viernes, 13 de mayo de 2011

Sí, ya lo sé

Me lo cuenta la madre de la protagonista, que es amiga mía, y aunque ella no se da cuenta, porque tiene otras preocupaciones, su historia tiene la textura emocional de un buen poema. Mi amiga le decía a su hija de 15 o 16 años cada vez que se la cruzaba por el pasillo de la casa: “¡Qué guapa eres!” La respuesta de la muchacha variaba mucho, pero siempre entre los estrechos márgenes de un “¡Uf, qué lata das!” y un “No seas mentirosa, anda, mamá, que no hace tanta falta”. Ahora la niña se ha echado un novio. A la madre le preocupa porque la ve demasiado jovencita. Pero el otro día, cuando se la cruzó por el pasillo y le dijo: “¡Qué guapa eres!”, ella contestó, sonriendo: “Sí, ya lo sé”.

6 comentarios:

José Luis Piquero dijo...

Ja, ja, ja! Genial. Una lección en vena de educo-a-una-adolescente (a mí me va a tocar dentro de nada). Pero lo más tierno de la historia es esa madre que no puede cruzarse con su hija sin decirle lo guapa que es, con ese orgullo legítimo, generoso. Bien, que no dude tu amiga de que lo que está sembrando ahora lo recogerá más adelante; dentro de unos años pero lo recogerá. Porque ese comentario irreprimible dice muchas más cosas.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Jo, qué buena visita, de tan estupendo poeta!
Al reconocer la criatura que ya lo sabe se pierde algo, ¿no? La inocencia, como la Eva desnuda, como si le robaran la ternura a la belleza. Jaime

Anónimo dijo...

Ya dejará de saberlo cualquier día de éstos, y aunque tenga novio se lo tendrá que decir alguien. Mi novia, de nombre María, a la que siempre han distinguido de otras -muchas- con el mismo nombre mediante la aposición "la guapa", esto es, "María la guapa", necesita continuos recordatorios, pese a que su novio -aún incrédulo de su suerte- se encarga de decirle guapa siempre que puede.
Pues una vez llevábamos mucho tiempo sin vernos y salió a mi encuentro toda sonriente y me dijo:

"Jose, yo venía toda preocupada de que estaba fea y me acabo de cruzar con unos policías en la embajada de grecia que me han dicho "morena, guapa, vamos a llevarte detenida en el furgón", y aunque son unos descarados me han dado una alegría y les he dicho "uy, de verdad? Muchas gracias!!" y se han quedao flipaos"
José Luis (sin poder meter mi cuenta google)

Anónimo dijo...

Recuerdo una representación de El divino impaciente (Pemán), en que se venía a decir, Jaime, que el encanto de las rosas es que siendo tan hemosas no conocen que lo son.
Jilguero

José Luis Piquero dijo...

Yo creo, Jaime, que esa pérdida es inevitable e indispensable. No lamentemos lo que tiene que suceder por ley de vida. Es descubrimiento, crecimiento y un poco de tontería. Toda edad es inocente y también es inocente reconocerse. Pero, insisto, cuando haya pasado la tontería, su madre recogerá los frutos de su arrobo y de su enamoramiento de madre, que eso no pasa, no caduca. Lo digo yo, que he sido un hijo bien amado y lo sigo siendo pero no me di cuenta hasta bien crecidito. Es lo mismo.
Saludos cordiales.

Juan Ignacio dijo...

Es genial.

(Y por otro lado: Nadie es profeta en su tierra. Ha tenido que venir a decírselo un muchacho cuando todos los días se lo decía la madre).