Quién le iba a decir a Miguel d'Ors, que estrena libro, que su poema más actual iba a ser uno del siglo pasado, del 82. Pero la poesía es así. Ya hemos empezado; y alguien, que no puedo ser yo, que me acusan luego de epígono, podría ponerse a tomar notas, y si sabe taquigrafía mejor, --antineoliberal, ortodoxo, social, de Comunión y liberación, ah-ya-sabemos-los-jesuitas, chestertoniano, argentino, italiano...-- para escribir "Toda la verdad sobre Francisco I". Será un poema tan glorioso y feliz como el de d'Ors, que, mientras tanto y mutatis mutandis, aunque poco mutandis, laus Deo, nos puede servir la mar de bien para ir escuchando los medios de comunicación social con una carcajada:
TODA LA VERDAD SOBRE JUAN PABLO II
Qué sabrá él de la vida de la gente diaria
siempre retirado allá en lo alto del Vaticano
si apenas conoce nuestro mundo occidental
y casi nunca está en el Vaticano qué irresponsabilidad
tanto viajar de un sitio para otro
porque cómo podrá comprender otras culturas
si sólo conoce el mundo occidental
y lo que dice interesa únicamente a cuatro viejas
pero siempre se pone del lado del capital
y a qué viene todo ese fanatismo masivo de los jóvenes
ni que fuera los Rolling Stones
qué pesado siempre con los obreros los obreros
amargándonos la vida
tan conservador
que hasta se ha empeñado en imponer cambios
en las costumbres tradicionales de la curia
siempre tan débil dejándose influir por lo que dice el Opus
que viaje todo lo que le dé la gana a mí me es indiferente
y es tan autoritario que nunca tiene en cuenta lo que le dicen
y además no soporto que esté siempre viajando de un lado para otro.
6/7-X-82
10 comentarios:
Pues la verdad, a mí no me parece un poema. Es una especie de reflexión u opinión, troceada o cortada como con unas tijeras, línea "pacá", línea "pallá". Digo líneas, no versos.
El lenguaje poético es un intento por estirar o tensar las palabras para expresar emociones que normalmente no pueden decirse con el lenguaje. Y eso no ocurre, para nada, en este no-poema.
........
Por otro lado (y perdone que me ponga un poco a lo Ricardo Senabre), la expresión latina no es "mutatis mutandi". "Mutandi" sería un genitivo verbal, como en "modus vivendi" o "modus operandi". O sea, significaría "cambiadas de cambiar". Lo cual no tiene sentido.
La locución latina correcta es "mutatis mutandis", esto es, dos participios en ablativo plural, el segundo con el interfijo "nd" que expresa obligación (como en ageNDa: lo que hay que hacer). Así se logra el significado de “cambiadas las cosas que deban cambiarse”.
(Perdón por ser tan pejiguera. No todos en zUmO dE pOeSíA somos así.)
Saludos cordiales.
126Por lo poco que conozco y por lo visto ayer por la tarde. A este nuevo Papa, ¿un haiku?
Con buen humor y mucha esperanza.
Saludos
Para mí lo de D'Ors es un poema. Lo que no es en absoluto -no al menos en español- es una opinión o reflexión, salvo que la inteligencia del lector no logre superar el muy menor obstáculo que viene dado por el hecho de que contiene un conjunto (absurdo, muy familiar en estos días) de opiniones chorras.
Enhorabuena a todos por la gran alegría de volver a tener un Pastor según el corazón de Dios, aunque haya que soportar la molestia, pequeña pero amplificada por los Medios de Formación de Masas, de los "sabios del mundo" dándonos su "opinión informada".
Fue con este con el que me engaché a d'Ors, ojeando la antologia suya (o sea, la tuya). Y con un par de personas me pasó lo mismo que a ti con el cura ese :).
Poema o no-poema, yo tampoco tengo muy claro el límite, la verdad; sé que me gusta, el resto se lo dejo a los teóricos. Un tipo que conocí de Bellas Artes defendía que incluso las típicas exposiciones mierda de arte moderno (tipo: una habitación inmensa con un post-it pegado en una pared) son arte porque te provocan sensaciones como cabreo, indignación... Boh.
Algo que me alegra especialmente de Francisco I es el hecho de que sea químico, ¡al fin una mente científica en estas cosas! Y de lo que comenten los medios de comunicación, como dirían los romanos: e sticazzi!!
Qué graciosos esos enfadados con el poema de d'Ors, más papistas que el poema, podríamos decir. "El muy menor obstáculo", dice Balaverde, tan dotado para el epigrama. Donde pone el ojo pone la verde, verdaderamente.
Y sí, enhorabuenas químicas, jesuíticas, argentinas y tutti quanti [si así se dice]
Ah, perdón, que la idea del haiku, que leí esta mañana, me pareció excelente. Un haiku muy ancho: con gran sencillez y mucho espacio para el silencio, donde hincarnos de rodilla.
Breve silencio
blanco y grande: en él cabe
una oración.
En el blog "crisis de papel", de José Luis García Martín, alguien puso un enlace en el que pueden leerse varios poemas del último libro de Miguel d´ Ors. Y éstos sí son poemas (y no el mazacote ese que -con todos los respetos: es sólo una opinión- aparece en la entrada).
Pues bien, en desagravio al Sr. d´ Ors (él mismo se autoagravió al escribir esa cosa), ahí va uno de sus poemas-poemas:
Perdón pido a la vida por aquel
disparo con el que una mañana de verano,
allá en mil novecientos quizá cincuenta y nueve,
le arrebaté de golpe una oropéndola.
Cayó precipitada entre las hojas
ásperas y las gruesas ramas grises,
con algo de elefante, de la higuera
del Portal, donde, orondas de dulzura,
relucían al sol, tentadoras, las brevas.
Y quedó en la mañana
un extraño silencio que olía a pólvora.
Al cabo de los años, todavía
a veces veo en mi mano
aquella alhaja voladora, el velo
con que la muerte iba empañando sus ojos,
aquel rubí brotándole del pecho.
Perdón pido a la vida ahora que el tiempo
va expulsándome de ella,
ahora que sé el valor de cada vuelo,
de cada canto y cada nuevo día.
Ojalá que estos versos tuvieran el poder
de alzar en esta página unas ramas de higuera
con sol y grandes brevas, y en ellas devolverle
al mundo una oropéndola.
Con la venia, con pudor:
El infinito
acaso es este instante
callado, blanco.
Por cierto, quizá este sea un papa muy argentino, por lo blanco, digo.
Con la venia, con pudor:
El infinito
acaso es este instante
callado, blanco.
Por cierto, quizá este sea un papa muy argentino, por lo blanco, digo.
El mío:
Fumata blanca:
alegría de ser
otra vez hija.
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