viernes, 4 de octubre de 2013

Los primeros


"La piedad es lo primero", me recuerdan en la charla espiritual, y asiento. "Lo primero es la poesía", me escribe un maestro, que también me ve distraído. Aunque sea profesor de secundaria, la enseñanza es primordial, me reconvino. La familia es lo más importante. Mi mujer. Los plazos y los encargos. "Tus artículos...", me para un lector por la calle. "La salud es lo primero", me avisa el médico. Y así, y así. Menos mal que tengo a los jasídicos, Dios se lo pague, y, en concreto, cuando más falta me hacía, este cuento inesperado: 

"¿Qué era lo más importante para Moshé de Kobryn?" 
El discípulo reflexionó y dijo: 
"Cualquier cosa que estuviera haciendo en ese momento".


2 comentarios:

zUmO dE pOeSíA (emilia, aitor y cía.) dijo...

Lo más importante es saber qué es lo más importante.

(Muchos errores vitales provienen de dar más importancia a las cosas fútiles que a las esenciales.)

El lejano dijo...

Tu cita hasídica ("¿Qué era lo más importante para Moshé de Kobryn?" El discípulo reflexionó y dijo: "Cualquier cosa que estuviera haciendo en ese momento") me recuerda aquel cuento zen del joven monje que recorre decenas de quilómetros a pie para ir a ver a un gran maestro que vivía en un monasterio aislado en la montaña; cuando, después de muchos esfuerzos, llega por fin, espera tres días llamando a la puerta antes de que le abran y luego, una vez dentro, varias semanas a que el gran maestro le reciba. Una tarde le llevan por fin a su habitación, donde tras esperar varias horas en silencio el maestro le pregunta qué quiere:
- Maestro, vengo desde muy lejos para hacerle una pregunta.
- ¿Qué pregunta?
- Quisiera saber cuál es la esencia del Zen.
Tras un largo silencio, le maestro le dice:
-¿Has comido tu arroz este mediodía?
- Sí, maestro.
- Pues vete a lavar el plato...