martes, 28 de junio de 2016
Los últimos carcas y otras anáforas
El número 8 de la revista Anáfora me ha dado aún más alegrías de las que siempre espero de ella.
Para decir rápidamente la breverdad, qué alegría más grande que Cristian David López hable de mis Palomas y serpientes.
Luego está esta medio crónica policíaca, medio reseña de Rodrigo Olay a Cosas que me has contado:
Y, por último, qué vaso de agua fresca reconocerme en esa red de "blogs carcas", que detecta el siempre atento Martín López-Vega, y que debe de ser lo único carca que queda en este paraíso socialdemócrata.
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10 comentarios:
Debe de ser muy buena revista, si está a la altura de esas dos reseñas. Yo espero estar incluido en esa etiqueta de los «blogs carcas», que para eso me lo curro desde hace tiempo. Y ya que no alcancemos la fama, que al menos tengamos algún timbre de gloria.
Oh capitán, mi capitán; estoy seguro de que estás en la red y en los puestos de vanguardia.
No sé si el "paraíso socialdemócrata" en cuestión es España. Donde, como puede verse en cualquier diario, el PP ha ganado en todas las provincias españolas, con la única excepción de las cuatro catalanas y las tres vascas, más otras tres andaluzas. Debe ser que el PP es socialdemócrata perdido (¡y yo sin enterarme!), o quizá que el autor cree que debiera haber ganado también en ésas, y que mientras tal maravilla no ocurra, estamos irremediablemente hundidos en la socialdemocracia. O acaso eso no baste, y lo único que nos salvaría de tan pérfido destino es una España uniformemente dominada por VOX. En fin, vivir en un paraíso, aunque sea socialdemócrata (nada humano es perfecto), y ni siquiera saberlo, es cosa bien triste. Gracias por informarnos.
En efecto, el PP es socialdemócrata, como salta a la vista si vemos programas, principios y proyectos. Otra cosa es que está a la derecha del arco parlamentario, porque esto es un paraíso socialdemócrata en que el que le deseo mucha felicidad, usted que puede.
Ya en una ocasión anterior señalé a EGM que una persona situada en el extremo derecho de una fila verá a todas las demás a la izquierda. Eso no quiere decir que objetivamente lo estén; sólo que, desde su muy personal posición, no tendrá más remedio que verlo así. Pero suponer, como él sistemáticamente lo hace, que esa visión subjetiva suya ha de ser la de todos, que es objetiva ("salta a la vista") es caer en el error de quien, padeciendo daltonismo, cree que los equivocados son todos los demás, que no ven las cosas como son; de quien, habiendo cambiado para él, por indisposición suya, el sabor de los alimentos, asegura convencido que son los alimentos mismos los que saben así. Lo que sí "salta a la vista" es que una persona capaz de asegurar con convicción que "el PP es socialdemócrata" sólo puede ejercer semejante daltonismo político desde una posición, como decía en mi ejemplo, "en el extremo derecho". Es una de esas afirmaciones que nada revelan acerca de la cosa misma, pero sí, y no poco, acerca de quien las hace.
Entonces, para que me aclare, Anónimo, desde su posición privilegiada (el extremo centro, parece) y con el ojo del culo (para evitar daltonismos, supongo): ¿el PP no es socialdemócrata?
Gracias a BV por su exquisita educación, tan rara en estos tiempos, ay.
La respuesta a su pregunta es, obviamente, NO. El PP, en los estatutos de 2012, se define como "una formación política de centro reformista, europeísta, que defiende el humanismo cristiano".
Respecto a la socialdemocracia, Eduard Bernstein dice que un partido socialdemócrata es "un partido político reformista, socialista y democrático, que lucha por el progreso social y la conquista de la democracia con la finalidad de impulsar el desarrollo de la sociedad hacia el socialismo". Es, por ejemplo, favorable al ecologismo, a la inmigración y el multiculturalismo, o a una política social "secular y progresista", notas todas que lo diferencian claramente del partido "de centro" (en realidad, conservador) que el PP se considera.
De hecho, el PP forma parte en la Eurocámara del Partido Popular Europeo (EPP, European People's Party), que es un "Partido político de centro-derecha y pro-europeo, que aglutina a la mayoría de partidos democristianos, quienes lo fundaron en 1976, ampliándose posteriormente a otros partidos conservadores y del espectro centro-derecha de Europa".
Aunque acaso usted lo vea de otro modo, dada la receta (tan sutil) que propone para "evitar daltonismos".
Lo único que el PP no asumiría encantado de la definición del tal Bernstein es que "impulsa el desarrollo de la sociedad hacia al socialismo", aunque lo hace. Todos sus ejemplos le vuelven loco (al PP), como alguien tan informado (re)conocerá de sobra. La presión fiscal, la asunción de la moralidad líquida y la amnesia histórica son sus señas de identidad. Ahora bien, le reconozco —con dolor— que entre sus votantes si hay muchos conservadores (de los que el PP se avergüenza) y que se tapan la nariz, porque la tienen pequeña.
Repito, de la definición de Bernstein: "un partido político reformista, SOCIALISTA y democrático". ¿De veras piensa que eso es lo que el PP quiere ser, o cree ser, o sus votantes quieren o creen votar? ¿Y también le parece que no hay contradicción entre lo de la política social "SECULAR y progresista" y el "humanismo cristiano" a que el PP se acoge? ¿Ni la ve entre la socialdemocracia y el "centro-derecha", o encuentra natural que un partido "socialdemócrata", como según usted es el PP, se acoja a una agrupación de partidos "conservadores", o sea acogido por ella? En fin, es vieja la distinción entre un huevo y una castaña; pero también es obvio que a quien esté empeñado en ver una castaña donde hay un huevo, o viceversa, es del todo inútil mostrarle que se equivoca, según el viejo principio de que "no hay peor ciego", etcétera.
Con todo, le agradezco, como siempre, el tono cortés y ponderado de su respuesta, que tanto contrasta con la proclividad (ya mostrada otras veces) de BV a la grosería. Al menos, usted acepta que se pueda discrepar de lo que dice sin incurrir por ello en su colérico anatema. No lo comprende, eso sí, como muestra su observación acerca de los votantes conservadores del PP, incapaces según usted del mínimo de exigencia ética -o de valor personal- que les impediría serlo, de donde se sigue que (puesto que es obvio que los que llaman "progres" son aún más condenables), sólo quien piense como usted tiene sensibilidad ética y valentía, dones éstos de que los demás estamos natural y tristemente privados.
Supongo que usted nos compadece por ello, lo que es de agradecer. A BV no le inspiramos compasión, sino cólera; supongo que, si de él dependiera, se nos prohibiría pensar, o al menos el increíble atrevimiento de decir lo que pensamos. No es ésa mi actitud: a mí me parece muy bien que él piense como quiera, y que lo diga. Es más, según la vieja frase atribuida (erróneamente) a Voltaire, defendería sin dudas su derecho a hacerlo. Sólo le recordaría que los malos modales no añaden nada (al contrario: restan, y no poco) a la razón que uno pueda tener.
"Proclive a la grosería". Me describe bien, la verdad.
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