lunes, 15 de febrero de 2010

Mt 6, 26

Respicite volatilia caeli. "Fijaos en las aves del cielo", ordena Jesucristo, de manera que cuando los poetas les prestan especial atención no están sino cumpliendo un mandato evangélico. Que les resulta, por supuesto, muy amable, ya que entonces, precisamente, se nos invita a no preocuparnos ni por la comida ni por el vestido. Las aves del cielo ni siembran ni siegan y el Padre Celestial las alimenta, y encima nosotros —nos advierte— valemos mucho más, no un poquito más, que ya sería bastante, sino mucho. ¿Qué otra cosa pueda pedir un poeta?

Y para colmo, a renglón seguido, nos habla del tiempo inexorable y reflexiones anejas: "¿Quién de vosotros, por mucho que cavile, puede añadir un solo codo a su edad?" Así de claro, ea, para que los poetas metafísicos también se sientan aludidos por el pasaje. Y todos tan contentos. Amén.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Respicite: ahí está la clave, muchos poetas se han olvidado de contemplar. Gracias por la interpretación lírica, Enrique.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Jesús era un gran poeta. Últimamente me da por pensar que los poetas tienden a ser religiosos. De eso me gustaría hablar algún día contigo.

E. G-Máiquez dijo...

De eso, y de todo, tenemos que hablar, Jesús, y con Nicolás Gómez Dávila y Mario Quintana, que pensaban como tú.

marinero dijo...

Ha habido, y hay, poetas, muy buenos poetas, confesadamente ateos. Lo que podría discutirse es si LA POESÍA -no los poetas- "tiende" o no a ser religiosa; si, como afirma Andrés Trapiello replicando a Dámaso Alonso (que había dicho que "toda poesía (directísima o indirectísimamente) busca a Dios"), "la poesía no busca a Dios, porque la poesía que no lleva dentro el hálito de lo sagrado, la poesía que no lleva a Dios mismo dentro, sencillamente no es". Esta afirmación de A. T. me parece seriamente discutible; no porque no la crea acertada, sino porque no tengo nada claro que pueda hacerse refiriéndola a TODA la poesía. La de Jesús Cotta la creo, lo siento, sencillamente errónea.

poetaporlibre dijo...

Y es que la oración es poesía. Y la poesía tiene siempre algo divino.
Quien contempla y se emociona con las aves del cielo, contempla y se emociona mucho más con las personas.