sábado, 5 de diciembre de 2015

Retorno a Brideshead


Todavía no he vuelto ninguna vez a Retorno a Brideshead sin que la novela de Waugh haya dejado de sorprenderme con alguna emocionante novedad. La leí en la universidad, deslumbrado por un modo de ser universitario nada académico; luego, el amor, la madurez, la conversión... Esta vez la he leído con una nueva conciencia de la soledad de los Flyte, católicos en un mundo que no lo es. Ésa es la sensación que tengo hoy, la de lo solos que estamos los católicos, aunque se disimule bastante con los números oficiales y las estadísticas. Pero ¿cuántos hay que harían el sacrificio final de Julia por su fe, cuántos? O mejor dicho, para dejarnos de hipótesis: ¿cuántos no lo hacen, tranquilamente? En mi caso, la conciencia de soledad se acentúa —perdonad que lo mezcle todo como Evelyn Waugh— porque veo a mi alrededor que tampoco existen los conservadores, por mucho que presuman en privado algunos. La mayoría se pone a amarrar con su voto cierta seguridad económica mínima y lo demás (y es mucho, lo demás) da igual.

Por supuesto, gracias a Evelyn Waugh, no dejo de verle la espléndida belleza a esta soledad profunda.

Aquí mi página homenaje en el nuevo número de Misión. El pdf se puede leer aquí.


1 comentario:

Vicente Cuesta dijo...

Eso que hoy en día es ser "conservador" paradójicamente, no pasa de ser una visión "marxista" de la realidad, en la que lo único que importa de ésta es su parte económica: si la economía va bien,todo va bien. Sin embargo, ese modo de ser "conservador" no afronta el combate de los principios (salvo que sean de la economía de mercado), pues los valores morales (éticos, por mejor decir) en ese mundo "conservadurista" son relativos y variables y prácticamente ídénticos a los del mundo "progresista": tanto para unos como para otros es admisible que puedan engendrase hijos por encargo tanto como que puedan abortarse los hijos engendrados, o que puedan unirse legalmente personas del mismo sexo que no pudiendo tener hijos, por la propia naturaleza esteril de su relación, han de tener reconocido el derecho a adoptarlos.