viernes, 12 de febrero de 2010

Suspiro

El talón de Aquiles del tiempo es el instante.

7 comentarios:

Corina Dávalos dijo...

Plas, plas, plas...

Anónimo dijo...

Su reflexión puede estar de acuerdo con Ernst Jünger: afirmaba éste que la eternidad no es una magnitud sino una cualidad. Y que lo más se aproxima a la eternidad es el instante.

Tiene asimismo, Jünger, una reflexión de gran belleza sobre las manos unidas en oración a las que asemeja a las bóvedas de las catedrales.

Saludos cordiales.

Gómez de Lesaca

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Un único instante Enrique.

Te puedo decir, que sus platos son una magnífica "poesía de los sentidos".

Un abrazo.

Pecé dijo...

Tanto como el punto es el talón de Aquiles de la línea.

E. G-Máiquez dijo...

Fantástico, PC. El eslabón más débil de la cadena es cualquiera, solo.

Gracias a todos. Qué bueno Jünger. Me va a hacer usted, GdL, releerlo. Lo del instante no se lo recordaba a él, sino a C S Lewis. Y lo de las manos/bóvedas de las catedrales nunca se lo debí de leer, porque es inolvidable.

Retablo de la Vida Antigua dijo...

Busco la referencia textual, que no es exactamente como la mencionaba de memoria:

"De todas las catedrales la única que queda ya es la formada por la cúpula de las manos juntas. Unicamente en ella hay seguridad".

(Radiaciones 2, París 31-12-1943).

Tiene un especial valor la idea pues está escrita en una Europa arrasada por la guerra. Precisamente releo ahora sus diarios donde tiene algunas reflexiones de gran profundidad sobre la oración.

Vale.

E. G-Máiquez dijo...

"Sin duda inolvidable y ya olvidada", como dijo Borges. Tendré que volver a radiarme, porque a pesar de mi devoción por esos diarios y de la maravilla de imagen, la había, ay, olvidado completamente.