lunes, 11 de julio de 2011

Una falta que no falte

Que estuviese justamente en la fachada de la Concejalía de Urbanismo me predispuso quizá para verle cierta gracia y hasta la elegancia a esta pintada: 
No me negarán que es un detalle quitarle la hache al "hijos" para que quede claro que la cosa no va con la santa madre de los aludidos, sino con su idiosincrasia. Y "perros", a pesar de su rancio abolengo, no es un insulto excesivo para mí: mucho peor sería "gatos", y hablando del abolengo del insulto, más apropiado...
[Lo que me será difícil es explicarme ante mi amigo Luis Martel, que entraba en la susodicha concejalía muy bien vestido de trabajo y muy acompañado, y que me pilló in fraganti haciendo la susopuesta foto, y en bañador, y hubo de saludarme delante de todos muy serio, con cara de póker.]

4 comentarios:

Cristina Brackelmanns dijo...

Caray, un Martel de los de Poitiers en la Concejalía de Urbanismo. Eso sí que es rancio abolengo.
Tratándose de un Martel, tenías que haberle aclarado que era un trabajo de campo puramente ortográfico, cosa formal, por si acaso...

José María dijo...

Muy buena la pintada, hay que mejorar la foto.

José María dijo...

Muy buena la pintada, hay que mejorar la foto.

Anónimo dijo...

Hay quienes para eliminar el insulto a la madre anejo a la expresión de la pintada, proponen suprimir en vez de la hache de hijo la preposición que lo conecta al descalificativo.
Jilguero