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y aqueste campo riego
con agua de mis ojos, que es de fuego.
Tanto que por mí pierde
de estar cubierto de su rica alfombra,
que en él no hay árbol verde
que al sol defienda su apacible sombra
ni de aljófar lo esmalta
la clara fuente que entre guijas salta.
Por mí el florido mayo
ya no le restituye los colores
ni el sol con puro rayo
abre en los prados las pintadas flores,
ni la rosada aurora
líquidas perlas sobre el campo llora.
Por mí, con tiernas quejas
lamentan las ovejas con la hambre,
y errando las abejas
vuelan perdidas del nativo enjambre;
porque por donde paso
quemo las flores y la yerba abraso.
Luis Martín de la Plaza
1 comentario:
Me gusta mucho "la clara fuente que entre guijas salta".
Y claro, la rosada aurora.
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