No sólo es que cuando quiero ser mejor cristiano leo el Evangelio, sino también que mi manera de empezar a trabajar mi próximo libro de poesía es leer poesía. Y todavía más: mi intimidad con Leonor, leer en silencio en el cuarto de estar. ¿Y de educar a mis hijos? Leerles por las noches.
Leer, leer.
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