jueves, 4 de diciembre de 2014

Rerresonancias


Debo de estar pasando una temporada de frivolidad. Qué hondas reflexiones me produjo mi primera resonancia, y qué pocas y locas las de ayer. 

Me entró la risa con una chiste y no me podía mover y ahí estaba, solo, riéndome inmóvil, aguántadome las carcajadas. Era un chiste tonto: ¿No se va a llamar "Resonancia" con el ruido infernal que hace?

Como era a la hora de la siesta, hice el esfuerzo de dormirme, ya tumbado. Paradójicamente, la inmovilidad no me dejaba. Pensé, aunque despierto, por lo menos será una siesta postural, como magnética. Creo que salí descansado. 

La media hora empezaba, con siesta magnética y todo, a hacérseme eterna. Pensé, de pronto, si todo esto no se trataría de un castigo a mi  hipocondría, para que me deje de ir a los traumatólogos del mundo. Me lo temí seriamente. 

En modo sospechas, empecé a detectar que la máquina sonaba como un motor bajo de batería intentando arrancar. ¿Entraría la enfermera ahora a decirme que, aunque lo había intentado tanto, no había podido encender el motor?

Entró, sí, pero para decirme que ya, y que me había portado muy bien. Adiós, adiós. 

Fueron sólo 40 minutos, pero se me hicieron larguísimos. Me dio tiempo para pensar muchas cosas, además de las aquí relatadas. Salí soñando en vivir así, con esa intensidad. 






2 comentarios:

Sandra Suárez dijo...

El nombre completo es resonancia magnética nuclear. A la técnica que le precedió se le llamaba scanner (españolizado escáner), que en inglés significa "escudriñador". ¡Qué pena que no traduzcamos literalmente los nombres técnicos ingleses, con lo poéticos que a menudo son! ¿No sería estupendo llamar (con todo desparpajo) "telaraña" a la web, mora a la "blackberry", o "libro de caras" a facebook?

Anónimo dijo...

Muy sugestiva la propuesta de Sandra. Tiene todo mi apoyo.