viernes, 29 de junio de 2018

Dios reparte a voleo


Cuatro versos de Aquilino Duque salvan mi artículo de hoy. No es extraño, porque son salvíficos:

Luego he tratado de que lo que quería, 
para todo el país, para toda la tierra 
fuese al menos posible en unos pocos 
metros a la redonda. 

Los he releído en su antología La palabra secreta (Renacimiento, 2018), que incluye este inédito luminoso:

PEPE LUIS VÁZQUEZ IN MEMORIAM 
......................................................Jeder Engel ist schrecklich 
.....................................................................................R. M. R.

"Ya sólo veo por dentro", le decía a un amigo, 
en la penumbra azul de los últimos años 
de una vida de luces. 
Las del traje tenían que acabarse. 
Las de la inteligencia ardieron siempre. 
Y él fue reloj de sol que tan solo contaba 
las horas luminosas, y eso era 
lo que veía por dentro cuando ya no veía; 
pero nunca olvidó que un ángel puede a veces 
de un aletazo ensobrecerlo todo. 
De ángeles sabía más que nadie, 
tanto como el que más, y así se andaba 
con aquel que decía que todo ángel da miedo, 
que aterra, y más si monta guardia 
en la puerta del patio de cuadrillas. 
 
Dios reparte a voleo 
las luces entre los mortales. 
 
Las que a él le tocaron fueron maravillosas. 
Los que las vimos las seguimos viendo 
igual que él, por dentro, con los ojos cerrados.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Supongo que al "ensobrecerlo" le falta una "m", y que no se tratará de sobres, sino de sombras.

Anónimo dijo...

El mismo día de la publicación de esta entrada, envié un comentario señalando que seguramente el "ensobrecerlo" era una errata, y que no se trataría de sobres, sino de sombras. Perdido al parecer en el ciberespacio, vuelvo a enviarlo.