martes, 11 de julio de 2006

Prosa de la experiencia


El hombre, con ochenta y tantos años, y unos cuantos ataques de corazón y alguna lesión cerebral, me decía al comentarme una extravagante anécdota que le acaba de ocurrir: “Al menos me servirá de experiencia”.

7 comentarios:

E. G-Máiquez dijo...

Efectivamente, Mora-Fandos: es gracioso y verdadero, por eso emociona...
Hasta la cola todo es toro, que dicen los taurinos.

Anónimo dijo...

un pequeño dibujo que goya hizo a los 80 años, muestra a un viejo barbudo que apenas puede andar con dos bastones, uno en cada mano; arriba, escrito por el maestro, pone: "Aun aprendo". Siempre me ha parecido uno de los dibujos mas emocionantes de Goya

E. G-Máiquez dijo...

Contigo, aún aprendo. Aprovecho tu información, Jaime, y subo el dibujo moral de Goya. Gracias a ambos.

Juan Ignacio dijo...

Si permanecer en la gracia de Dios es un trabajo constante (más que un trabajo es una "disposición" constante), el aprender también es algo constante, sólo termina con la muerte.

Jesús Beades dijo...

No termina, Juan Ignacio, se transforma...

Corina Dávalos dijo...

Precioso el grabado de Goya, uno de mis favoritos. Realmente muestra la grandeza de Goya, esos son los auténticos maestros, no los que constantemente enseñan sino los que constantemente aprenden y tienen la generosidad de ponerlo a disposición....por estos barrios visrtuales he encontrado unos cuantos...

Juan Ignacio dijo...

¿Cómo "se transforma"? ¿Acaso seguimos aprendiendo en el cielo (si es que por ventura nos toca ese destino)?

Aprendemos en el cielo, puede ser, pero lo hacemos instantaneamente y de una sóla vez...

Digo yo... no sé...