Baroja. Una simple enumeración de los escritores españoles de derechas rebosaría enseguida los límites de este artículo. ¿Cómo los olvidan?

Seguro que ni Colón ni Prada confunden la cultura con la lista de Los 40 principales o con las páginas de las revistas del corazón, en cuyo caso no habría más que hablar, desde luego, y sería la nuestra una cultura muy guay y progresista. Como por suerte tenemos otro nivel y en él hay autores de toda cosmovisión, la clave del debate cultural es preguntarse por los motivos que llevan al ninguneo de los más o menos de derechas.

Junto a la hostilidad sordomuda de los medios de izquierda, no se debe olvidar lo más triste: el desapego de la derecha. Don Álvaro d’Ors lo explicaba al hablarnos de la imponente figura de Eugenio d’Ors, su padre. A esa derecha despegada la retrató el Marqués de Tamarón: “En España no hay conservadores, sino conservaduros”. Aunque hay indicios de cambio, los conservaeuros mantienen un temor instintivo hacia los intelectuales, especialmente hacia los suyos, siempre más comprometedores que comprometidos. Hasta que la derecha no se atreva a reconocer sin melindres a sus pensadores, estará en inferioridad de condiciones frente a un PSOE que flipa con los suyos, esto es, con Serrat y Sabina, como si fuesen, no sé, Beda el Venerable y Ludwig Wittgenstein.
[Recogido en Análisis Digital]

sábado, 23 de febrero de 2008

Calentamiento global (ya en el Siglo de Oro)

[...]
y aqueste campo riego
con agua de mis ojos, que es de fuego.

Tanto que por mí pierde
de estar cubierto de su rica alfombra,
que en él no hay árbol verde
que al sol defienda su apacible sombra
ni de aljófar lo esmalta
la clara fuente que entre guijas salta.

Por mí el florido mayo
ya no le restituye los colores
ni el sol con puro rayo
abre en los prados las pintadas flores,
ni la rosada aurora
líquidas perlas sobre el campo llora.

Por mí, con tiernas quejas
lamentan las ovejas con la hambre,
y errando las abejas
vuelan perdidas del nativo enjambre;
porque por donde paso
quemo las flores y la yerba abraso.

Luis Martín de la Plaza

jueves, 21 de febrero de 2008

Logan Pearsall Smith

AFTERTHOUGHTS -- PENSAMIENTOS A DESTIEMPO 

  We’re the children of our age, but children who can never know their mother. 

 Somos hijos de nuestra época, pero hijos que no llegan nunca a conocer a su madre. 


All mirrors are magical mirrors; never can we see our faces in them. 

Todos los espejos son mágicos: no podemos ver nuestras caras en ellos. 


There are two things to aim at in life: first, to get what you want; and, after that, to enjoy it. Only the wisest of mankind achieve the second. 

 Hay dos cosas que lograr en la vida: primero, conseguir lo que quieres; y, tras eso, disfrutarlo. Solo los más sabios de la humanidad logran lo segundo. 


How awful to reflect that what people say of us is true! 

 ¡Qué horrible reflexionar que lo que la gente dice de nosotros es verdad! 

What is more mortifying than to feel you’ve missed the Plum for want of courage to shake the Tree?

¿Qué es más mortificante que sentir que te has quedado sin el fruto por no tener el valor de sacudir el árbol? 


An echo of music, a face in the street, the wafer of the new moon, a wanton thought;—only in the iridescence of things the vagabond Soul is happy. 

 El eco de una música, una cara en la calle, la oblea de la luna nueva, un pensamiento disipado: sólo en la iridiscencia de las cosas es feliz el alma vagabunda. 


I can’t forgive my friends for dying; I do not find these vanishing acts of theirs at all amusing. 

 No les perdono a mis amigos que se mueran; no me parece nada divertido lo de que desaparezcan como por arte de magia. 


Why are happy people not afraid of Death, while the insatiable and the unhappy so abhor that grim feature? 

 ¿Por qué la gente feliz no tiene miedo a la muerte, mientras que los insatisfechos y los desgraciados aborrecen de tal modo su lúgubre gesto? 


There are men and women born into the World to do its work and win its prizes; others, simply look on and see what happens. These two kinds of people feel ashamed when they meet each other. 

Hay hombres y mujeres que vienen al mundo a hacer su trabajo y a llevarse sus recompensas; otros, simplemente a mirar y ver qué pasa. Esas dos clases de personas, cuando se encuentran unas con otras, se sienten avergonzadas. 


These who set out to serve both God and Mammon soon discover that there is no God. 

Ésos que se ponen a servir a Dios y al Dinero pronto descubren que no hay Dios. 


But it is not always easy to treat men and women as apes, and not baboon oneself in the process. 

No siempre es fácil tratar a la gente como monos y no mandrilizarse un poco en el proceso. 


Those who say everything is pleasant and everyone delightful, come to the awful fate of believing what they say. 

 Ésos que dicen que todo es estupendo y que todo el mundo es maravilloso caen en la terrible maldición de creerse lo que dicen. 


Hearts that are delicate and kind and tongues that are neither—these make the finest company in the World. 

 Corazones delicados y amables, y lenguas que ni una cosa ni la otra: ésa es la compañía más entretenida del mundo. 


‘O Joy!’ sings a bird in the Heart. ‘O Joy!’ another bird answers; while the world, like a large, thoughtful cat, sits by and watches. 

 “¡Oh felicidad!”, canta un pájaro en el corazón. “¡Oh felicidad!”, otro pájaro responde; mientras el mundo, como un gran gato pensativo, se agazapa cerca y mira. 


The test of a vocation is the love of the drudgery it involves. 

La prueba de una vocación es el amor por toda la rutina que lleva consigo. 


Artists that don’t love their art are more numerous, and more unhappy, than we think. 

Los artistas que no aman su arte son más numerosos —y más infelices— de lo que creemos. 


The Muses are vindictive Virgins, who avenge themselves inexorably on those who get tired of their charms. 

 Las Musas son vírgenes vengativas, que no perdonan a aquellos que se cansan de sus encantos. 


The great art of writing is the art of making people real to themselves with words. 

 El gran arte de escribir consiste en hacer a las personas reales para sí mismas mediante las palabras. 


Authors know that the Age of Miracles is not over; how otherwise explain the transfiguration of asses who praise their writing into exquisite arbiters of taste? 

 Los autores saben que la Edad de los Prodigios no ha acabado. ¿Cómo, si no, explicar la metamorfosis de los burros que alaban sus escritos en unos exquisitos árbitros del buen gusto? 


Writers who write for money don’t write for me. 

 Escritores que escriben por dinero no escriben para mí. 


Nothing is perfect in this world; and in spite of the noise they make and their big incomes, the complacency of our full-blown authors is not untroubled at odd moments, I am told, by the thought of that little group, just around the corner, of unimportant, unimpressed, jeering, sneering people. 

Nada es perfecto en este mundo; y a pesar del ruido que hacen y de sus cuentas corrientes, la complacencia de nuestros pletóricos autores no deja de inquietarse en ciertos momentos, me dicen, sabiendo que hay un grupito, a la vuelta de la esquina, de gente sin importancia, que no se deja impresionar, que se burla, que desprecia. 


What humbugs we are, who pretend to live for Beauty, and never see the Dawn! 

 Qué tontos somos, que afirmamos vivir para la belleza, y no vemos nunca la aurora. 


If you are up to date today, how dismally out of date you will look tomorrow! 

Si estás súper de moda hoy, qué desfasado te verán mañana. 


He who goes against the fashion is himself its slave. 

 Y el que va contra la moda es su esclavo. 


How amazing are those moments when we unimaginably possess our own possessions! 

 Qué increíbles son esos momentos cuando inesperadamente somos dueños de nuestras cosas. 


People say that life is the thing, but I prefer reading.

La gente dice que lo importante es vivir, pero prefiero leer. 


It is misery of young people that they have to read one another’s book. 

 La desgracia de los jóvenes es tener que leerse unos a otros. 


I hate new books force upon me, but how I love cream-throating other people with them! 

 Odio que me fuercen a leer nuevos libros, pero cómo me gusta encasquetárselos a los demás. 


From the bright, unbookish constellations my thoughts float back to the dim-lit reading-room of this circulating library, the earth. 

De las brillantes constelaciones sin libros mis pensamientos vuelven volando a la tenue iluminación de esta biblioteca circulante, la tierra. 


How often my Soul visits the National Gallery, and how seldom I go there myself! 

A menudo mi alma visita la National Gallery, y qué poco voy yo. 


I shouldn’t mind living to my hundredth year, like Fontenelle, who never wept nor laughed, never run nor interrupted anyone, and never lost his temper; to whom all the science of his day was known, but who all his life adored three things—music, painting and women—about which he said he understood absolutely nothing. 

No me importaría vivir hasta los cien años, como Fontenelle, que nunca lloró ni rió, nunca corrió ni interrumpió a nadie y nunca perdió los estribos; conocía toda la ciencia de su época, pero adoró toda su vida tres cosas —la música, la pintura y las mujeres— sobre las cuales decía que no entendía absolutamente nada. 


Or like Huet, that gay old Bishop of Arranches (‘flos Episcoporum’ a German scholar called him), who lived be ninety-one, and read. Theocritus every year in his favourite month of May. 

 O como Huet, ese alegre Obispo de Arranches (‘flos Episcoporum’ lo llamó un erudito alemán), que vivió hasta los noventa y uno, y leía a Teócrito cada año en su favorito mes de mayo. 


Or again I think with envy of the octogenarian Firdausi, who realized the dream he had dreamed in his childhood when, gazing into the canal which flowed by his father’s garden, the Persian boy had reflected that it Would be a fine thing to leave an image of himself in the world that passes. 

O nuevamente pienso con envidia en el octogenario Firdausi, que realizó el sueño de su niñez, cuando, observando el canal que fluía junto al jardín de su padre, el pequeño niño persa pensó que sería una cosa bonita dejar una imagen de sí en el mundo que pasa. 


But most of all I envy the octogenarian poet who joined three words— ‘Go, lovely Rose’— 

 Pero más que a nadie envidio al poeta octogenario que unió tres palabras: “Adiós, adorable rosa...” 


[Selección publicada en el último número de la revista Renacimiento]

miércoles, 20 de febrero de 2008

Miopía

Miro, remiro,
y no sé si es un mirlo
o es una rata.
*
Si hoy no quieren saltar al artículo, pueden saltárselo. Este haiku de autoría dudosa es su resumen.

lunes, 18 de febrero de 2008

domingo, 17 de febrero de 2008

Contraportada

El último libro de Marina, me deparaba una felicidad inesperada. Lucía en la mesa de novedades y, cuando le di la vuelta, me encontré con este comienzo de contraportada:
José Antonio Marina —reincidiendo...

Bastó con eso. El volumen daba más de lo que cabía esperar. Me marché sonriente, pensando en el sutil arte de la escritura, que la carga el daimon...

sábado, 16 de febrero de 2008

Jo, Juno

En una manifestación pro-abortista gritan que van a quemar la Conferencia Episcopal por machista y patriarcal. Hacer pareados con la quema de iglesias, en España y tras las dosis de memoria histórica que Zapatero nos ha inyectado en vena, es de dudoso gusto. Y hay otro pareado de peor gusto incluso: “Sacad vuestros rosarios/ de nuestros ovarios”.

Mi primer pronto sería rogarles con la misma monada: “Sacad vuestros ovarios/ de los telediarios”. Claro que, bien pensado, es una bendición que la noticia más grave encuentre huecos en los informativos por fin. Si a falta de pareados geniales quieren gritarlos genitales, bienvenidos sean. En una sociedad mediática como ésta, haber logrado que el aborto abra telediarios es un paso de gigante. Y como nuestra sociedad también es sentimental hasta extremos preadolescentes, el segundo paso sería demostrar ahora que lo festivo, liberalizador, rompedor, aventurero, es la vida.

Aquí es donde aparece la película Juno, del director canadiense Jason Reitman. Va de una chica, Juno, que decide esperar al niño que espera, y darlo en adopción a alguien que lo necesita y, también, lo espera. Está lejos de ser una edulcorada historia edificante: los diálogos son bastante gamberros y malsonantes, y sobreabunda la frivolidad. Por eso mismo, qué eficaz resulta el retrato del sórdido ambiente de la clínica abortiva. O la constante guasa que se gastan con la aséptica educación sexual. El guión de la ex stripper “Diablo” [sic] Cody apunta, como quien no quiere la cosa, con una intención afiladísima.

La película muestra a las claras que lo rebelde —cómo miran a Juno por los pasillos del instituto, mientras que ella avanza sin arredrarse— y lo divertido —cómo se ríen ellos, cómo nos reímos y nos emocionamos nosotros— es el embarazo ininterrumpido. A pesar de las complicaciones, todo acaba mejor.

Me gustaría hacer una mención especial a la niña feúcha, con gafas por supuesto, que monta guardia delante de la clínica abortiva a la que se dirige Juno. Uno, qué quieren que les diga, se siente identificado con ella. Tímidamente, pasando un mal rato, saluda a su compañera de instituto y le ruega que no aborte. Milagrosamente, contra todo pronóstico, tiene éxito. A partir de ahí, como es natural, el protagonismo es de Juno, guapa, divertida, arrojada y arrolladora. Y de su bebé.

viernes, 15 de febrero de 2008

jueves, 14 de febrero de 2008

Acción de gracias

[...]

Gracias, Señor, por mis debilidades,
por el aire que piden los pulmones,
por el agua y la sed,
por mi perro guardián,
este dolor que ladra en las heridas.

Gracias, Señor,
por la luz y las sombras
que son la cara oculta de la luz,
por la noche y el sueño
que me impide temer la última noche,
por el borroso barro y por tu aliento.

Gracias, Señor, por todo y sobre todo
gracias de todo corazón por darnos
la inquieta soledad que nos unió,
por hacer necesario lo que soy,
por poner a mi alcance lo que amo.
Javier Almuzara, en Constantes vitales (Visor, 2004)

miércoles, 13 de febrero de 2008

Doble voltereta

Pon, pon, alehop: desde el trampolínk a mi previsible artículo..., pero sobre todo me gustaría que, pon, pon, segundo alehop, y a esta película imprevisible. Por razones obvias, no he podido titular esta entradilla “doble salto mortal”. Es todo lo contrario.

lunes, 11 de febrero de 2008

Ruego

Dame, Destino, cualquier otro mal...
Lo llevaré sin quejas, pero vivo
entre los bárbaros: no me señales
como poeta, no, no me señales.
Bhartrhari

domingo, 10 de febrero de 2008

Contra el golf

El golf no me parece mal sino demasiado bien. Me entusiasma hasta niveles enajenantes y tengo que quitarme de él como quien deja de fumar, luchando contra la ansiedad, pero sin parches.
Tampoco lo critico por ecologismo. Dentro de las posibilidades de explotación agrícola, entre los cultivos de regadío, ninguno tan rentable como el césped de las lomas de un club de golf. Y allí se ven corretear todo tipo de alegres animalillos, desde las célebres perdices hasta unas confiadas corzas, dichosas de ver al hermano hombre cargando con una bolsa de inútiles palos y no con una escopeta de cartuchos.

Contra el golf tengo el tiempo que se escurre por sus hoyos. Góngora se lamentó así del amor: “Diez años desperdicié,/ los mejores de mi edad,/ en ser labrador de Amor/ a costa de mi caudal./ como aré y sembré, cogí;/ aré un alterado mar,/ sembré una estéril arena,/ cogí vergüenza y afán./ Déjame en paz, Amor tirano,/ déjame en paz”. Reconozco que resulta mucho más romántica la queja del cordobés que la mía. Pero es que yo los años los desperdicié con el golf: con el amor me fue bien al final, y aquí estoy, felizmente casado con quien incluso me consuela, después de cada campeonato, por mis inexorables subidas de handicap.

Gómez de la Serna lo definió como un juego para ratones que se han vuelto ricos. Hoy también juegan al golf los roedores de clase media; lo que no quita mérito a la greguería de Ramón porque quizá lo más grave de este deporte sea, precisamente, que te vuelve un poco ratón. No es normal pasarse una espléndida mañana de domingo trotando tras una bola como de gruyère para arrastrarla hasta un agujerito. Si durante la partida, uno hablase al menos con sus compañeros de otra cosa que de su swing y del maldito slice, tendría una justificación. ¡Ay, si pudiésemos extasiarnos con el paisaje sin perder la concentración necesaria para el putt!

¿Cuántas energías de nuestra juventud más sana no se están desperdiciando en seguir con atenta mirada el vuelo (cuando vuela) de la bola? Pienso en el arte, en la política, en las horas de lectura y de reflexión y de activismo en las que podrían emplearse con enjundia tantas energías magníficas. Lo malo del golf no es el golf, sino la ingente cantidad de cosas más importantes que por su culpa (mea culpa) desatendemos.

viernes, 8 de febrero de 2008

El error perfecto

Compré en navidades La avenida de la luz de José Carlos Llop porque me lo aconsejó un amigo y porque me apasionó su París: Suite 1940, escrito a medias con César González Ruano. En seguida me saltó a la vista, desde la página 22, este poemita en mallorquín, "In the mood of love":
L’amor mai no canvia,
Però els temps sí:
Stendhal plorava a l’òpera.
Jo ho faig al cinema.
Terminado el libro al fin, lo que más me ha conmovido, sin embargo, ha sido un craso error justo en su última frase. La “Nota de autor”, desde la que se hacen las dedicatorias, acaba:
“El escriba” está dedicado a Anne-Marie y Abelardo Linares —a quienes no conozco personalmente— por su generosidad al editar mi libro La dádiva casi a ciegas.
Supongo que Llop hubiese preferido escribir Marie-Christine, que es el nombre verdadero de la traductora de Morand y señora de Linares, pero qué efecto poético tiene su metedura de pata. Gracias a ella no hace falta que Llop jure que no conoce al matrimonio personalmente ni que su libro se lo editaron a ciegas. La generosidad de los dueños de Renacimiento queda muy resaltada, ¿verdad? Es lo que se pretendía.

jueves, 7 de febrero de 2008

miércoles, 6 de febrero de 2008

Método


Como soy tan medroso y comodón y sibarita, agradezco (en Cuaresma al menos) que la penitencia me la administren ellos: un poco ya empieza.

lunes, 4 de febrero de 2008

Se buscan Quijotes

Con mis clases en el instituto, pretendo, además de sobrevivir (en todos los sentidos), insuflar algo de lirismo en las almas de mis alumnos de FP. El empeño a veces se despeña. Otras no. Pero ayer sí. Mientras dirigía fugazmente la atención de mis alumnos de Soldadura hacia el arpa del salón en un ángulo oscuro, silenciosa y cubierta de polvo, observé como uno, con peinado de cresta de indio hurón y completo surtido de piercings, le hacía a otro, más autóctono, con melenita flamenca y tatuaje de Camarón en el antebrazo, el signo de que me faltaba un tornillo.

Supongo que estas cosas van minando la salud y la moral de los profesores. Por ahora, no la mía. Contra que me llamen loco estoy bien vacunado gracias a don Miguel de Cervantes. Don Quijote es inagotable porque nunca terminaremos de resolver el conflicto entre heroísmo y majadería o caridad y sinrazón que su figura nos plantea. En lo que sí estoy con él sin ninguna sombra de duda es en el esfuerzo y el ánimo. Cuando uno ve claro su ideal, no está bien que ande titubeando porque algún cabrero (o soldador) no le entienda a la primera de cambio. Es más, la incomprensión de muchos suele ser un indicador particular de acierto. Mejor sería, claro está, que todos se entusiasmasen y que aplaudiesen a rabiar a quien les señala lo bueno y lo hermoso; pero no suele ser.

Y todavía más. Aquel gesto de aquel alumno fue casi una caricia, si me permiten el exceso de optimismo. Precisamente entraba en clase pensando en la escasez que tenemos hoy en España de quijotes. Me habían contado las bromas (por llamarlas de algún modo) que soportan unas monjitas cuyo convento ha quedado en medio de una zona de movida nocturna. Luego estuve leyendo sobre el creciente problema del abuso escolar. Que pululen bestias pardas no me entristece tanto como caer en la cuenta de que no sale nunca nadie a pararles los pies, aún a riesgo de llevarse algunos coscorrones.

El coscorrón es la condecoración de don Quijote, y que le tomen por loco lo más natural. Qué honor, no me digan, que me asimilen de algún modo al ingenioso hidalgo. Y más y mejores caballeros necesitamos. Personas normales y valientes que afronten los riesgos que sean menester por defender a los desvalidos. Pongamos anuncios: “Se buscan Quijotes”.

viernes, 1 de febrero de 2008

Zumba zen

Que al pensamiento taoísta y a la poética zen le vienen bien unas gotas de ironía no lo digo yo, ni tan siquiera Octavio Paz. La ironía ya la puso en práctica nada menos que el conocido y reconocido por los japoneses como Haku Rakuten, o sea, el chino Bai Juyi (776-846).

............LEYENDO A LAO-TSE

Vale: “El que habla no sabe; y el que sabe no habla”;
nos ha dejado dicho el ilustre Lao-Tse.
Mas si el ilustre Lao-Tse fue de los que saben,
¿por qué ha dejado escritas nada menos que cinco mil palabras?

............LEYENDO A CHUANG-TSE

El maestro Chuang-Tse reduce todo a uno,
pero a mí me parece, no sé, que hay diferencias.
El ave fénix vive lo mismo que una víbora,
pero vuela, quizá, un poquillo más alto.