domingo, 14 de junio de 2009

La perla

—Describe la perla por la que arriesgas tu vida allá en lo hondo –le pedí al joven buceador de pulmones de acero.
—Es tan valiosa —me dijo—, que sería la joya en el palacio de un príncipe. Mi choza es el palacio de un príncipe porque, mientras que estoy allá en lo hondo, ella está allí, cocinando al mediodía, regando las macetas por las tardes. Por las mañanas se levanta conmigo y sale hasta la puerta a despedirme. El sol brilla sobre su pelo negro. El viento mueve su pelo como las olas de un mar muy alto. A veces he querido regalarle un collar con las perlas que voy sacando, pero ella no las quiere. No quiere más collar que el de mi abrazo.
[Sobre un microrrelato de Raúl Brasca.]

3 comentarios:

Javier de Navascués dijo...

Hoy no he dormido bien, para variar, y me he levantado tarde. Y ahora voy me encuentro esta perla que has encontrado por ahí... Gracias, amigo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Me gusta el final, es alternativo.

Anónimo dijo...

Rompimiento de gloria. Gracias.