miércoles, 4 de noviembre de 2009

La intimidad intimidada

Quizá automotivado por mis vidas y venidas, el primer párrafo del artículo de hoy es una confesión en toda regla. El resto es política. Pero ese primer párrafo describe exactamente mi actitud como columnista, que no es una actitud de columnista.

7 comentarios:

ACdR dijo...

Muy buen artículo, y no sólo de política: el resto también es de filosofía política. Un buen planteamiento liberal (sin descuidar los fines) que el propio Thoreau hubiera suscrito (otro ejemplo de que lo confesional y beatusille no quita lo político, aunque sea a pesar del escritor).

Jibarito dijo...

Yo, que no soy columnista, me pregunto a veces si merece la pena seguir escuchándolos (a los políticos) y empiezo el diario directamente por los sudokus. Los sudokus tienen una solución previa a las esquelas.

Ana Agüero dijo...

Qué buen artículo, Enrique. Y es verdad que el primer párrafo es espléndido.

Mi manera de pensar también es escribir. Y cómo me he reído con la llegada a las esquelas en paz...

CB dijo...

Bueno, Enrique, columnista se puede ser de varias maneras, mira San Simeón.
Genial lo de la panda de políticos proponiendo "truco o trato", qué horror.

ÁLVARO REAL dijo...

Genial Enrique, genial. En el primer párrafo, (según mi parecer), haces una perfecta explicación de lo que es un columnista cristiano. No sabes hasta que punto me identifico con este Beatus Ille.

Un fuerte abrazo.

Jesús Beades dijo...

Está la cosa mu mala, sí. Quizá de este derrumbe general, surjan humildes construcciones intelectuales, idealistas, sí, como todo lo que nace. Pero vivas, al fin y al cabo. Miremos al cielo, a ver si llueve.

E. G-Máiquez dijo...

Me temo, Álvaro, que es tu inteligencia y tu propia condición la que te hace ver el retrato del columnista cristiano. No está ahí del todo, pero sí en la intención. Y qué ilusión que me la detectes tan bien. A Ana y a CB les diría que nunca fue caballero de damas tan bien leído. A Beades, que amén. A Andoni que le agradezco la tempranera alusión a Thoreau, al que acabo de leer con estusiasmo. Ojalá se me haya pegado algo. Y a Jibarito le confesaré que los sudokus me intraquilizan más que las esquelas: lo de matar el tiempo me parece lo más fúnebre de todo.