miércoles, 11 de noviembre de 2015

Más Girard (que siempre es poco)


Cuando me pidieron desde Aceprensa una nota sobre René Girard les dije que tenía previsto un artículo para el Diario. No les importó que lo usara como base. Y lo hice. Ha sido muy apasionante ver cómo se expande sólo (con un límite de espacio más generoso) una columna bastante comprimida.

Pero lo más apasionante de todo ha sido sentir físicamente el punto oscuro de la teoría girardiana. La voy explicando paso a paso, deslumbrándome con su perfecta coherencia hasta que llego al momento del asesinato del primer chivo expiatorio, que no termina de entenderse con la claridad cartesiana del resto de los pasos. Y he visto que es normal: porque el crimen siempre es oscuro. Que después, el hecho terrible tuviese un efecto calmante (momentáneo), que se mitificase el acto y se ritualizase, ya vuelve a entenderse. Pero el crimen es un punto ciego.


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