miércoles, 26 de marzo de 2008

Salto

Después de la entrada hagiotanásica de ayer, este artículo rellenito de hoy; ma ne la chiesa
coi santi, ed in taverna co' ghiottoni
, me excusa Dante.

8 comentarios:

Nadie dijo...

No comer es una dieta que no falla nunca. Lo demás son chorradas.

Por cierto, para los incrédulos, si los hubiere, doy fe de lo bien que cocina Leonor.

Anónimo dijo...

jo, qué hambre.

Jacinto Molero dijo...

Genial el artículo del día de Córdoba Enrique. Ojalá nosotros nunca tengamos que hacer dieta de sus artículos y podamos disfrutarlos ricamente por mucho tiempo.Un abrazo colega, espero que sus alumnos hayan comenzado bien el período escolar.

Juan Antonio González Romano dijo...

Me he divertido mucho leyéndote esta mañana, con el café y la tostada de mi no-dieta. Afortunadamente, yo en su día ya me lo propuse y lo conseguí (treinta kilos perdí, nada más y nada menos). En fin, que todo es posible.

Juan Ignacio dijo...

Muy bueno el artículo, muy difícil la situación.

Espero que sepas disculpar el siguiente atrevimiento y defecto profesional. La figura de la osmosis da para mucho. Si te "contagiaras" de tu esposa podrías decir que algo se te pegó (y despegó). Pero si lo que sucede es una ósmosis estaríamos ante un caso muy particular en el cual tu esposa se podría ver involucrada de una forma desfavorable.

Dicen de que los individuos humanos somos "agua" en un alto porcentaje. Pues bien, tomando este dato científico y usando términos la teoría de la osmosis, tu te asimilarías, por incorporar bastantes sólidos más que lo que tu esposa hace, a una "solución muy concentrada" (agua+sólidos), mientras que ella una "solución menos concentrada". Dependiendo de la membrana que haya entre Uds., si ésta permite la ósmosis, el líquido viajará de tí a ella y la concentración en ambas soluciones se igualará.

Digamos, entonces, forzando un poco la ciencia, que los kilos que tu pierdes... ¡los podría ganar ella!

E. G-Máiquez dijo...

Umm, J.I., qué apetecible perspectiva. (Aunque no sé qué pensarían ella y el Cosmpolitan.)

Tengo grandes admiraciones, J.A., por los que lograron adelgazar y he comprobado que son grandes tipos: animosos, ligeros, como si se hubieran quitado un peso de encima (que efectivamente, pero un peso moral, digo), victoriosos...

Gracias mil, amigo Molero, y siento muchísimo ese hambre, CB.

Finalmente, no sé si es un gran elogio que nadie de fe de lo bien que cocina Leonor. Aún así se agradece y habrá que repetirlo pronto, ¿no?

Carlos RM dijo...

A mí me parece que ni tú ni, desde luego, Leonor necesitan hacer régimen. Dios mío, qué habrán pensado de mi barriguita... Ánimo en cualquier caso. [El artículo, como de costumbre: muy bien].

Nadie dijo...

Por supuesto, querido. Pero antes tendrás que probar tú las no-excelencias de mi cocina.
:(