Paso un día amargo pensando que el 17 que se fue resultó
un año medio malogrado en tantas facetas. Las repaso una por una. Me doy golpes
de pecho, asumiendo mi culpa aquí, allí y más allá. Y, de pronto, caigo en que
tan malo resultó el 17 que ni su examen de conciencia lo pude hacer en su ámbito,
donde correspondía. Estoy haciéndolo en el 18 con un arrepentimiento muy
sanador y propositivo. Es una buena señal para este nuevo año, un signo de
esperanza, me alegro al fin.
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1 comentario:
....lo que viene siendo "alguna resurrección, ninguna muerte".... Feliz Año!
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