domingo, 3 de enero de 2010

Esperando a los Reyes

Gasto una ilusión que no me conocía. Deseo fervientemente que vengan los Reyes por la devoción que les tengo, pero no me apetecen cosas como otros años. No he pedido nada de nada, no he podido, y salir de compras me está costando más que nunca. Dando vueltas por casa en estos días de lluvia, he visto libros que me trajeron el año pasado y que no he tenido tiempo de leer en doce meses y otros regalos que apenas asomaron del paquete. Se siente empacho. Pero el mérito de este anticonsumismo no es mío, sino de Carmencita, que también viene por los arenales, aunque con un paso más lento, tan chiquitita es. No queremos nada porque estamos colmados. Teniendo en cuenta que todos los años anteriores esperé con enorme ansiedad tal o cual aparato o cosita, se ve que esta alegría de ahora, tan honda y rebosante, es inédita. Y a los Reyes se la pido para todos vosotros.

8 comentarios:

JuanMa dijo...

Permíteme que te diga que te envidio, Enrique, y, como diría mi amigo Pepe, "con una envidia de confesarse".
Gracias por compartir las alegrías de tus adentros.

Pepe Mendoza dijo...

Pues yo, que odio casi tanto como tú ir de compras, hasta sería capaz de hacer el esfuerzo de pasarme una mañana en un centro comercial si me prestas esa mirada limpia, esa conciencia crítica a la que ninguna dependienta, por muy amable que sea, le va a vender nunca gato por liebre, y, de paso, me sale una columna tan clara como la tuya de hoy. "Caminando entre tantos, yo mato el tiempo tomando notas impresionistas para este artículo". Impresiona, ya lo creo que impresiona

Sindicato de Objetos A la Venta (SOAV) dijo...

Le agradecemos de todo corazón que, saliendo de su -por otra parte lógico- antropocentrismo se haya acordado de nosotros. Es cierta esa angustia de que nadie nos lleve a casa y nos humanice un tanto, entrelazando sus recuerdos entre nuestras humildes moléculas, para siempre. Queremos emitir radiaciones.

carmen dijo...

Tus Reyes de anticiparon este año. Magnífico el artículo.

Anónimo dijo...

Carmen, precioso nombre.
Mi hija es María, por todo lo que rezamos para que viniera.

EL QUIMICO

Juan Ignacio dijo...

¡Qué bueno, qué bueno!

E. G-Máiquez dijo...

Muchísimas gracias a todos. Y JuanMa, no se puede envidiar y a la vez compartir las alegrías del otro. Abrazo muy fuerte.

Anónimo dijo...

¡Me encantan sus artículos!.
Le tengo envidia, sana desde luego, por escribir tan requetebién y además ser sincero.
Le deseo que los Reyes de Oriente le traigan lo que más desee.
Un cordial saludo