Marinero, me extraña eso de traer esas «noticias» aquí. No sé, si no te conociera podría pensar que tu comentario está pensado para molestar (y no puedo juzgar tu intención, claro, sólo la oportunidad de traer ese comentario aquí).
El título de la primera noticia debería ser "La iglesia inscribe sus inmuebles propios" (cosa muy normal, por lo demás). [Quizá sean los becarios de verano, pero hoy me llamó la atención: "Un jurista discreto para suceder al ‘multiministro’": yo de primeras lo entendí como "un jurista muy regularcillo", pero lo que quería decir era: "un jurista que también es una persona discreta".] Y la segunda es viejísima: es el lefevbrista Williamson de toda la vida, ya motivo de un enorme escándalo hace dos años.
Dios te lo pague, Ángel. No tenía fuerzas ni para el sabio comentario de NGG, cuántas menos para leerme la noticia de El País de Pe a S y contestar a Marinero con la minuciosidad que él merece.
Cuando, en el prólogo a su excelente edición de los "Pensamientos" de Joubert (Edhasa, 1995), Carlos Pujol (también él un cristiano "convencido y profundo, ortodoxo") señala que "es inequívocamente un cristiano convencido y profundo, ortodoxo, pero no se enrola en las filas de la Iglesia militante, si puede usarse esta expresión referida a una Iglesia que se toma el desquite identificándose entusiásticamente con los nuevos amos", no pretende, estoy seguro de ello, "molestar" a nadie; sólo señalar algo que cree justo. Digo lo mismo con respecto a Dante, y sus críticas, incluso feroces, a la Iglesia de su tiempo (hasta situar a más de un Papa en el infierno). Claro que, ciertamente, no lo entendió así la Inquisición, que en 1318 (aún en vida del autor) se encargó de quemar los ejemplares con los que pudo hacerse (y recuérdese el riesgo que esto podía suponer de su desaparición completa, en un tiempo sin imprenta, de raros manuscritos).
Respecto a la "inscripción de sus inmuebles propios", señalo dos aspectos de la noticia de EL PAÍS a que remitía: 1) "La Iglesia española viene durante años poniendo a su nombre casas rectorales, viñedos, olivares, atrios, solares, pisos que pertenecían a los pueblos o que, en todo caso, nunca se registraron". Y, un poco más abajo: "A nombre de la diócesis figuran ya cientos de templos parroquiales, ermitas, basílicas, con todo lo que tienen dentro; también... casas, almacenes y hasta cementerios, garajes o frontones". 2) "Muchos alcaldes y particulares han descubierto el caso con sorpresa y luchan ahora por devolver al pueblo el inmenso patrimonio cultural e inmobiliario que consideran arrebatado. "Robo" y "expolio", repiten cuando se les pregunta por el caso". "Inconstitucional", dicen los expertos jurídicos. "No siendo funcionarios públicos, pueden actuar como si lo fueran. Si el artículo 16 de la Constitución no otorga carácter estatal a ninguna confesión, ellos no pueden equipararse a un funcionario público", empieza Alejandro Torres, catedrático de Derecho Público de la Universidad Pública de Navarra". Es decir, ni sólo "inmuebles" ni tan claramente "propios".
Respecto a la segunda noticia, aunque el asunto sea viejo, la sentencia es novedad (de hace dos días). No lo es, en cambio, la reacción primera de la Iglesia ("Al principio, la Iglesia católica habló de "campaña de desprestigio" contra el Vaticano).
En los procesos de beatificación, por ejemplo, existe un encargado de recoger y hacer públicas todas las críticas que puedan hacerse contra el aspirante; es lo que se llamaba "abogado del diablo" (desde 1983, "promotor de la justicia"). La idea es "defender la autenticidad de las virtudes del que será propuesto como modelo a imitar por el pueblo católico".
Todo lo que yo digo aquí (la publicación de ambas noticias, las citas literales que hago de ellas, la igualmente literal de Carlos Pujol, lo que cuento de Dante) es estrictamente la verdad: no me invento nada. Mala cosa, creo, si se le teme a la verdad, o se la encuentra inoportuna (¿cuándo sería oportuna?).
La verdad nunca es inoportuna: tú, Marinero, no siempre eres oportuno, luego no eres la verdad. Se podría discutir la titularidad de unos viñedos y lo inmoral que es el tal Williamson (sin tener que traer a Carlos Pujol no sé a cuento de qué), pero todo tiene su sitio.
Para Ángel: 1) la alusión personal, en la que yo no caigo, no es del mejor gusto. Claro que yo no soy la verdad, ni lo pretendo; me limito a decirla, en lo que conozco, en mis intervenciones. 2) la cita de Carlos Pujol está explicada en lo que digo. Si "no sabes a cuento de qué", mi consejo es que vuelvas a leer el texto donde aparece; creo de veras que allí se explica. 3) "todo tiene su sitio", sin duda. ¿Quiere eso decir que éste no es sitio para criticar a la Iglesia? ¿Nunca, por ningún motivo? ¿Cabe sólo, respecto a ella, la vieja ley del Jefe, con sus dos conocidos artículos: artículo 1º, el jefe siempre tiene razón; artículo 2º, caso de no tenerla, se aplicará el artículo 1º? Perdón: no lo sabía.
Esa Ley del Jefe, Marinero, no tiene pinta de ser muy vieja como usted dice. A mí me suena haberla vislumbrado más allá de alguna voluminosa funcionaria, pegada en el corcho de un negociado de provincias, al lado de la foto de un bebé más bien feo... A lo que voy: 20 siglos han dado tiempo a alumbrar construcciones intelectuales sobre no chistar a la iglesia algo más afinadas que un cartel de Don Pablo el jefe de "Cuéntame". No sea tan pedestre, hombre. José Luis
Yo creo que el problema de Ángel (a quien pido perdón si mi última respuesta le parece un poco áspera) es que, cuando se trata de la Iglesia Católica, toma las críticas no como lo que son, críticas, sino como algo cercano al insulto personal. Si es así, se equivoca: ni hay nada de personal en ellas, ni (sobre todo) pretenden irritar a nadie. Sólo, indicar (como en su día lo hiciera Dante, como ahora lo hace Carlos Pujol, y tantos otros) aquello que, en la actuación puramente humana de la Iglesia (en lo otro no me meto), me parece erróneo. Puedo equivocarme, ciertamente; desde luego, no en mi respeto -absoluto- a las creencias de sus fieles, que tienen (faltaría más) todo el derecho a serlo. No confundamos, please.
Anda, que como todo este alboroto haya salido simplemente de que el párroco de Enrique le ha dicho que a su niño se lo bautizará, con los demás de la parroquia, el día establecido y no en una ceremonia especial sólo para la familia del neófito... Pero, aparte de esto, inevitable Marinero, opinar sobre la Iglesia católica a partir de lo que dice "El País" es como opinar sobre la Guardia Civil a partir de lo que dice de ella Josu Ternera.
Marinero, no critico que critiques a la Iglesia, sino que vengas al blog de Enrique con lo que primero que te encuentras en El País (y de ese artículo sobre inscripción de bienes había alguna cosa interesante y otras muy dudosas -por decirlo rápidamente- para discutir, pero tú lo pusiste así, sin más). Había leído deprisa lo que decías de Carlos Pujol: lo he releído y está muy bien. La alusión personal -decir que tú no eres la verdad- no pienso que sea molesta: ninguno somos la verdad (salvo Uno).
Agradezco la nueva nota de Ángel, ciertamente más comedida. Sólo señalo que lo de "lo primero que encuentras en El País" es un poco..., en fin; ni es lo primero ni, como ya decía en mi primera nota, se habla del caso, digo de los casos, sólo en El País. Respecto a la comparación con Josu Ternera de Pedro Lomas, en fin, que Santa Lucía le conserve la vista (a poder ser, en ambos ojos).
Insisto y corto: ¿qué demonios tiene que ver que el párroco de Enrique se niegue a hacer una excepción con el bautizo de su niño (de Enrique, ojo, no vaya a empezar otro debate sobre la vida sexual del clero) con que la Iglesia inscriba inmuebles -que a saber cómo es realmente la cosa- o con que un obispo "niegue el Holocausto"? Posdata: Y la comparación era muy buena.Lo que pasa es que Marinero no la ha entendido bien.
La comparación era muy buena, lo reconozco y la aplaudo a pesar de la hiriente falta de empatía de Pedro Lomas R. con mis pretensiones de que un sábado por la tarde los asistentes nos fuésemos con la misa puesta y el bautizo fuese por todo lo Alto.
A nosotros nos pasó algo parecido con alguno de los niños: queríamos que lo bautizase un sacerdote al que queremos mucho y, por supuesto, que hubiera misa. El párroco no tampoco hacía excepciones, así que le dimos las gracias, nos fuimos a otra parroquia que no puso problemas y santas pascuas. Sí, ya sé lo de la circunscripción y el posible reproche a hacer las cosas a la medida de uno, pero un bautizo es un bautizo. No hay nada más importante.
Copio aquí el enlace al editorial que El País acaba de dedicar al tema de los inmuebles, y los que no lo son tanto. Ni que decir tiene que (aparte de ser la última vez que vuelvo al tema), sólo lo copio para que quien lo desee se dé el placer de no leerlo.
25 comentarios:
¿Algo relativo a un bautizo, quizá...? :)
Aparecen en la prensa (copio de EL PAÍS, pero no es el único que habla de ello), dos noticias:
1) http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Iglesia/inscribe/propios/miles/inmuebles/elpepisoc/20110711elpepisoc_3/Tes
(de título "La Iglesia inscribe como propios miles de inmuebles), y
2) http://www.elpais.com/articulo/internacional/obispo/britanico/obligado/pagar/6500/euros/negar/Holocausto/elpepuint/20110711elpepuint_13/Tes
(de título "Un obispo británico, obligado a pagar 6.500 euros por negar el Holocausto).
Y es que algunas "excepciones", se las traen (y, por lo que se ve en la primera noticia, incluso se las llevan).
¡Uf!
Marinero, me extraña eso de traer esas «noticias» aquí. No sé, si no te conociera podría pensar que tu comentario está pensado para molestar (y no puedo juzgar tu intención, claro, sólo la oportunidad de traer ese comentario aquí).
El título de la primera noticia debería ser "La iglesia inscribe sus inmuebles propios" (cosa muy normal, por lo demás).
[Quizá sean los becarios de verano, pero hoy me llamó la atención: "Un jurista discreto para suceder al ‘multiministro’": yo de primeras lo entendí como "un jurista muy regularcillo", pero lo que quería decir era: "un jurista que también es una persona discreta".]
Y la segunda es viejísima: es el lefevbrista Williamson de toda la vida, ya motivo de un enorme escándalo hace dos años.
Dios te lo pague, Ángel. No tenía fuerzas ni para el sabio comentario de NGG, cuántas menos para leerme la noticia de El País de Pe a S y contestar a Marinero con la minuciosidad que él merece.
Y sí, Beades, ¡bautizo!
O, como decía Peguy, que Dios sólo sabe contar hasta uno
¡Ay, Marinero! ¡Qué mala es la Iglesia (la Católica, por supuesto)! Como todo el mundo sabe, es LA mala.
Cuando, en el prólogo a su excelente edición de los "Pensamientos" de Joubert (Edhasa, 1995), Carlos Pujol (también él un cristiano "convencido y profundo, ortodoxo") señala que "es inequívocamente un cristiano convencido y profundo, ortodoxo, pero no se enrola en las filas de la Iglesia militante, si puede usarse esta expresión referida a una Iglesia que se toma el desquite identificándose entusiásticamente con los nuevos amos", no pretende, estoy seguro de ello, "molestar" a nadie; sólo señalar algo que cree justo. Digo lo mismo con respecto a Dante, y sus críticas, incluso feroces, a la Iglesia de su tiempo (hasta situar a más de un Papa en el infierno). Claro que, ciertamente, no lo entendió así la Inquisición, que en 1318 (aún en vida del autor) se encargó de quemar los ejemplares con los que pudo hacerse (y recuérdese el riesgo que esto podía suponer de su desaparición completa, en un tiempo sin imprenta, de raros manuscritos).
Respecto a la "inscripción de sus inmuebles propios", señalo dos aspectos de la noticia de EL PAÍS a que remitía: 1) "La Iglesia española viene durante años poniendo a su nombre casas rectorales, viñedos, olivares, atrios, solares, pisos que pertenecían a los pueblos o que, en todo caso, nunca se registraron". Y, un poco más abajo: "A nombre de la diócesis figuran ya cientos de templos parroquiales, ermitas, basílicas, con todo lo que tienen dentro; también... casas, almacenes y hasta cementerios, garajes o frontones". 2) "Muchos alcaldes y particulares han descubierto el caso con sorpresa y luchan ahora por devolver al pueblo el inmenso patrimonio cultural e inmobiliario que consideran arrebatado. "Robo" y "expolio", repiten cuando se les pregunta por el caso". "Inconstitucional", dicen los expertos jurídicos. "No siendo funcionarios públicos, pueden actuar como si lo fueran. Si el artículo 16 de la Constitución no otorga carácter estatal a ninguna confesión, ellos no pueden equipararse a un funcionario público", empieza Alejandro Torres, catedrático de Derecho Público de la Universidad Pública de Navarra". Es decir, ni sólo "inmuebles" ni tan claramente "propios".
Respecto a la segunda noticia, aunque el asunto sea viejo, la sentencia es novedad (de hace dos días). No lo es, en cambio, la reacción primera de la Iglesia ("Al principio, la Iglesia católica habló de "campaña de desprestigio" contra el Vaticano).
En los procesos de beatificación, por ejemplo, existe un encargado de recoger y hacer públicas todas las críticas que puedan hacerse contra el aspirante; es lo que se llamaba "abogado del diablo" (desde 1983, "promotor de la justicia"). La idea es "defender la autenticidad de las virtudes del que será propuesto como modelo a imitar por el pueblo católico".
Todo lo que yo digo aquí (la publicación de ambas noticias, las citas literales que hago de ellas, la igualmente literal de Carlos Pujol, lo que cuento de Dante) es estrictamente la verdad: no me invento nada. Mala cosa, creo, si se le teme a la verdad, o se la encuentra inoportuna (¿cuándo sería oportuna?).
La verdad nunca es inoportuna: tú, Marinero, no siempre eres oportuno, luego no eres la verdad.
Se podría discutir la titularidad de unos viñedos y lo inmoral que es el tal Williamson (sin tener que traer a Carlos Pujol no sé a cuento de qué), pero todo tiene su sitio.
Para Ángel: 1) la alusión personal, en la que yo no caigo, no es del mejor gusto. Claro que yo no soy la verdad, ni lo pretendo; me limito a decirla, en lo que conozco, en mis intervenciones. 2) la cita de Carlos Pujol está explicada en lo que digo. Si "no sabes a cuento de qué", mi consejo es que vuelvas a leer el texto donde aparece; creo de veras que allí se explica. 3) "todo tiene su sitio", sin duda. ¿Quiere eso decir que éste no es sitio para criticar a la Iglesia? ¿Nunca, por ningún motivo? ¿Cabe sólo, respecto a ella, la vieja ley del Jefe, con sus dos conocidos artículos: artículo 1º, el jefe siempre tiene razón; artículo 2º, caso de no tenerla, se aplicará el artículo 1º? Perdón: no lo sabía.
Esa Ley del Jefe, Marinero, no tiene pinta de ser muy vieja como usted dice.
A mí me suena haberla vislumbrado más allá de alguna voluminosa funcionaria, pegada en el corcho de un negociado de provincias, al lado de la foto de un bebé más bien feo...
A lo que voy: 20 siglos han dado tiempo a alumbrar construcciones intelectuales sobre no chistar a la iglesia algo más afinadas que un cartel de Don Pablo el jefe de "Cuéntame". No sea tan pedestre, hombre.
José Luis
Yo creo que el problema de Ángel (a quien pido perdón si mi última respuesta le parece un poco áspera) es que, cuando se trata de la Iglesia Católica, toma las críticas no como lo que son, críticas, sino como algo cercano al insulto personal. Si es así, se equivoca: ni hay nada de personal en ellas, ni (sobre todo) pretenden irritar a nadie. Sólo, indicar (como en su día lo hiciera Dante, como ahora lo hace Carlos Pujol, y tantos otros) aquello que, en la actuación puramente humana de la Iglesia (en lo otro no me meto), me parece erróneo. Puedo equivocarme, ciertamente; desde luego, no en mi respeto -absoluto- a las creencias de sus fieles, que tienen (faltaría más) todo el derecho a serlo. No confundamos, please.
Anda, que como todo este alboroto haya salido simplemente de que el párroco de Enrique le ha dicho que a su niño se lo bautizará, con los demás de la parroquia, el día establecido y no en una ceremonia especial sólo para la familia del neófito...
Pero, aparte de esto, inevitable Marinero, opinar sobre la Iglesia católica a partir de lo que dice "El País" es como opinar sobre la Guardia Civil a partir de lo que dice de ella Josu Ternera.
Así es, Pedro. Pero lo que me da pena de verdad es que no haya misa, no.
Marinero, no critico que critiques a la Iglesia, sino que vengas al blog de Enrique con lo que primero que te encuentras en El País (y de ese artículo sobre inscripción de bienes había alguna cosa interesante y otras muy dudosas -por decirlo rápidamente- para discutir, pero tú lo pusiste así, sin más).
Había leído deprisa lo que decías de Carlos Pujol: lo he releído y está muy bien.
La alusión personal -decir que tú no eres la verdad- no pienso que sea molesta: ninguno somos la verdad (salvo Uno).
Agradezco la nueva nota de Ángel, ciertamente más comedida. Sólo señalo que lo de "lo primero que encuentras en El País" es un poco..., en fin; ni es lo primero ni, como ya decía en mi primera nota, se habla del caso, digo de los casos, sólo en El País. Respecto a la comparación con Josu Ternera de Pedro Lomas, en fin, que Santa Lucía le conserve la vista (a poder ser, en ambos ojos).
Insisto y corto: ¿qué demonios tiene que ver que el párroco de Enrique se niegue a hacer una excepción con el bautizo de su niño (de Enrique, ojo, no vaya a empezar otro debate sobre la vida sexual del clero) con que la Iglesia inscriba inmuebles -que a saber cómo es realmente la cosa- o con que un obispo "niegue el Holocausto"?
Posdata: Y la comparación era muy buena.Lo que pasa es que Marinero no la ha entendido bien.
Pues eso: fervorosa plegaria a Santa Lucía. Es mano de santo (o santa, nunca mejor dicho).
La comparación era muy buena, lo reconozco y la aplaudo a pesar de la hiriente falta de empatía de Pedro Lomas R. con mis pretensiones de que un sábado por la tarde los asistentes nos fuésemos con la misa puesta y el bautizo fuese por todo lo Alto.
Me han dejado solo: nadie me quiere. Snif. (Nadie, majete, quiéreme, aunque sea un poco. A ti qué te cuesta).
Esto te pasa por protestar en voz baja.
Si hubiera sido a voz en grito, no se habría oído ni pío. O mejor, ni cuá...
Duro varapalo.
A mi hermana pequeña la bautizaron con una tal Cristian, un bigardo de 4 años.
José Luis
A nosotros nos pasó algo parecido con alguno de los niños: queríamos que lo bautizase un sacerdote al que queremos mucho y, por supuesto, que hubiera misa. El párroco no tampoco hacía excepciones, así que le dimos las gracias, nos fuimos a otra parroquia que no puso problemas y santas pascuas. Sí, ya sé lo de la circunscripción y el posible reproche a hacer las cosas a la medida de uno, pero un bautizo es un bautizo. No hay nada más importante.
Ah, Dal, tú has ido siempre por delante de mí...
Copio aquí el enlace al editorial que El País acaba de dedicar al tema de los inmuebles, y los que no lo son tanto. Ni que decir tiene que (aparte de ser la última vez que vuelvo al tema), sólo lo copio para que quien lo desee se dé el placer de no leerlo.
http://www.elpais.com/articulo/opinion/Desamortizacion/reves/elpepiopi/20110713elpepiopi_2/Tes
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