Carmen está mala, no ha ido al cole.
Cada mañana, temprano, cuando se levantan, Enrique viene corriendo a rezar conmigo y Carmen remolonea. Yo me temía que era poco piadosa y me daba pena.
Sin embargo, esta mañana, como pasó tan mala noche, ha tenido un despertar mariano, a las 12, hora del Ángelus. Ha amanecido radiante, descansada. Lo primero que ha hecho, como su hermano a las siete menos cuarto, ha sido venir corriendoa mi mesa para rezar:
Bendita sea la luz
y la Santa Veracruz,
etc.
He caído en la cuenta de que no es falta de piedad, sino sobra de sueño, como, por otra parte, me pasa a mí por las mañanas. He dicho un «amén» gozoso, que ha sonado a Aleluya.
Qué bien que se pusiese mala.
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Mientras yo corregía los poemas de mi próximo libro, ella los leía, su barbilla apoyada sobre mi hombro. Con voz triste me ha dicho: "No rima casi ninguno; vas a tener que empezar de nuevo".
* * *
A la hora de comer, se ha sentado muy contenta con su madre y conmigo. Había lentejas y mis hijos, que consideran que la poesía, sobre todo si rima, es sagrada, han hecho un conjuro de "Lentejas / si quieres las tomas / y si no las dejas". Es el único plato, por tanto, del que no podemos obligarles a tomar ni dos cucharadas. "Lo dice el poema", alegan y yo, encantado de ese poderío poético, doy mi brazo a torcer. Su madre tuerce la cara. Pero hoy Leonor estaba inspirada y a contestados: "Lentejas,/ si quieres las tomas / y si no... te las meto por las orejas". Carmen ha comprendido que se había quedado sin argumentos.
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2 comentarios:
No es para publicar este comentario, sino para hacerle caer en la cuenta de la errata: "a contestados". Por mi parte, agradecerle este magnífico blog.
Muchos saludos de Antonio, desde Valencia
La poesía sirve hasta para comer.
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