lunes, 15 de febrero de 2016

Feminidad


La paternidad es un asombro constante. Diariamente aprovecho el tiempo que pasa desde que desayuno con Leonor, que entra a trabajar a las siete y cuarto, y mi marcha al IES, para leer la prensa y hacer la corrección importante de mi artículo, la decisiva, como tal vez recuerden vagamente. Ahora sigo de baja, pero, absoluto silencio aparte, mantengo el ritmo. Sin embargo, Carmen, esta mañana, cuando he ido a darle el beso de buenos días, me ha dicho: "Siéntate a desayunar conmigo, anda, que hoy tienes todo el día para escribir tu artículo". Como suena. No sé cómo ha aprendido tan bien con cinco años mi horario, mi baja actual ni esa manera tan femenina de cogerme las vueltas. Me he quedado allí, petrificado, viéndoles desayunar, pero sin poder decir ni mu.


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