De acuerdo solo en parte. La lotería es peor que los impuestos. Se trata de un montón de pobres (todos los que compran lotería lo son, puesto que no se contentan con lo que tienen) contribuyendo a favor de un rico (presente o futuro, qué más da. Y también aquí, como en los impuestos, el que parte y reparte se queda con la mejor parte ¿y a qué lo dedican? mejor no pensarlo. La única diferencia es que la lotería es voluntaria. Yo paso.
Yo diría, como NGD, que los inconformes con lo que tienen (y satisfechos con lo que son)son burgueses, no pobres. Pero, por lo que se ve, debe haber burgueses que también están contentos con lo que tienen. Eso sí, son poco mansos respecto al hecho de que Hacienda se lo quite.
Cuando esta mañana al conectar la radio del coche me sorprendió el soniquete de la lotería, aunque ahora en euros, me embargó una emoción incontenible. La verdad me pilló desprevenido. Se me agolparon todas las navidades de mi infancia de una vez: el olor a pavo,mi madre trajinando, los espumillones horribles de antes, las bolas, las recién estrenadas y larguííísimas vacaciones...Mi lotería ha sido doble: reconocer que he tenido una infancia féliz y ser aún capaz de la emocionarme al recordarla.
4 comentarios:
"All goods look better when they look like gifts" (GKC, St. Francis).
De acuerdo solo en parte.
La lotería es peor que los impuestos. Se trata de un montón de pobres (todos los que compran lotería lo son, puesto que no se contentan con lo que tienen) contribuyendo a favor de un rico (presente o futuro, qué más da.
Y también aquí, como en los impuestos, el que parte y reparte se queda con la mejor parte ¿y a qué lo dedican? mejor no pensarlo.
La única diferencia es que la lotería es voluntaria. Yo paso.
Yo diría, como NGD, que los inconformes con lo que tienen (y satisfechos con lo que son)son burgueses, no pobres.
Pero, por lo que se ve, debe haber burgueses que también están contentos con lo que tienen. Eso sí, son poco mansos respecto al hecho de que Hacienda se lo quite.
Cuando esta mañana al conectar la radio del coche me sorprendió el soniquete de la lotería, aunque ahora en euros, me embargó una emoción incontenible. La verdad me pilló desprevenido. Se me agolparon todas las navidades de mi infancia de una vez: el olor a pavo,mi madre trajinando, los espumillones horribles de antes, las bolas, las recién estrenadas y larguííísimas vacaciones...Mi lotería ha sido doble: reconocer que he tenido una infancia féliz y ser aún capaz de la emocionarme al recordarla.
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