Como si yo fuese uno de los grandes periódicos del mundo, tengo un enviado especial cubriendo el Cónclave. Dispongo, por tanto, de acceso directo. Mi ángel de la guarda está allí: lo he mandado con toda celeridad y él se ha ido, consciente de la gravedad de su encargo. Mi ángel no es un niño fofo con alas. Es grande y poderoso. Es lo mejor que tengo. No sé bien la misión que cumplirá en Roma, pero seguro que echa una mano importante, lo conozco bien. Es cierto que yo aquí me quedo desvalido, que lo voy a echar mucho de menos, que escribiré peor, que haré el tonto, que andaré como un poco perdido, que no tendré un brillante interlocutor intelectual…, pero no importa. Cada vez que trastabille, diré: "Lógico", y sabré que allí habrá colaborado en algo. Confío mucho en él.
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6 comentarios:
Qué suerte tener ángel de la guarda (dulce compañía...), aunque a veces se vaya de picos pardos (o en este caso morados, cárdenos) a Roma. Yo no tengo sensación de tener ángel custodio, a lo sumo (a veces) creo sentir cerca la energía de quienes me quieren o me quisieron.
Muchas gracias, ZdP, por tan cariñoso comentario. Y me alegro de que sienta a veces a los que le quieren y quisieron. Seguro que se lo merece.
Qué gran idea! Humildemente mando el mío para allá de inmediato.
Pues prepárate, querido Juan. Yo llevo una mañana penosa en todos los ámbitos inimaginables. Desde que se han precipitado, agolpándose, dos reseñas literarias (una y dos) que esperaba escalonadas en días distintos para ir enlazándolas, hasta alumnas que protestan porque soy demasiado indulgente con las notas (sic), hasta una carta de Hacienda, hasta que a Leonor la mandan a Madrid corriendo a una reunión, hasta... No nos damos cuenta de lo que nos ayudan nuestros ángeles.
Gracias por esa genial idea, a mandar el mío me dispongo ahora mismo!!! (no obstante, espero que en algún momento echen una ojeada para que no la armemos gorda, ellos saben que no se nos puede dejar solos...y por la buena intención son capaces de pluriemplearse...a ver si me encontraran un trabajico ya de paso, que está la cosa mal)
Gracias de nuevo!!!
Beatriz.
Qúe bárbaro, Enrique, sí que le das trabajo a tu ángel...! Yo siempre imagino al mío algo más relajado, pero seguro que es un error de apreciación, debido a la tremenda humildad en la que se esconden, con ese no hacerse notar.
Qué sería de nosotros sin ellos!
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