Hoy, mientras usted, amable lector, come cómodamente en su casa o con sus alegres compañeros de trabajo, yo estaré estiradamente almorzando en la casa-palacio de un marqués que ha dado en leer mis artículos con aprobación. Lo cuento, que conste, para darme envidia. Mis reparos no son por el desprendimiento de rutina ni por mi siesta fatalmente perdida ni por la tarde sin libros. Por supuesto, agradezco muchísimo la invitación y las palmaditas en la espalda de mi autoestima, tan necesitada [“La vanidad no es afirmación, sino interrogación”, que afirmó aquí mismo Gómez Dávila hace tres días]. Lo triste, lo duro es, precisamente, lo contraproducente. Nunca estoy a la altura, ni siquiera, de mis artículos, y saberlo con antelación es un aperitivo de melancolía. Degusto el acíbar de decepcionar a quien me estima. Y al final, en el café, me disuelvo como un azucarillo. Para colmo, no me acompañará mi mujer, esa fermosa cobertura, por usar la expresión de otro marqués, el de Santillana; así que nadie me cubrirá la espaldas. Me consuelo recordando que San Pablo (2 Cor 10, 10) estaba, descuéntenme la presunción y salven las distancias, en el mismo caso: “Epistulae graves sunt et fortes, praesentia autem córporis infirma et sermo contemptíbilis”.
post scriptum.- FE DE ERRATAS
1.- Donde puse casa-palacio léase palacio a secas, esto es, a lo bestia.
2.- Donde puse marqués léase vizconde.
y 3.- Donde me puse la venda (con San Pablo) quítese por innecesaria. Tan encantadores han sido que mi esnobismo, del que estaba curado (de espantos), está a un tris de reactivarse.
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5 comentarios:
Cuando se cita, siempre se debe poner la cita: II Cor 10,10.
La 2ª Corintios es epístola de retazos, con bastante auto-apología, entre rigores y lágrimas.
¡Pero si la puse!
Cuando se critica, siempre se debe poner atención, y perdone la auto-apología, los rigores y las lágrimas.
Abrazo.
San Pablo aparte, suerte con el marqués.
¿O es que no me explico?
Será eso, pienso.
Otro abrazo rigu-lacrimoso.
+T.
A riesgo de perder la amistad de quien aquí nos reune, yo acuso.
MIENTE COMO UN BELLACO: ¡Puedo afirmar con pruebas que sí está a la altura!
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