miércoles, 29 de abril de 2009

Antirretrovirales

En el artículo de hoy hablo del Decamerón porque es verdad que no lo he leído (como demuestra, ay, que me haya comido una c de Bocccaccio de un mordisco). Lo leeré ahora gracias a que a la ocasión la pintan calva con esas recomendaciones de aislamiento de sabor bajomedieval. También podría haber hablado de El cuaderno gris, cuya espita la enciende precisamente la gripe española, a la que con más memoria histórica que prudencia mentó ayer la OMS. Y qué bonito que aquellas dos epidemias tremendas nos hayan dejado dos obras extraordinarias. Como hijo de farmacéuticos (igual que Mario Quintana), no dejo de espantarme ante esta capacidad de la literatura de reaccionar frente a las enfermedades, a veces incluso de curarlas. El hombre, ¡cómo saca bien del mal!; aunque yo sigo prefiriendo ahorrarme el mal, eh.

3 comentarios:

Adaldrida dijo...

ya te lo he dicho, me parece genial el artículo. ¡Compañero de hipocondria...!

carmen dijo...

¡Qué divertido! ¿para escribir tan bien hay que sentirse mal?

Jesús Beades dijo...

"curarlas. El hombre, ¡cómo saca bien del mal!; aunque yo sigo prefiriendo ahorrarme el mal, eh".

Con esto te quitas de enmedio, y con buen sentido, toda la problemática filosófica del felix culpa.