domingo, 31 de enero de 2010
El Bulli en la herida
Una paradoja hermana de la de aquellos que predican abnegadamente el egoísmo, la de mi artículo de hoy. Defiendo la calma, y lo escribí a toda pastilla, a contrarreloj. Salta a la vista: me he comido incluso algunas palabras: una "a", un "el" y hasta un "de buscar trabajo". Dije que yo soy de más apetito, y se ve que no mentía.
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7 comentarios:
Albert Boadella dice que la cocina moderna parece concebida para niños caprichosos, en pequeñas cantidades, en puré y engañando visualmente lo que se come.
Estoy de acuerdo con tu reflexión, sobre el privilegio de parar pero en este caso la ocasión la pintan calva. Me paro y además dejo pasar la crisis.
Yo, después de ver esto (¡excelentes fotos!) tuve otra idea de El Bulli: 37 platos, por pequeños que sean, son mucho.
"La sabia serenidad es la apertura a lo eterno. Su puerta se abre sobre los goznes antaño forjados con los enigmas de la vida por un herrero experto".
Martin Heidegger, Der Feldweg.
Sí,sereno, mañana te recordaré en medio de la bulla del instituto
Lo que yo pienso de la noticia lo he dejado en mi blog.
No le quito sus méritos a Adriá, pero ¿realmente es tan importante la noticia del cierre por dos años del Bulli?.
No se,me parece que no.
Creo recordar que para desacreditar la oratoria de los sofistas, Platón, tras analizar sus características, la comparaba con el arte de los cocineros.
Jilguero.
Bien dicho (y recordado) lo de Boadella. Aunque no tiene demasiado mérito que yo se lo aplauda porque dice prácticamente lo mismo que yo. Niños caprichosos y sociedad opulenta son casi sinónimos. Por cierto, que su teatro también parece destinado a niños chillones, ¿o no?
Sí las fotos. Y sobre la infinidad de platos diminutos, habría que pensar también un poco. Suena a lo que comentaba Carmen: "Ésta por papá, ésta por mamá, ésta por el abuelo... y todas por curiosidad".
Gran cita (en la eternidad). Gracias, seguro GdL.
Pues a ver, mi sereno D. V., como te imito.
Exacto, María Jesús, eso es asombroso: las primeras planas que ha conseguido por un cierre de dos años... ¡dentro de dos años! (Y qué suerte la tuya teniendo un yerno cheff!]
Qué tío, Platón. A él, tan espiritual, lo de los cocineros le olería fatal. Menos mal que santa Teresa encontró a Dios entre los pucheros. En cualquier caso, como imagen es muy sabrosa.
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