jueves, 18 de septiembre de 2008

Primer párrafo de la novela que no escribiré

Comprobó los grifos uno a uno, giró dos veces la llave del gas, cortó la electricidad, bajó las persianas y describió otros círculos por la casa, ya sin objetivo concreto. Abría los cuartos, se asomaba a los armarios. Mientras tanto, miraba el reloj a intervalos regulares, como si fuese un segundero. De pronto, se dirigió a la puerta de la calle con cara de determinación; se tanteó nervioso los bolsillos: primero el derecho para ver si llevaba las llaves, sí, después el izquierdo para palpar el móvil, sí, el de atrás para asegurar que tenía su cartera, sí, y finalmente el bolsillo de la chaqueta, de donde sacó de nuevo el billete de avión, que volvió a leer con atención, sí, sí. Todavía tenía tiempo, pero mejor iría con tranquilidad. Suspiró, salió y cerró. Le estremeció entonces una aguda nostalgia por lo que quedaba atrás (cuarenta centímetros atrás) y presintió que lo mejor del viaje llegaría cuando abriese de nuevo esa puerta.

8 comentarios:

carmen dijo...

Maravillosa entrada. Sin la parte literaria, estabas describiendo a mi marido cada mañana al salir de casa, sólo que él, una vez cerrada la puerta de la calle, la vuelve a abrir para segurarse de nuevo de que todo está bien cerrado. Yo que hago justo lo contrario, recibo a veces una llamada preocupada: "te dejaste la puerta de la terraza abierta". Unos cerramos para abrir y otros abren para cerrar

Jesús Sanz Rioja dijo...

Ni falta que hace. Le quitas la última oración y queda un microcuento macanudo.

Juan Antonio González Romano dijo...

Nunca digas de esta agua no beberé...

ecazes dijo...

pues suena a inicio promisorio...

E. G-Máiquez dijo...

Cierto, Jesús, la última frase -como suele ocurrir- sobra. La quito. Muchas gracias.

Juan Ignacio dijo...

Muy buen comienzo (y final).
Me identifico con el personaje por el chequeo de las cosas de la casa aunque no con lo mejor del viaje al volver a abrir la puerta. No porque no me guste estar en mi casa. Sólo porque cuando un viaje se acaba siento una tristeza difícil de superar.

Nadie dijo...

¡Qué poco te gusta viajar! (físicamente)

Adaldrida dijo...

¡Sigue!
(Pero, si no sigues, también me gusta el microrrelato... Tengo curiosidad porque llegué tarde: ¿Qué frase has quitado?)