jueves, 20 de abril de 2017

Y el viento se retuerce



“Las palabras se las lleva el viento”, sí, pero qué negativos somos, ¡y las que trae, qué! Llevamos dos días charlando sin parar del levante que no para.
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Es tan amiga mía la pereza que me alegra la levantera porque me cierra automáticamente, de un golpe de muñeca de mayordomo solícito, la puerta de casa.
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¿De dónde sale tantísima suciedad como saca el viento a la calle?
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La luna flota en la noche de levante como el corcho en un mar revuelto.
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HOMÉRICO

El árbol caído adquiere la dignidad de las derrotas épicas.

(Árbol del paraíso del IES, hoy puro símbolo)
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Han faltado muchos alumnos de los más pequeños porque las madres han sido prudentes y maternales, pero uno no deja de temerse que se los haya llevado (flautista de Hamelin) el levante.

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Al cruzar una explanada se sorprende uno agradeciéndose su sobrepeso.
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Las hojas que sobrevivan a este vapuleo van a encarar el otoño con una autoestima perennifolia.
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(La doble n de “perennifolia” es un caligrama: la n, la hoja que no se cae ni loca.)
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Francisco Bejarano habla del viento del Norte en este poema. Es por disimular con un septentrional toque culturalista. La experiencia biográfica que alienta por detrás es el levante, evidentemente:



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¿Y si la fuerza ciega del levante fuese la suma de todos nuestros suspiros de resignación, ays, por el levante que hace?


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Post scriptum, por ejemplo:




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Post scriptum, 2:

Paso por delante de la casa. Hace unos días me contaron que habían puesto muchas luces con sensor de movimiento y que así estaban más prevenidos contra los ladrones. Pero hoy el levante lo mueve todo y la casa parece la portada de la feria de Sevilla. 

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Post scritum, 3:






1 comentario:

zUmO dE pOeSíA (emilia, aitor y cía.) dijo...

GONE WITH THE WIND

El viento ha tirado el árbol
en que dormía el pavo real.
Pues que duerma ahora en el suelo
como cualquier animal.