sábado, 31 de marzo de 2018

Uno doble de gratitud


Recibo las liquidaciones de una editorial, y los resultados son tan humillantes que incluso yo, que me doy por muerto, me sonrojo. Estoy a punto de clamar al cielo con el puño cerrado y la tierra roja de Tara contra la falta de delicadeza de la editorial que me envía números como bofetadas, cuando recuerdo que a veces he lamentado, Nemoroso, que otras editoriales no me hayan echado nunca ninguna cuenta.

Y entonces me decido por la felicidad. Me niego a quejarme por una cosa y su contrario, como si fuese un posmoderno.

A las que jamás me rinden cuentas, mi gratitud hasta las lágrimas por su delicadeza; a la que las rinde, gratitud sonriente por su profesionalidad, que, me permite un último ejercicio cuaresmal y, además, el desbordamiento de la gratitud por partida doble.

Ea.


2 comentarios:

Inmaculada Moreno dijo...

¿A qué poeta le preguntaron "¿Y esto le da para comer?" y él respondió: "de hecho, no da ni para desayunar". Pues eso, querido Enrique. Es que "esto" no da ni para desayunar, y es lo suyo.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Lo que yo sé es que Aleixandre decía que la poesía no da para comer; en todo caso, para merendar.