Cada vez que llueve y escampa, recito entre risas el haiku de mi hermano Jaime:
Ya sale el sol.
La lluvia se resguarda
bajo los árboles.
Es tan bueno y tan verdadero que bloquea hasta la mínima sombra de Caín que podría cruzar por mis ojos maravillados. Me dan ganas de ponerme bajo un árbol, incluso bajo la macrocarpa del jardín, para calarme hasta los huesos viendo el sol.
4 comentarios:
qué bonito, es verdad...
¿No se le podía sacar más partido al primer verso?:
El sol, de nuevo.
El sol, novísimo.
El sol, qué limpio.
No sé. Qué se te ocurre?
Gracias!
j
Precisamente este mismo haiku salió a relucir durante una sobremesa estas Navidades (en concreto, la tarde de Nochevieja). Carlos Iglesias, José Cereijo y yo hablábamos en ese momento ―jarreaba con fuerza― de haikus, libros de haikus y nuestros ejemplos favoritos. El caso es que Carlos y José no lo recordaban y lo apreciaron incluso en la versión deturpada por mi memoria («Cuando despeja, / la lluvia se cobija / bajo los árboles», o algo así debí de decir; quizá incluso «Cuando escampa…»: y no sé cuál es más dudosa, si la primera versión, asaeteada de jotas, o la segunda, que exige dialefa en el espurio primer verso para llegar a pentasílabo: que Jaime me disculpe). No obstante, la imagen es tan hermosa y tiene tanta gracia, que, hasta desfigurada la letra, la poesía se sigue abriendo paso.
Llevo mucho tiempo citando mal el haiku porque ya no recuerdo dónde lo leí; de hecho, después de recitárselo a ellos, traté de localizarlo en casa para aprenderlo propiamente, pero no hubo forma de encontrarlo, de modo que me ha alegrado leerlo aquí, en su espléndida versión prístina. Con respecto a las variantes que ofrece Jaime para el primer verso, a mí me gusta la sencillez de la original, que contrasta con los dos adefesios con que yo lo remendé. Abrazos.
Rodrigo, qué alegría. Parece que estuve en vuestra envidiable sobremesa y, además, al preferir esta versión, me reafirmas en mi elección. A cambio, te confieso que no era tu memoria, sino probablemente la mía, que lo citó mal alguna vez. Esas jotas son muy jorobadamente máiquez, me temo. El amor a la aliteración no me ha abandonado, pero sale solo y natural en el primer verso de esta versión, que yo también prefiero.
Qureido Rodrigo, debe ser del libro de Haikus que publicó Abel.
Es verdad, es mejor no liar una sencillez natural: no la toqués ya más que dijo no sé quién.
Gracias, j
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