En el artículo de hoy hablo de los dos clásicos de toda la vida: el "Me han suspendido" vs. el "He aprobado". Pero no he recogido una variante postmoderna que me estoy encontrando mucho últimamente: el "Apruébame, por favor; apruébame, anda; anda, apruébame, qué te cuesta..." Quizá no la había procesado porque no la entendía, y el que no comprende es como el que no ve. Pero ayer, en una desternillante conferencia de Miguel Ángel García Mercado, lo vi, porque a él —que les ha pedido explicaciones— se lo han contado los propios alumnos: en sus casas, cuando piden así las cosas, al final las consiguen. Ah, claro, por eso insisten así: están entrenados.
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11 comentarios:
Marcela Duque me ha dado otra interpretación del "abril de los poetas" que debe salir en un libro anterior. He acabado "El pábilo vacilante", y he decidido que se merecía comprárselo a mi madre como regalo adelantado de cumpleaños (por si luego se me olvida). Pienso que le gustará porque el papel de madre es bastante importante :)
No sé si me acaba de gustar lo de ser radioactiva, pero en fin: yo me lo he buscado.
¡Ánimo con los exámenes!
Los hinchas de los equipos también utilizan el mismo esquema expresivo: el “hemos ganado” en los triunfos; y en los fracasos, el distanciamiento: “no está bien la Selección” (¿se dice la Roja en estos casos?).
Parece que los alumnos ven en el centro educativo una prolongación de su familia.
Sobre la reforma de la estructura del Estado, nuestros políticos pueden hacerla, pero no quieren. Acaso llegue el momento en que quieran y no puedan ya.
Sobre el nivel de gasto adecuado a las altas autoridades, qué bien vería la gente unos comportamientos austeros; y unos retiros a lo Cincinato.
Jilguero.
No tiene nada de malo, sino precisamente todo lo contrario, pedir con insistencia es un mandato. Claro que hay que ver lo que se pide, ¿no?
Cada vez es más frecuente esta petición por parte de los alumnos...
Efectivamente, Enrique, es muy curioso, dan por sentado su derecho a la ayuda. Reflejo de la sociedad, supongo.
Querida amiga ex-radioactiva. No sé para quién será más regalo, si para tu madre o para mí. A mí me ha hecho muchísima ilusión, por que los compres, sí, y después de haberlo leído, encima, pero sobre todo porque sea para tu madre. Gracias.
Ah, y no puedo estar más de acuerdo con los trinos de Jilguero.
Y para más inri, comprado en la "famosa" Librería Universitaria de Pamplona...
Cosas de madres: le dejé el libro con una nota, y me dice hoy que va a limitar el poder adquisitivo de sus hijos para que dejemos de hacerle regalos (!!!), que lo leerá probablemente antes de la fecha, y que lo envolverá para abrirlo de nuevo el día de su cumpleaños, jajaja: es auténtica!!!
No sólo están entrenados: es que no conciben la vida de otra manera. Con un alumno que no asumía su suspenso me pasé un buen rato señalándole, sobre su propio examen, que había omitido demasiada materia, que el contenido expuesto no tenía ni pies ni cabeza, que la redacción era pueril y de una gramática discutible, y que había cometido cinco faltas de ortografía y masacrado un montón de tildes. Él me miró con suspicacia, y luego, con la impaciencia de quien decide ir directamente al grano, me replicó: "Pero, en realidad, si usted quisiera podría aprobarme". En sentido estricto, razón no le faltaba.
Y, por cierto, un abrazo muy fuerte después de tanto tiempo.
Abrazo fuerte, y ánimo con esas correcciones, Joaquín.
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