lunes, 31 de diciembre de 2018

Doce campanitas


[Esta vez las doce campanadas me han cogido desprevenido. ¿Ya se ha acabado el año? ¡Si acababa de empezar...! En vez de darla con las uvas de otro autor, como otros años, he revisado algunos aforismos que he escrito en los márgenes del año. Que el 2019 sea más lento, más feraz en aforismos y tan feliz y tan campante, campana sobre campana, como éste]






Días muy largos hacen semanas muy cortas y años instantáneos. 
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No estar atento al presente es como el niño mimado que recibe regalos y ni les quita el papel.
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Era tan partidario de la existencia, que hasta la cruda realidad le parecía un steak tartar.
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Cara de asco
El asco será por algo, sí, pero mucho cuidado porque la cara es la tuya.
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El Purgatorio es igual que el escritor que sigue corrigiéndose en galeradas y aún en ferros.
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Leo que «Laetitia» que viene de «latus», ancho. Y debe de ser, porque los tristes resultan siempre tan estrechos…
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El culmen de la libertad es entregarla.
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Lo malo que tiene el ascetismo: visto desde fuera y juzgando por los resultados, siempre se queda corto.
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La belleza, además, defrauda a Hacienda.
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LEER
Con pasión sin compasión.
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¿Se notará tanto mi vanidad como la de los demás?
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El dolor explica el tiempo y la alegría, la eternidad. 




2 comentarios:

Unknown dijo...

¡Magnífico Enrique! Mi favorito el último. Excelente broche para el año.

Anónimo dijo...

Magnífico racimo. Me quedo con febrero, abril, noviembre y diciembre, pero no sé si al 1º le falta un "ser" (No estar atento al presente es ser como el niño mimado que recibe regalos y ni les quita el papel), y al último quizá le hace una putadita la coma (quedaría "El dolor explica el tiempo, y la alegría la eternidad"). Que tengas un muy feliz 2019,te deseo y me deseo que sigas sudando tinta.
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Estoy viendo el concierto de año nuevo y no veas cómo se te parece el director.

El jinete puntilloso.