miércoles, 23 de mayo de 2018

Lagrimita


Mi profesor de inglés es un americano grande y sencillo. Es buenísimo con los niños y conmigo se desconcierta un poco, puede ser por mi acento. Hoy pretende poner un listening de los suyos, y yo maniobro con celeridad y nos ponemos a ver un vídeo de youtube de Jordan B. Peterson, tras explicarle mi teoría de que en la práctica lo mejor es to kill two birds with one stone. Al principio, le parece bien, correcto, pero luego se va viniendo arriba, se ríe mucho, y luego más arriba, digo, más abajo se viene. Se le empiezan a saltar las lágrimas de la emoción. Peterson está hablando contra el victimismo y a favor de coger a la vida por los cuernos. Muy animante, pero no tan emocionante diría yo, aunque como mi inglés no es tan bueno, ay de mí, puedo estar perdiéndome algunos tonos sentimentales o puede que el asunto esté tocando alguna fibra muy sensible de mi profesor. No podré saberlo nunca porque es un profesor de conversación calladísimo, tímido, introvertido a más no poder. Me pide que dejemos el vídeo, que ya lo verá en su casa, y me pone el listening que traía preparado sobre el gran teatro del sol. Vale, bueno, pero a mí ya nadie me quita la emoción y el misterio de la lágrima casi becqueriana.


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