viernes, 23 de mayo de 2008

Oh Galilea

El trabajo de mi mujer lo veo con distintos ojos según y cómo. A fin de mes y con la que está cayendo, es una bendición. Cuando uno lleva cuatro días viviendo solo porque ella está de viaje de negocios, es otra cosa. Mientras voy a recogerla a la estación de tren, pondero mis preocupaciones encontradas.

Entonces, desde la radio del coche, me sobresalta de pronto Sergio Dalma cantando a voz en grito “Oh Galilea”. Observo la letra: habla de la alegría incontenible que embarga al cantante porque conocerá por fin a una chica, llamada por lo visto Galilea, con la que se lleva carteando un tiempo. Destaca la euforia afónica de Dalma; y da cierta aprensión también, porque a saber lo que se va a encontrar el buen hombre, o si él mismo no decepcionará tal vez a Galilea. Cabe dentro de lo posible que a ella no le guste el pop melódico ni bailar pegados es bailar, etc.

Yo, en cambio, sé lo que me voy a encontrar, y es estupendo. Y a estas alturas mi mujer conoce lo que hay, y según asegura no le parece mal del todo. ¡Oh Galilea! ¿Cómo se puede merecer más una canción una cita a ciegas que una vida viéndose? ¿Una aventura fugaz que una aventura pertinaz? Cuando chirriando el tren se para, y ella baja, entre maletas, sonriente y cansada, de vuelta a casa, yo abro los brazos y exclamo: “¡Qué fortuna la mía!” No menciono ni lavadoras ni facturas. Me mira, sorprendida: “Vaya, estás inusualmente contento esta tarde”.

7 comentarios:

Jesús Beades dijo...

¡Qué fortuna la tuya!

Mery dijo...

Esos recibimientos y esas despedidas en la estación de tren siempre me han parecido tocadas de una magia inigualable.

Anónimo dijo...

¿inusualmente contento?

Eso hay que mejorarlo.

Nueve de cada diez pediatras recomiendan reirse varias veces al día para mejorar la salud.

Y además es bueno para el pelo.

Juan Ignacio dijo...

Cabe dentro de lo posible que a ella no le guste el pop melódico ni bailar pegados es bailar, etc.

Suena a esas frases geniales una tras otra que tira Ibañez Langlois...

Carlos RM dijo...

Hay que felicitarte: por el artículo, por echarla de menos, por ir a buscarla a la estación y por encontrarla. Y qué bien citarla a ella citando a Waugh.

Lestat_De_Lioncourt dijo...

Tengo que decirle que tengo en mis manos un artículo suyo, lo recorté de un periódico y he estado pensando en él unos días.

"mañana será igual"

Decía en este pequeño espacio cómo sería la reacción de cada quien según fueran sus ideas. Pues bien, no le conocía hasta que deparé en ese periódico que leí porque esperaba a una persona. Si no lo hubiera ojeado no me hubiera preguntado para mí mismo si mañana será igual. Y yo he llegado a la clave para mí, quizás para usted no. Soy pesimista y tal como vamos, más para atrás que para delante, vamos hacia un no-mañana, es decir vive hoy porque el mañana está oscuro. Para mí no hay mañanas, porque todo está contaminado, todo lleno de miseria, de ruina y da igual a que partido votes, pues sus promesas quedan en eso...promesas y prometer es fácil.

No se preocupe por el mañana, preocúpese por el día de hoy. Es lo que dije mentalmente tras leer su artículo.

Antes que preguntarse por el mañana, hay que preguntarse por el día en el que nos levantamos, nos vestimos y empezamos todo...el cómo mejorar cada día.

Sobre su blog, tengo que decir que me parece que tiene un gran contenido y si me da usted permiso, si no le parezco irreverente y mal educado, me pasaré a ojear si hay textos como el de hoy.

E. G-Máiquez dijo...

Gracias a todos. Y a Lestat: ven cuando quieras, por supuesto, ésta es tu casa. Tu consejo me lo aplicaré, por supuesto, intentando vivir bien el hoy, que el punto de contacto con la eternidad. Me ha gustado mucho saber que cómo tropezaste con mi artículo en el periódico. Abrazo agradecido.