viernes, 20 de noviembre de 2009

Un vaso de violetas

Resulta inverosímil, pero es verdad. La misma mañana (ayer) en que dejaba, con la maleta bien llena, el Hotel Universo, de JLGM, donde he pasado una temporada agradabilísima, me preguntaba qué nuevo dietario ocuparía el hueco de ese género en mi mesilla de noche. Recogí (en todos los sentidos del verbo) un tomo de Desde la última vuelta del camino de Baroja, pero inapetente, quizá porque la gripe daba la última vuelta de tuerca sobre mi estrujado estómago. Entonces llamaron a mi puerta. Eso, a un fervoroso lector de Jorge Manrique, siempre le sobresalta. Abrí. Era un paquete de Pre-Textos con Troppo vero dentro y, además, Vidario, subtitulado a propósito del Salón de pasos perdidos de Andrés Trapiello, do participo.

Encaminé mis pasos a leerme, como era de esperar. Me encontré en la pág. 185, acompañado de un dibujo precioso de Manuel Benítez Reyes en la 184: un vaso con violetas. Leerme me supo raro: sospecho (y ya lo he certificado en varias calas a lo largo y ancho del tomo) que diré en parte lo mismo que todos, y me fastidia; pero salir en parte por peteneras, tampoco tranquiliza. Los monográficos es lo que tienen.

Ahora bien, qué gusto cerrar el libro y saber que me quedo cara a cara con ese precioso vaso con violetas, y cómo tienen que oler por las noches en la intimidad nemorosa de las estanterías.

(Son también un símbolo afortunado de la buena compañía en la que —de la noche a la mañana— me veo.)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Enrique, ¿creo entender que Vidario es una especie de homenaje al Salón de pasos perdidos por parte de otros escritores?

¿Puede por favor ampliar?

Gracias,
Enric

E. G-Máiquez dijo...

Lo has entendido perfectamente, Enric. Un buen puñado de amigos de Andrés, escritores y pintores, dando su visión de los diarios. Parece que se venderá como anexo de Troppo vero. He buscado por internet y no he encontrado ninguna noticia exhaustiva, pero seguiremos informando. Un abrazo.

carmen dijo...

Me llamaron esta mañana de mi librería para decirme que había llegado parte de mi encargo.Acabo de llegar de la calle feliz con el Diario y el Vidario y con la necesidad de contártelo y me encuentro esta entrada. Ya los comentaremos. Un abrazo grande.

Anónimo dijo...

Es curioso que en los libros "corales" lo primero que haga cada autor (supongo) sea leerse a sí mismo. Es lo que solemos hacer cuando nos muestran la fotografía de un grupo: focalizamos la atención en
nuestra imagen