Por fin he comprendido a los progres. No corroen la tradición, ni cambian el mundo, ni asedian a la Iglesia, aunque lo parezca y/o lo pretendan. No hacen más que rendirse, los pobres.
Se vio con la ETA. Negociar con los que asesinan para que por favor lo dejen, es —como les señaló media España— ponerse de rodillas. En verdad teníamos que haberlo visto mucho antes: un progre es un marxista que se ha entregado al capitalismo, si me perdonan la contradicción, que es de ellos. Aunque yo reconozco que sólo ahora, con lo del aborto, he comprendido del todo que la rendición incondicional es la esencia del progreso. Había una ley y esa ley no se cumplía hasta que llegó una jueza que la aplicó; y entonces ellos deciden cambiar la ley para despenalizar todas las conductas ilícitas. O sea, que —dispuestos a no enfrentarse jamás al delito— se apresuran a declararlo legal.
Los ejemplos podrían multiplicarse. Educar es esforzado, ¿verdad?, pues entonces no se educa y se prohíbe hasta el pedagógico cachete. Y si los alumnos suspenden, para evitar el fracaso escolar, se les permite pasar de curso con cuatro suspensos, hala. El problema no se resuelve; se disuelve en una pasta gelatinosa y tibia de vaguedades y demagogia, donde se camuflan a gusto.
Sus relaciones con los dictadores son análogas: ¡venga diálogo con Gadafi, Castro y Chávez! Ni por la democracia que tanto invocan se esfuerzan lo más mínimo. Con el Sáhara y el Sultán de los Creyentes Mohamed VI igual, o sea, nada. Su defensa del divorcio es, bien mirada, una exaltación de la derrota, ¿o no? El divorcio nunca es una lucha si exceptuamos la feroz en los juzgados por ver quién se lleva la pasta. La lucha heroica sería tratar de salvar los matrimonios.
Son esas mismas ganas de rendirse lo que produce la rabia sorda, un punto acomplejada, contra los que no nos conformamos. También lo que explica su enorme éxito de crítica y público, porque no pelear parece más confortable y comercial.
No son tan fieros como se pintan: son acomodaticios y blanditos. Quizá inocentes, porque todo lo inocula su ideología. Creen en serio ese insulto a la inteligencia —que decía Cioran— de que la historia progresa inevitablemente. Y, creyéndoselo, resulta lógico que se dejen arrastrar por la corriente, limitándose a flotar, haciendo el muerto.
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9 comentarios:
Otro gran artículo. Muchas felicidades también por el año que empieza.
Un abrazo desde Asturias. Hoy iré a Covadonga. A ver si empezamos ya la reconquista.
Felicidades Enrique, magnífico artículo que refleja la opinión de muchos de sus lectores. Me parece muy acertado acabar el año dejando verdades en su blog. En Córdoba debería dar algunas charlas con frecuencia,¡hay tanto que comprender!.Un abrazo.
Rendido yo, ante tu sagacidad y acierto en el juicio. Espléndido artículo, de antología.
¿Qué te ha parecido el artículo de Savater sobre Gómez Dávila en Bobelia?
Muchas gracias a todos. Yo estaba preparado a batirme a pecho descubierto, pero veo que predomina el espíritu navideño y la amistad, de lo que me alegro mucho.
Y ahora mismo, Emilio, voy a ver si encuentro a Savater sobre Gómez Dávila.
Nunca lo había visto así. Burgueses, en el fondo, cierto...
Pues la divagación de Savater tiene también su punto de meritoria rendición (siempre camuflada) con sus huy, no, pero sí, ay, pero huy, uf, ag, no, sí, je, uh, etc. Gracias, Emilio, por levantar la perdiz.
La verdad es que es irritante esa actitud de pedir perdón y de que no lo confundan, por favor, con esos reaccionarios.
Savater tiene el mérito de que El País le dedique una página a Gómez Dávila, que si no, de qué, pero da un poco de pena verlo suplicar clemencia para que no lo echen del púlpito, como a Herman Tersch o a tantos otros. Pobre hombre.
PUES TAMPOCO ES TANTA NOVEDAD:EL PROGRE ADOPTA EL SOCIALISMO COMO LA RELIGIÓN DEL CAPITALISMO.
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