jueves, 16 de abril de 2009

Poema

Pocos habrán cumplido mejor el sueño de Jaime Gil de Biedma de no ser poeta sino poema, pocos mejor que mi compañero de conferencia de esta tarde, Luis Rosales Fouz, el hijo de Luis Rosales, llamado en sus poemas Luis Cristóbal. Es un personaje principal de su poesía, especialmente, nada menos, de El contenido del corazón y de La casa encendida. Como si fuera poco, Dámaso Alonso le dedicó un poema que, aunque parece un juego, uf, tiene tela. Ha sido siempre una guía en mis relaciones con mi sobrino.
LOS CONSEJOS DE TÍO DÁMASO A LUIS CRISTÓBAL

Haz lo que tengas gana,
Cristobalillo,
lo que te dé la gana,
que es lo sencillo.

Caso nunca les hagas
a los mayores.
Los consejos de Dámaso
son los mejores.

Tira, mi niño, tira,
si te da gana,
los libros de papito
por la ventana.

Cuélgate de las lámparas
y los manteles,
rompe a mamita el vaso
de los claveles.

¿Que hay pelotón de goma?
Chuta e impacta.
¡Duro con la pintura
llamada abstracta!

Rompe tazas y platos
¡viva el jolgorio
y las almas benditas
del purgatorio!

La mejor puntería
te la aconsejo
si es que se pone a tiro
cualquier espejo.

Aún hay más divertido:
coge chinillas,
y con un tiragomas
¡a las bombillas!

Pero ahora se me ocurre
algo estupendo,
donde papá se encierra
vete corriendo.

¡Macho, cuántos papeles!
Tú, con cerillas,
vas y a papá le quemas
esas cosillas...

¡Verás qué cara pone!
¡Qué gracia tiene!
Anda, sin que te vea,
mira que viene.

Vamos a divertirnos
tú y yo, mi cielo.
Es un asco este mundo:
conviene que lo

pongamos boca abajo.
¡Es tan sencillo!
Vamos a hacer un mundo
nuevo, chiquillo.

5 comentarios:

Enrique Baltanás dijo...

Siempre me hizo mucha gracia este poemilla de Dámaso. Gracias por recordarlo. Y suerte en la faena de esta tarde, maestro.

Jesús Cotta Lobato dijo...

A mí también me entran ganas de practicarlo con mis sobrinos. Espero que mis hermanos no hagan lo mismo con mis hijas. Un abrazo

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Y desde luego que le creo un mundo nuevo y apasionte a Cristobalillo.

Sencillamente genial.

Un abrazo.

Ángel Ruiz dijo...

Dámaso Alonso está en el purgatorio, pero este poema le salva.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Ni existe el cielo, ni el purgatorio de los poetas.