domingo, 17 de junio de 2007

Poema de circunstancias

A primera vista puede parecer abusivo que un señor me llame por teléfono —cuando la musa no lo hace ni por caridad— y me pida un soneto con acrósticos dedicado a sus nietos para abrir un auto sacramental de su invención. Sin embargo, ese señor, de nombre Luis Suárez, pertenece a una familia que es amiga de la nuestra por cuatro generaciones al menos, porque más allá no se recuerda amistad pero tampoco inquina, y más acá, a ver, pues los hijos de sus hijas ya han jugado alguna vez con el hijo de mi hermano. Se trata además de un sabio muy admirado por uno, tanto en su faceta de profundo conocedor de los laberintos del cante flamenco como de la intrincada historia local. Y finalmente, aunque creo que él no lo sabe, fue un instrumento fundamentalísimo para que me entrase el gusanillo de la columna periodística. Visto lo cual, incluso a alguno de ustedes les parecerá, como a mí, que este poema de circunstancias era muy poco pedir y que yo, al hacerlo, me quedé muy corto. Con todo, os lo largo:
CONSEJO QUE TRANQUILAMENTE PUEDE NO SEGUIRSE O LA SANGRE CON LETRA ENTRA

Atended muy atentos a vuestro abuelo Luis.
Latín sabe y caló y sabe francés
O fransuá, y sabe muy requetebién
Sientos de historias del principio al fin.

No las inventa..., pone perejil,
Ingenio, ajitos y revuelve bien.
Es una virguería oírle a él
Tantas batallas de los romanís.

¡Oh niños, oídle!… O no oídle, da igual:
Siendo sus nietos por vuestras mamás,
DEntro lleváis sangre de este señor

Llamado o abuelo o Luis Suárez, según
Ustedes lo llamen o yo,
I Su sangre es de letras, de cante y de luz.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad es que es difícil hacer un comentario, quizá por eso no los hay; sin ofender te digo, que hacerlos, los haces mejores.
LM

E. G-Máiquez dijo...

Pues sí. Muchas gracias LM