miércoles, 8 de mayo de 2019

Veneno


Yo no habría comprado chucherías para los niños, que tenían su almuerzo y su postre, pero parece que era irremediable. El resultado es que el jardín terminó lleno de chucherías por el todas partes. Algo bastante desolador, y más si se piensa.

Lo primero que decidimos fue encerrar a Aspa en casa por si se daba un atracón y se ponía enferma o diabética. Dimos dos batidas y recogimos mucho, pero no era suficiente. De paso comprobamos que la perra no tenía gran interés en los chupa-chups ni los regalices ni en las gominolas.

Pensé que quizá los gatos callejeros que se cuelan de repente. O incluso las urracas, que no paran. O las hormigas. Incluso tenemos una culebra enorme que merodea los arriates y que quizá fuese golosa. También hay ratas (aunque de campo, naturalmente, queremos creer). Y lirones caretos.

Acabo de darme otra vuelta por el jardín y veo que ningún animal (ni los escarabajos peloteros, siquiera) está por la labor de recoger las golosinas. ¡Hasta qué extremos no serán una basura venenosa!


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