miércoles, 27 de junio de 2007

Mi mamá me mima

Mientras escribía este artículo, me asaltó una duda. ¿Por qué será que en poesía hay más y sobre todo mejores poemas a los padres que a las madres? Es posible que tenga yo razón (sin que sirva de precedente) y que el tema "madre" sea muy difícil por culpa de su fácil ternurismo. Tampoco se puede descartar nunca el peso de la tradición. Las Coplas a la muerte de su padre son muchas coplas. Y más allá, tenemos la devoción de Telémaco y la piedad de Eneas. No se me ocurren más motivos, porque el paralizante complejo del complejo de Edipo lo inoculó Freud mucho más tarde, y la cosa, como vemos, viene desde antiguo.

Pero el hecho es indudable --hasta que ustedes no me demuestren lo contrario al menos -- y llega hasta nuestros días. La obra de Juan Luis Panero podría titularse Copas a la muerte de su padre; las Canciones de José Mateos son, en buena parte, una conversación con su padre muerto; y qué tres sonetos dedican qué tres poetas a sus respectivos padres:

Antonio Machado:
Jorge Luis Borges:
Bruscamente la tarde se ha aclarado
Porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
Que sin duda sucede en el pasado.
Quien la oye caer ha recobrado
El tiempo en que la suerte venturosa
Le reveló una flor llamada rosa
Y el curioso color del colorado.
Esta lluvia que ciega los cristales
Alegrará en perdidos arrabales
Las negras uvas de una parra en cierto
Patio que ya no existe. La mojada
Tarde me trae la voz, la voz deseada,
De mi padre que vuelve y que no ha muerto.
Miguel d'Ors:
Que de todas las fechas de su vida
perdure para siempre en esta hoja
aquélla, que contiene, resumida,
su más honda verdad: con boina roja,
el máuser, el detente y el fulgor
de un sueño ennobleciéndole la cara,
oye acercarse la batalla por
los recios campos de Guadalajara.
Con un trasfondo de ametralladora
se eleva una oración de su alma fuerte.
Llega la prueba ya. Llega la hora
de mirarle a los ojos a la muerte.
Adivino la Eneida en su bolsillo
con un olor a pólvora y tomillo.
Podría haber escrito sobre esto, pero tengo que pensarlo mejor. En la poesía popular hay madres dulcísimas, aunque más como interlocutoras que como protagonistas, me parece. Lo complicado de los juicios poéticos es que la cantidad no vale nada. Y que la calidad puede estar agazapada en dos pequeños versos, como en éstos del refranero, que tal vez tiran por tierra toda mi teoría:
Amor de madre,
lo demás es aire.

Esta luz de Sevilla... Es el palacio
donde nací, con su rumor de fuente.
Mi padre, en su despacho. —La alta frente,
la breve mosca, y el bigote lacio—.


Mi padre, aún joven. Lee, escribe, hojea
sus libros y medita. Se levanta;
va hacia la puerta del jardín. Pasea.
A veces habla solo, a veces canta.

Sus grandes ojos de mirar inquieto
ahora vagar parecen, sin objeto
donde puedan posar, en el vacío.

Ya escapan de su ayer a su mañana;
ya miran en el tiempo, ¡padre mío!,
piadosamente mi cabeza cana.

17 comentarios:

Adaldrida dijo...

qué grandes poemas y qué gran artículo!

Anónimo dijo...

Estoy embarazada de ocho meses, apenas he podido dormir, me duele todo el cuerpo y en este momento, me pesan los ojos y me cuesta concentrarme, sólo se me ocurre decirles a ustedes los poetas una cosa: ¡Desagradecidos!

Anónimo dijo...

Quizás es porque la figura del padre "tradicionalmente" (menudo palabro) está más alejada del nucleo familiar que la de la madre y ver al padre con cierta distancia le da al poeta más margen para imaginar, recrear y crear un personaje poético. La madre es la que tiene un contacto mayor y por eso aparece como interlocutor. No es mi caso ya que mi madre es una ejecutiva agresiva y mi padre un amo de casa. Voy a escribirle un sonetazo a mi madre!!

Dal dijo...

Magníficos poemas los tres, enorme Borges.

Por cierto Borges también tiene otro soneto a su madre (Heráclito), muy semejante a éste que transcribes. Se pasa todo el soneto hablando de Heráclito, el río etc. y únicamente en los dos últimos versos dice que hay un hombre que teje endecasílabos para no pensar en Buenos Aires y en los rostros queridos, porque uno falta. Acababa de fallecer su madre, que entre otras virtudes contaba con la de llamarse Leonor.

Enrique Baltanás dijo...

Es verdad, Antonio Machado nunca le escribió un poema a su madre, pero vivió unido con ella siempre y hasta casi que murió con ella.. Y tiene razón la musa popular. Lo demás es aire.
La madre es sin porqué.

Corina Dávalos dijo...

Yo no sé si es miedo al ternurismo o sencillamente que las madres son... ¡inabarcables! Por cierto, tú tienes un poema (o dos)a tu madre, aquel de "cómo eres" es genial.

E. G-Máiquez dijo...

Tú sí que eres genial, AnaCó.

Arancha, por eso las madres prefieren tener hijos notarios que poetas, digo yo. Ánimo con el embarazo, que ya queda menos.

Rebelde, ¿"tradicionalmente" es un palabro? Vaya, vaya... Esperamos tu sonetazo, eh.

Cierto, borgiano Dal, que la madre gravita sobre ese poema que dices de La moneda de hierro, pero no la nombra. En "Remordimiento", que es quizá mi soneto favorito de Borges, se habla sólo de "mis padres" aunque fue motivado por la muerte de Leonor Acevedo. Y en el mismo libro, sin embargo, este otro soneto:
A mi padre
Tú quisiste morir enteramente.
La carne y la gran alma. Tú quisiste
Entrar en la otra sombra sin el triste
Gemido del medroso y del doliente.
Te hemos visto morir con el tranquilo
Ánimo de tu padre ante las balas.
La roja guerra no te dio sus alas,
La lenta parca fue cortando el hilo.
Te hemos visto morir sonriente y ciego.
Nada esperabas ver del otro lado,
Pero tu sombra acaso ha divisado
Los arquetipos que Platón el Griego
Soñó y que me explicabas. Nadie sabe
De que mañana el mármol es la llave.

Anónimo dijo...

Según la escribía me ha sonado rara, ¿será culpa de ZP?, es broma, ¿No sentís que hay palabras que tienen significantes raros, igual que otras tienen significantes que os gustan mucho? a mi me gusta el significante "gengibre"!! No todo iba a ser significado ¿no?

Anónimo dijo...

Tanto significante tanto significante y creo que he escrito mal y he puesto gengibre cuando quería decir jengibre!! Si es que tanto Terraza e Inca Garcilaso me está dejando loco!!!

Anónimo dijo...

Con respecto a la confusión entre el poema de Borges que atribuyen en el enlace que nos brindas a Neruda, para mi no es cosa tan extraña, Octavio Paz nos aclaró que Neruda tiene confianza en los significados y que Borges muestra el revés del significado, tienen relación al fin, aunque Neruda dijese que Borges se preocupaba de los problemas de la cultura, que a su juicio no eran humanos. Políticamente muy diferentes,¿y qué? No nos hablan los dos de los crepúsculos.
Tiquismiquis, los dos son geniales.

Joaquín dijo...

Así a primera vista no sabría decir si hay más poemas al padre que a la madre. Creo que abundan los poemas a los hijos, incluso a los nietos.

En cuanto a poemas materno-filiales, Dámaso Alonso tiene dos poemas que me parecen capitales, antológicos, imprescindibles: 'La madre' y 'Las alas', ambos del mismo libro: "Hijos de la ira".

E. G-Máiquez dijo...

¡Exacto, Joaquín! Muchas gracias por el dato, que se me había traspapelado. Ya sabía yo que antes de publicar mi teoría era conveniente contrastarla con vosotros... No son mis poemas favoritos, pero sin duda son grandes poemas y están dedicados a la madre.

Anónimo dijo...

Ya que ha salido Neruda a colación, también él dedicó poemas a una madre que no llegó a conocer:
LUNA
Cuando nací mi madre se moría
con una santidad de anima en pena.
Era su cuerpo transparente, Ella tenía
bajo la carne un luminar de estrellas.
Ella murió. Y nací. Por eso llevo
un invisible río entre las venas,
un invencible canto de crepúsculo
que me enciende la risa y me la hiela.

Humildes versos para que descanse mi madre:
Madre mía, he llegado tarde para besarte
y para que con tus manos puras me bendijeras;
ya tu paso de luz iba extinguiéndose
y había comenzado a volver a la tierra.
Pediste poco en este mundo madre mía.
Tal vez este puñado de violetas mojadas
está de más entre tus dulces manos
que no pidieron nada.

Seguro que J.L.B. idolatraba a Leonor Acevedo, aunque en momentos la odiara, porque la vivió, pero seguro que no es menos cierto que Pablo Neruda no quiso menos a Rosa Neftali Basolato, aunque el destino no les deparase la posibilidad de llegar a odiarse, que supongo ya habrían querido madre e hijo. En esto si que eran iguales, como lo somos todos.

Joaquín dijo...

Este poema de César Vallejo también es muy interesante:

LOS PASOS LEJANOS

Mi padre duerme. Su semblante augusto
figura un apacible corazón;
está ahora tan dulce...
si hay algo en él de amargo, seré yo.

Hay soledad en el hogar; se reza;
y no hay noticias de los hijos hoy.
Mi padre se despierta, ausculta
la huida a Egipto, el restañante adiós.
Está ahora tan cerca;
si hay algo en él de lejos, seré yo.

Y mi madre pasea allá en los huertos,
saboreando un sabor ya sin sabor.
Está ahora tan suave,
tan ala, tan salida, tan amor.

Hay soledad en el hogar sin bulla,
sin noticias, sin verde, sin niñez.
Y si hay algo quebrado en esta tarde,
y que baja y que cruje,
son dos viejos caminos blancos, curvos.
Por ellos va mi corazón a pie.

Anónimo dijo...

Magnífica entrada y enormes comentarios. El poema de Borges, de antología (como todos). De poesía, la verdad es que no se me viene a la cabeza ningún poema grande dedicado a la madre. Sí de otras disciplinas artísticas: así, por ejemplo, la madre de la película "¡Qué verde era mi valle!" de John Ford. Y a ver quién es el guapo que niega que Ford fuera un poeta...

Y por supuesto, todas las Dolorosas y Pietás del Barroco, en pintura y escultura. Como dice Scott Hahn cuando se convierte del protestantismo al catolicismo: "¡Tenemos Madre!".

Gracias por la entrada, como siempre.

Calzasachos dijo...

Lo de las alabanzas a Neruda por el poema de Borges tiene –creo- toda la pinta de haber sido obra de algún bromista que ha ido mandando comentarios bajo distintos nombres; hay mucho graciosillo suelto por ahí.
En fin, si así fuera, sería una broma simpática por parte de alguien que sabía lo mal que se caían los dos (el pobre Borges se removería en su tumba, sí; pero no creo que a Carlos Argentino Danieri –más conocido con el pseudónimo de Pablo Neruda- le hiciera mucha gracia la cosa...).

Son Poemas dijo...

Creo que, es más, un rescatar que viene con el tiempo... meditar, crecer. Y no siempre una realidad.
Gracias.

Saludos,
LR.