lunes, 25 de enero de 2010

Aluvial en la lluvia

Aunque no se haya notado en el blogg, porque tiré de artículos, este fin de semana he estado de retiro espiritual. En un intervalo entre chaparrones salí a tomar el fresco al jardín de la casa. Llevaba un libro de poesía que leía de pie, tan mojados estaban los bancos. Se me acercó sigilosamente un espontáneo para decirme, guiñándome un ojo, que los versos no eran lo más ortodoxo en un curso de retiro. Yo le sonreí, porque tampoco se debe hablar mucho y porque no tenía respuesta.

En mi defensa, pensé, podría argumentar que, igual que ese fin de semana seguíamos comiendo —y muy bien— y durmiendo —regular—, para mí también era una primera necesidad, prácticamente fisiológica, leer un mínimo de poesía. Pero habría sido una defensa de abogado, un tanto sofista y bastante pedante… Y la réplica entonces hubiese salido sola: “Bueno, vale, pues tráete un pequeño volumen de san Juan de la Cruz o Escrito a cada instante, de Leopoldo Panero o, por lo menos, Hombre de Dios de José María Valverde; pero no Aluvial, de Tomás Segovia”.

Viendo que me estaba haciendo un lío y que no leía, el Barbero se apresuró a cortar el nudo gordiano con estos subrayados suyos:
Todas las aves son
Aves del paraíso
*
El día ya impaciente se ha asomado
A ver si está bien puesto el mundo

*
Hay veces que el olvido es una fuerza
*
… pregunto si no será mi vida
La que podría estar
Acaso con justicia descontenta de mí.

*
Aquellos días en que cada hora
Ocupaba ella sola toda el tiempo.
*
Muchas veces por gusto
Pero por obediencia siempre
Aceptar decir bien
[…]
Lo que está a punto de pedir ser dicho.

*
Se me iba dando el mundo
Y yo con mi palabra
Todo se lo iba devolviendo siempre.

*
Y vi que no le perdonaban
Que no quisiera dominar el mundo.
[a la belleza]
*
Y me callo admirando la equidad prodigiosa
Con que este mundo cuida por igual
De todas sus minucias.

*
Y en mí, ¿cómo cabría
Esta mañana en la que cabe todo?
Cielo
Alma
Nada acaba?

*
Seguros de que toda nuestra carga
[…]
Hoy no pesa — sostiene.
*
Qué podrá ser esto que empieza ahora.
Terminé el libro cuando una campanita nos llamaba para la siguiente plática. Mientras que regresaba rápido a la casa y con cuidado de no meter el pie en ningún charco, di con la siguiente ley, o ley todavía no, con la siguiente hipótesis: “Poesía auténtica es aquella susceptible de ser llevada a la oración”.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Otra? hipótesis: subyace oración en toda poesía que implique asombro ante lo que hay.
Jilguero

ACdR dijo...

¿Qué es un día sin poesía pues? Gracias por compartir esa dosis diaria; suscribo la hipótesis de Jilguero.

Cristina Brackelmanns dijo...

Qué espontáneo más raro, igual sólo quería que le prestases un poco el libro.
Y a esa hipótesis le daría rango de ley, no hay mejor criterio de autenticidad, y no sólo para la poesía.
Muchas gracias por el Aluvial. Es la segunda vez que, por una entrada tuya, anoto "Tomás Segovia" en la lista de libros a buscar. Ahora sí que cae.

Juan Ignacio dijo...

Anotamos la hipóstesis y esperamos su evolución.

Mi elección:
"pregunto si no será mi vida
La que podría estar
Acaso con justicia descontenta de mí."

Carlos RM dijo...

No sé yo si esa teoría... Pienso por ejemplo en los poemas de Pedro Sevilla a Carolina de Mónaco (que me parecen enormes) y lo de "llevarlos" a la oración como que no. No al menos en el sentido, quizá deformado, que tengo del método. Pero ahora que lo repienso, si exclama uno "Dios mío, qué buenos" ya está orando.

E. G-Máiquez dijo...

Qué bien que no te decidieras entonces, CB, porque Aluvial es el libro. Y ojo a la sección "Salvaciones": es extraordinaria.

Y bien hecho por CRM: porque efectivamente son buenos poemas esos de Pedro y no valen para llevarlos a la oración. Ahora que, sin salirnos de Sevilla, (y empezamos en Segovia), a medida que uno avanza en su obra los poemas se van oracionando, por así decir. Y con algunos de Tierra leve bien se puede meditar acerca de los novísimos. Los de Aún hay sol en las bardas parecen más apropidados para las virtudes teologales, la esperanza, por supuesto, y la caridad o el amor en cada línea.

Yo creo que para elevar la hipótesis la elevamos a ley, como queremos CB y yo, hay que pasar por la aguda observación de Jilguero, jaleada por AR: qué maravilla lo que hay, que lo haya.

Y eso os incluye: muchas gracias.

También, JI, las daremos por nuestra vida, aunque ella se haga la descontenta con nosotros (pero con la boca chica).