Me cuentan unos amigos la honda impresión que les causó el lema a la puerta de un cementerio con el que se toparon mientras andaban de excursión por la Sierra de Aracena. Rezaba: "Aquí terminan todos tus afanes".
Por supuesto, me pareció bien, y, por otra parte, aquello de Bloy: "Un acto de amor nunca es ridículo", yo lo hago extensivo a cualquier acto de admiración, que tampoco, nunca, es poca cosa. Si mis amigos recuerdan ese lema y se estremecen, y les sirve, perfecto. Sin embargo, yo no creo que mis afanes terminen ahí ni en ningún sitio. Dejando aparte el Más Allá, que espero infinitamente afanoso, todavía en el más acá me llevará mi tiempo afinar los balances:
Tendido, bajo la tierra,
seré la raya que ajusta
bien mis sumas y mis restas.
2 comentarios:
También da que pensar una pintada que vi en internet y que venía a decir:
Currar y consumir
Verdaderamente no hay vida en el más acá.
Jilguero.
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